El 27 de julio de 2020, Fernando Marino, de 28 años, se encontraba conduciendo a baja velocidad por la calle Italia al 900 en Adrogué, con la camioneta que su padre le había prestado para iniciar su primer día como repartidor. Sin embargo, sin previo aviso, una pareja de motochorros se acercó a él y le disparó, dejándolo gravemente herido. A pesar de que no robaron nada, el joven falleció. El caso conmovió a la sociedad por la coincidencia con la primera fase de la pandemia, la difusión de su agonía en medios y su búsqueda de estabilidad en momentos inciertos. En este marco, comenzó el juicio para los presuntos asesinos. 

A partir de este martes, Mauro Sebastián García (25 años en el momento del hecho) y Johanna Anabella Quevedo (29) serán sometidos a juicio por homicidio calificado criminis causae, robo calificado por el uso de arma de fuego y tenencia ilegal de arma de guerra. Desde el momento del ataque, han permanecido detenidos y ahora se enfrentarán a un proceso legal.

La angustiante secuencia del crimen ha quedado registrada en las cámaras de seguridad de una vivienda cercana. Tras el disparo, Marino salió de la camioneta en movimiento y se arrojó al suelo. Después de un tiempo intentando sostenerse, finalmente se desplomó. A pesar de la presencia de curiosos y policías, la ambulancia no llegó a tiempo y Marino fue cargado en un patrullero y trasladado al hospital Lucio Menéndez, donde lamentablemente perdió la vida.

La madre de la víctima, Mirta Cortés, relató que no pudo evitar ver el video del crimen antes del juicio, impulsada por la necesidad de buscar justicia para su hijo. La bala que le quitó la vida ingresó por su axila izquierda y quedó grabada en las cámaras de seguridad cercanas.

El fiscal Gerardo Mohoraz, a cargo de la UFI 6 del Departamento Judicial Lomas de Zamora, sostiene que Fernando no opuso resistencia, pero fue baleado de todos modos. Según los testigos, se escuchó una frenada abrupta seguida de un disparo. La teoría es que los asaltantes le siguieron sin que él lo notara y, al encontrarse con ellos, su reacción de frenar repentinamente desencadenó el ataque.

Mirta Cortés, madre de Fernando, subrayó que no albergan rencor y desean la máxima pena para los acusados. A pesar de la tragedia que ha marcado a su familia, enfatiza la importancia de que su hijo descanse en paz y espera que la justicia se cumpla adecuadamente.