Falleció el artista plástico Carlos Regazzoni
Su hijo comunicó la triste noticia a través de las redes sociales
Este fin de semana los fanáticos del arte “reciclada” lloraron la partida, a los 76 años, de Carlos Regazzoni el artista que popularizó su "arte chatarra" y sus singulares esculturas realizadas con materiales en desuso.
La obra de Regazzoni se inmortalizó en esculturas inspiradas en trenes y en insectos, como las hormigas que asoman sobre el techo de un galpón en la porteña avenida Del Libertador, donde funcionó su atelier, cerca de la Estación de Retiro.
Su trabajo no sólo fue conocido en nuestro país y en museos que adquirieron algunas de sus esculturas, sino que el artista comentó que lo contactaron para distintos trabajos jeques árabes, millonarios de Hollywood y estrellas del pop como Madonna.
Su obra alcanzó una verdadera proyección internacional en Francia luego del premiado film "El Hábitat del Gato Viejo" del cineasta Franck Joseph en 1992, un retrato sobre su vida como artista que lo impulsó a la consagración en ese país, tanto que la mitad del año vivía allí: en el castillo de Fontaine Française.
Con un aspecto único y excéntrico de rulos encanecidos, que conjugaba con un estilo desalineado, como las chatarras con las que trabajaba, Regazzoni se definió alguna vez como "un prepotente de la cultura", lo cierto es que no pasaba inadvertido: era un provocador, un atípico dentro del mundo del arte. Para el escultor, el arte era la única forma de salvación frente al "sistema".
Si bien creaba sus esculturas con desechos industriales, como cadenas, válvulas, tambores y trépanos y reciclaba objetos, sus fines, además de estéticos apuntaban a una misión ecológica y social, porque a través de esa producción construía una crítica al sistema y fomentaba la recuperación de materiales reutilizables.
Fascinado con la industria del ferrocarril lo llevó a instalar su atelier en unos galpones ubicados a metros de la Estación de Retiro, donde también vivía. Allí también montó el restaurante, "El Gato Viejo", envuelto entre esculturas gigantes.
Sus obras también se exhiben en parques del barrio porteño de Palermo y una de las más monumentales está instalada en Pico Truncado: un Bridasaurio de 17 metros, que realizó con desechos de la industria petrolera/TELAM