Las mujeres comprometidas con su trabajo y responsabilidades y que no dejan de lado sus pasiones son consideradas únicas y auténticas. Este es el caso de Norma Velardita, profesional sanjuanina madre de tres varones y que divide su tiempo entre la comunicación y el arte.

Entrevistada por Diario 13 San Juan, Norma comenzó la charla confesando que le cuesta describirse a sí misma: “Sería muy fácil decir que soy una mujer, sanjuanina, que se recibió de comunicadora y que trabaja en estos momentos en la Universidad Nacional de San Juan, como docente e investigadora. Que soy madre de tres hijos varones, inagotables en muchos sentidos, que estoy acompañada por mi pareja hace muchos años, que me encanta y disfruto bailar, como también estar con mi familia y amigos. Pero en esencia, creo que soy una mujer que se arma y se desarma, constantemente, y en eso estoy”, dijo Norma.

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Acerca de su profesión como comunicadora Velardita comentó: “Un papel muy importante porque, a pesar del presagio familiar que me iba a morir de hambre, he podido independizarme siendo comunicadora, haciendo lo que me gusta, contando historias en una revista, por ejemplo, que creo que eso es lo principal que hacemos, contamos historias desde diferentes lugares, con distintos enfoques”, comenzó diciendo, luego agregó: “Construimos y deconstruimos, y eso es lo más interesante de la comunicación, esa posibilidad de conocer y cuestionar lo establecido, desde otras voces, con otras miradas. No todo es lo que parece, y hoy, desde la docencia, es lo que pretendo transmitir”, dijo sobre su cargo como titular de la materia Comunicación Gráfica en 2° año y Producción Gráfica Comunitaria y Educativa en 3° de la Facultad de Ciencias Sociales (UNSJ).

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Es conocida la cercanía de Norma a la danza y sobre este tema ella comentó: “Muchas veces me resisto a utilizar la palabra bailarina para caracterizarme. Aunque desde chica he bailado, en institutos, me recibí de profesora de danza clásica, participé en talleres de danza contemporánea, actué y bailé en dos obras de danza-teatro y aún hoy sigo bailando, es como que tiene mucha densidad esa palabra. Tampoco lo considero un pasatiempo, es mucho más que eso, es algo que me conecta con una fibra muy íntima, con la expresión, con el deseo, con el disfrute, con la libertad, con lo lúdico, todo eso que quizás no puedo desplegar en otros ámbitos, lo hago con la danza. Y la adrenalina que implica el escenario, salir y exponerse en carne viva, esa soy yo, una de mis facetas. Es mi refugio”.

Hace años, Norma fue parte de dos obras de danza- teatro: “Despacho de Lamentos”, una creación colectiva de Ana Sánchez, Sofía Spollansky y Ariel Sampaolesi y la puesta “Desvestir Santos” junto a la actriz Andrea Terranova y bajo el mando de Sampaolesi. Sobre esa pasión la entrevistada comentó: Participar en dos obras de teatro fue una experiencia que me marcó profundamente y que disfruté muchísimo, desde los ensayos, los viajes, el vínculo con los compañeros, la energía extrema que hay que saber manejar, los nervios antes de salir a escena, el agotamiento y la euforia. Pero también me gustó conocer otros aspectos y miradas  cuando investigué la historia del teatro sanjuanino en la Facultad de Filosofía, o cuando trabajé como periodista teatral, y todavía hoy sigo  disfrutando de ver obras de teatro y de danza. Todo lo que tiene que ver con la expresión y el movimiento, los cuerpos en su relación con la música y el silencio es algo que me atrapa, y creo que lo teatral me atraviesa de diferentes maneras”, explicó.

Ser madre y profesional a la vez, dividir el tiempo entre el trabajo y los hijos a veces se puede volver complicado si no se cuenta con la ayuda necesaria, sobre esto Norma comentó: “No es para nada fácil, es mucha la energía que te demanda sostener tu propio desarrollo profesional y estar presente en la crianza de tus hijos, mucho más cuando tienen edades muy diferentes. Una de las decisiones que tomé en este sentido, hace un año, fue renunciar a mi rol de comunicadora institucional en el Centro Regional Cuyo del Senasa, y concentrarme en la docencia y en la investigación en la Universidad. Más allá que también es un trabajo que me lleva mucho tiempo y estudio, paso más tiempo en mi casa, tengo más disponibilidad horaria”, dijo acerca de su actividad actual.

En un año marcado por la pandemia del coronavirus y en donde el distanciamiento social y el confinamiento se metieron en nuestra rutina, la entrevistada se refirió a los cambios en su vida: “Mi rutina con la cuarentena cambió muchísimo ya que no salgo y todo el trabajo lo hago desde mi casa, acompañada en muchos momentos por mis hijos, que algunas veces aparecen cuando doy las clases virtuales, sin querer, pero aparecen. Este año fui una sola vez a la facultad, a encontrarme justamente con una alumna que tenía problemas de conectividad. Las reuniones con los otros docentes son también a través de plataformas, así que lo que  más me cambió fue el contacto social, cara a cara, además de no poder manejar mucho los tiempos, es como que siempre debés estar disponible”, comentó.

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Luego Norma evaluó este momento especial de un mundo infectado y dijo: Estar más tiempo junto en familia nos ha permitido mejorar la comunicación, el encuentro con el otro, poder disfrutar de momentos juntos, que antes con el ritmo acelerado de salir y entrar por diferentes obligaciones no podíamos hacerlo. Igual, necesitamos cada uno tener su individualidad, sus espacios y sus tiempos, y el aislamiento no favorece eso. Por otro lado, depende de cómo lo veas, puede ser positivo o negativo, esto de experimentar el vivir en la incertidumbre, opinó.

Para finalizar, la entrevistada se refirió a la conquista de las mujeres de los distintos espacios locales:Creo que hemos ganado muchos espacios que nos permiten poder desarrollarnos, lo veo desde mi experiencia personal y de lo que puedo conocer; pero no sucede de igual manera en diferentes sectores de esta sociedad. Aún hoy desde el lenguaje hay mucha violencia contra la mujer, hasta los femicidios que siguen sucediendo día a día. Estoy convencida que hay un cambio generacional que favorece la igualdad entre el hombre y la mujer, me doy cuenta cuando converso con mis hijos varones, y son ellos los que me advierten que reproduzco frases sexistas, por ejemplo, sin darme cuenta.  Estos patrones culturales, que reproducimos y mucho, se están cayendo por la lucha de muchas mujeres de años”.