Después de idas y vueltas, después de amenazas de cierre y protestas, llegó el día: este viernes el grupo encabezado por el presidente de la Unión Industrial Argentina, Héctor Méndez, asumirá oficialmente el control de la fábrica de mazos de cables de Santa Lucía, que hasta hoy venía controlada por Delphi.

El propio Méndez se lo confirmó al gobernador José Luis Gioja el pasado martes en horas de la tarde, tras consumar el traspaso de la compañía y unos 40 días después de haber hecho el anuncio original. Durante esas jornadas creció la incertidumbre de los 470 trabajadores.  A menudo estuvieron de licencia forzosa, por falta de insumos para producir. Pero les respetaron el pago íntegro de salarios.

Delphi pertenece al fondo buitre encabezado por Paul Singer, el principal impulsor de la demanda contra Argentina ante el juez neoyorquino Thomas Griesa. Su decisión de cerrar la planta en San Juan, según Gioja, obedecía a un interés oculto de mudarse a Brasil. En la pulseada intervino el gobierno nacional, con el trío integrado por los ministros de Economía, Axel Kicillof; Industria, Débora Giorgi; y Trabajo, Carlos Tomada.

Consumado ahora el traspaso, vuelve el alivio. Pero el primer desafío a superar será la negociación salarial de mayo, según adelantó el secretario general del Sindicato Plástico, Rolando Manzanelli. En este sentido, Méndez hizo una declaración desafortunada días atrás, cuando consideró que en un país sin inflación no debería haber paritarias.

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