La decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles a China, México y Canadá desató un temblor financiero a nivel mundial, con desplomes en las bolsas y una creciente volatilidad en los mercados emergentes. Argentina no fue la excepción y sintió el golpe con un aumento en el riesgo país, que llegó a tocar los 780 puntos antes de moderarse a 732, reflejando el nerviosismo de los inversores.

Este miércoles, tras los feriados de Carnaval, el Merval reanudó sus operaciones en un contexto de incertidumbre. Las acciones argentinas en Wall Street registraron fuertes caídas en las últimas jornadas, afectando la confianza en la economía local y poniendo en jaque el esquema financiero que impulsa el Gobierno de Javier Milei. La falta de certezas sobre el futuro económico se suma a un escenario donde la obtención de divisas es clave para la estabilidad.

La tensión internacional también impacta en la colocación de deuda de las empresas argentinas, un mecanismo que hasta hace poco representaba una fuente genuina de ingreso de dólares. Con el panorama actual, este proceso se encuentra virtualmente paralizado, aumentando la presión sobre el gobierno para encontrar alternativas de financiamiento.

Mientras tanto, en la Casa Rosada miran con atención la evolución del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Si bien el presidente aseguró que en los próximos días enviará al Congreso el proyecto para su aprobación, las negociaciones aún no muestran avances concretos. El tipo de cambio se convirtió en uno de los puntos de mayor discusión y sigue siendo un obstáculo para cerrar el pacto en un contexto de creciente incertidumbre económica.

La situación internacional de volatilidad y la caída de los activos nacionales podrían haber sido una excusa razonable para modificar el precio del dólar, según entienden los especialistas. Sin embargo, el Gobierno insiste con mantener el esquema de crawling peg para no provocar una caída del peso brusca. 

Qué opinan de los expertos

La posición casi tozuda de la gestión libertaria por mantener el valor de la moneda estadounidense se choca con el pensamiento de varios especialistas que aseguran que la devaluación no solo es inminente, sino que es necesaria. “La situación internacional hace aún más patente la inconveniencia de tener un tipo de cambio fijo, sin reservas y con déficit de cuenta corriente”, advirtió el ex representante argentino ante el FMI, Héctor Torres.

Lo propio hizo -y viene haciendo- Domingo Cavallo, que publicó en su blog recomendaciones para hacer una recomposición del tipo de cambio sin generar mayores riesgos. El ex ministro de economía sostiene que se debería aumentar el ritmo de depreciación y darle un poco más de libertad al contado con liquidación. 

“Entre marzo y octubre el Central logrará comprar US$6.500 millones, contando los ingresos del agro, lo que genere Vaca Muerta en el segundo semestre compensando la caída de las exportaciones del campo, y los préstamos financieros”, le aseguró a Infobae el economista Fernando Marull respecto de la falta de dólares en las reservas nacionales. Por su parte, se animó a enunciar algunas opciones para conseguir la moneda estadounidense en un corto plazo y hacer frente a la situación internacional. 

Según su opinión, es necesario el egreso por importaciones. También propone la intervención en el CCL para evitar que se disparen los dólares financieros. Con casi US$5.000 millones en rojo, es urgente el ingreso de dólares frescos y a medida que se acerca la fecha de las elecciones la presión va a ir aumentando mucho más.