Los seguidores de San Martín fueron testigos de uno de esos partidos de infarto. El equipo Verdinegro estuvo a un minuto de perderlo todo, pero un gol en propia puerta en los últimos suspiros cambió completamente el panorama.

Este empate 1-1 contra Flandria permitió a San Martín clasificar al Reducido, que otorga un pasaje a la Primera División. Ahora, San Martín se enfrentará a Maipú en Mendoza, en un partido único, con ventaja para el equipo local. Aunque la tarea es difícil, los seguidores de Concepción saben que los milagros son posibles.

El partido no fue precisamente un despliegue de buen fútbol. En su lugar, estuvo cargado de nerviosismo, tensión y escasos momentos de juego vistoso. El planteo más cauteloso del director técnico Monasterio se centró en evitar encajar goles, pero también tuvo problemas para generar peligro ofensivo, lo que resultó en escasas oportunidades de gol.

Cuando parecía que la estrategia del DT podría dar sus frutos, un balde de agua fría cayó sobre San Martín. A los 81 minutos, Marcos Rivadero abrió el marcador para el equipo local, lo que hasta ese momento les permitiría mantener su categoría.

Desde ese punto en adelante, el juego se tornó frenético. Sin un plan claro pero con una gran determinación, el equipo sanjuanino buscó el empate con las herramientas disponibles y lo logró de una manera poco convencional, justo en el último minuto y con un gol en propia puerta.

Monasterio debe tomar nota de esta actuación. El equipo no jugó bien y, para ganar en Mendoza, el único resultado que les sirve, deberán cambiar drásticamente su rendimiento de esta tarde de lunes feriado.