Jorge Bustos, secretario general del Sindicato de Panaderos y Pasteleros de la provincia, explicó en Cien por Hora, que las diferencias de precios en el pan reflejan, en gran medida, la calidad del producto que se ofrece. En la misma línea,  insinuó que algunos empresarios podrían estar comprometiendo la salud de los consumidores al bajar los costos de producción de manera drástica.

"El precio del kilo de pan puede variar desde $800 hasta más de $2000, dependiendo de la zona y de la calidad", reconoció Bustos. Sin embargo, advirtió que no siempre lo barato es lo mejor: "Hay que fijarse bien con qué tipo de harina se está elaborando ese pan tan económico. Esos productos de menor calidad muchas veces pueden traer consecuencias para la salud".

 Al respecto, suspicazmente dijo: "A veces basta con dar una vuelta por el hospital de niños y ver cuántos casos de gastroenterocolitis hay, muchos de los cuales pueden venir de un consumo de productos no adecuados".

La calidad del pan, de acuerdo con Bustos, es uno de los puntos clave que el sindicato busca resguardar. "Nosotros, los trabajadores panaderos, estamos capacitados para ofrecer productos de primerísima calidad, pero todo depende de los insumos que utilicen las patronales", afirmó. En este sentido,  reconoció que hay empresarios que invierten en calidad, mientras que otros optan por "mojar más bolsas", una expresión que hace referencia a la producción de pan de menor calidad en mayores volúmenes.

En la entrevista, no dudó en señalar que existen empresarios que priorizan la cantidad sobre la calidad, afectando tanto a los consumidores como a los trabajadores del sector. "Algunos prefieren producir más con menos calidad, mientras que otros apuestan por un producto de mejor nivel, lo que obviamente se refleja en el precio. Si vamos a una panadería de una zona acomodada, como en Rivadavia, el precio del pan puede estar en $2200 o $2500, porque han puesto su calidad en el producto. Pero si caminamos un poco más, encontramos pan a $800 o $900, y la diferencia en la calidad es notoria", explicó.

El secretario general también hizo una crítica a la falta de control en el proceso de producción de algunos panaderos informales. "Hay muchos emprendedores que están entrando al mercado de manera informal, y eso también afecta la competencia y la calidad. La autoridad de aplicación debería darse una vuelta por los lugares de elaboración y controlar que se cumplan con los estándares de producción", manifestó.

Bustos fue claro al destacar que la calidad del pan no solo tiene un impacto en el bolsillo de los consumidores, sino también en su salud. "El pan que se vende a precios muy bajos no siempre es producido con las mejores condiciones. Como dije antes, es necesario que las autoridades de control hagan su parte y verifiquen que los productos que consumimos cumplan con las normativas de salud e higiene", sostuvo.