Elegido por Diego Maradona en un momento complicado de las eliminatorias para el Mundial de Sudáfrica, Romero supo cómo ganarse el lugar y desde 2009 se hizo dueño del puesto, tras las experiencias de Juan Pablo Carrizo y Mariano Andújar. Eran tiempos en los que atajaba en el AZ Alkmaar, donde conoció a Van Gaal. Después, pasó por Sampdoria y Monaco, donde perdió ritmo, pero se ganó la confianza de Sergio Batista, Alejandro Sabella y Gerardo Martino, quienes le respetaron el lugar. Ahora, en Manchester United, el punto de contacto vuelve a ser el ex entrenador de la selección holandesa.

Sentado en uno de los salones del tercer piso del hotel Four Seasons, Romero dialoga distendido con LA NACION. "Tengo un punto de vista muy frontal, pero tengo una sola manera de hablar y es esa", avisa. Centrado, de hablar tranquilo, analiza las finales perdidas, pero también le da valor a una generación que hizo "resurgir" a la selección. "Se tiene que aceptar, de una vez por todas, que este grupo hizo un cambio importante, demostramos que podemos jugar como quiera el entrenador", destaca.

-¿Imaginabas este presente en la selección? Costaba que se asentara un arquero, pero apareciste y te adueñaste del puesto...

-No, la verdad que no. Mi carrera en la selección fue algo muy rápido. En 2007 fui al Mundial Sub 20; en 2008 fueron los Juegos Olímpicos de Pekín y después me llaman el Coco (Basile) con el Pato (Fillol). Ellos me abrieron la puerta de este lugar. Y en 2009, me convoca Diego (Maradona). Y Diego me dio la llave. Diego me dijo "el arco es tuyo, defendelo". Como me lo había dicho el día antes de la final de los Juegos Olímpicos. Y después se dio el hecho de coincidir con técnicos como Batista, Sabella o Martino. Entrenadores que confiaron o confían en uno. Yo siempre llegué a la selección bien físicamente y mentalmente. Sin partidos en el lomo, pero siempre al 100%.

-Y después de tanta espera llegó Manchester United y esos partidos que los arqueros necesitan.

-Soy un agradecido a Louis van Gaal. A pesar de que había jugado bien un Mundial o una Copa América, se me hacía difícil encontrar un lugar, un club. Yo no siento que todavía me haya ganado un lugar, pero sí que tengo un respaldo muy grande del cuerpo técnico. Y más en el puesto de arquero. Un arquero no rota. Un arquero arranca jugando o arranca esperando. Tenés dos opciones, no podés elegir una tercera. Y él me dio la confianza. Aunque no hice la pretemporada, empecé jugando en el club más grande del mundo, porque lo que es el Manchester es un sueño y Dios quiera que este sueño no se termine.

-En lo grupal, ¿sienten que el destino es injusto para con este grupo de jugadores?

-El destino no se puede cambiar, está escrito. Pero se tiene que aceptar, de una vez por todas, que esta selección hizo un cambio importante y demostró que puede jugar de la manera que quiera el entrenador. Hicimos un gran trabajo con Sabella, pero después llegó Martino y nos pidió lo contrario y le respondimos en la cancha. Creo que cada entrenador sabe que nos podemos adaptar.

-¿Se sienten obligados por poner el listón tan alto?

-Que la selección regrese a las primeros planos ya es un paso adelante. Nosotros nos sentimos obligados por el sólo hecho de vestir la camiseta argentina. En dos años llegamos a dos finales y creo que es el principal paso que hay aceptar, que nosotros logramos eso.

-¿Y si no les toca a ustedes?

-Hay tiempo. Hay mucho tiempo. Nosotros hicimos resurgir a la selección. Quizá le toque a la próxima generación. Y si pasa eso nos vamos a poner contentos todos. Nosotros y los que vendrán.

-¿Algunos compañeros no cargan demasiado con la culpa? Caso Mascherano, por ejemplo.

-Acá, si somos 20, somos 20; si somos 23, somos 23. La culpa es de todos. El grupo gana y el grupo pierde. Soy responsable si me hacen un gol, pero también es responsable el 2, el 5 y el 11. Mascherano es un referente nuestro y quizá se siente más golpeado que los demás, pero estamos todos golpeados de la misma manera.

-¿Analizaron si es algo mental o si es sólo futbolístico?

-Creo que son momentos. Tanto en el Mundial como en la Copa América podríamos haber ganado. En los dos partidos hicimos méritos suficientes y, lamentablemente, uno se nos escapó en el alargue y el otro en los penales. Nosotros esperamos seguir creciendo y darle una alegría a la gente.

-Desde el grupo sostienen que no encuentran otra manera de levantarse que seguir intentando...-Es así: pienso que hicimos y vamos a seguir haciendo todo lo po