Los hechos sucedieron en Nuevo León, Mexico. Dos osos estaban revisando unos basureros cerca de la zona, cuando uno de los dos se decidió a acercarse a unos autos aparcados. 

El oso se acercó con cautela y después de un largo rato mirándolos, se detuvo atrás de una mujer y procedió a pararse en dos patas para poder acariciarle el cabello. La mujer se mantuvo quieta, pero el oso no estaba mostrandose agresivo. 

"Oh, ¡cosita!", dijo una mujer "¡Está acariciándole el pelo!", notó otra, emocionada.

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