38 años después, Liverpool se tomó revancha de aquella Copa Intercontinental 1981 que le ganó Flamengo y levantó el Mundial de Clubes por primera vez en su historia. Venía de ser campeón de Champions y de la Supercopa de Europa. El equipo brasileño peleó de igual, puso contra las cuerdas a su rival y terminó perdiendo en el alargue por un gol de contragolpe. Un detalle que le importó muy poco a Firmino, a Klopp y a todos los Reds que se consagraron en el Estadio Internacional Khalifa de Qatar y reafirmaron que son el mejor equipo de la actualidad.

En el arranque del partido, los ingleses salieron con el cuchillo entre los dientes, pero esa voracidad que caracteriza al equipo duró poco. Flamengo se plantó, se animó y Bruno Henrique se transformó en una pesadilla para los defensores, incluso para Van Dijk, el mejor en su posición. Pero más allá de dominar, de tener más la posesión de la pelota y de llenar de dudas a los de Klopp, no tuvo la contundencia que mostró ante River en la final de la LIbertadores.

La segunda etapa tuvo un comienzo vertiginoso. Firmino estrelló un remate en el palo, Alisson le sacó el gol a Gabigol con un atajadón y la gran polémica llegó sobre el final. Mané encaró rumbo al arco, alcanzó a sacar un remate que tapó Diego Alves y cayó por una supuesta infracción de Rafinha. Si bien el juez cobró penal, recibió el llamado del VAR, revisó la jugada y dio marcha atrás.

Para decepción de Klopp y de Jorge Jesus, llegó el alargue. Los ingleses hicieron prevalecer su condición física y Firmino le puso el broche a un contraataque letal y, al igual que en la semi ante Monterrey, fue héroe: pase largo, la aguantó Mané y Bobby, con mucha frialdad, desparramó al arquero y definió con el arco libre para desatar la fiesta.


Las mejores jugadas.