Desgarrador relato de un padre tras el fallecimiento de su hijo luego de ser operado cinco veces y padecer cuatro infartos. Daniel Godoy y su hijo Valentín llegaron al hospital infantil San Roque de la ciudad de Paraná, Entre Ríos, porque al menor le dolía el estómago. Fue operado por un cuadro de apendicitis, pero después de 13 días de martirio, el joven murió, según publicó BigBang.

Daniel contó que los médicos le aseguraron a la familia del pequeño que se trataba de una operación “sencilla”, pero nada salió como se esperaba. En un lapso de cinco días, Valentín fue operado en cinco diferentes oportunidades debido a una hemorragia estomacal e infección en los puntos de sutura de la primera intervención quirúrgica.

El adolescente sufrió cuatro infartos y su cuadro empeoró en ese nosocomio hasta que finalmente falleció el 7 de abril. En una entrevista brindada a Big Bang, el padre contó cómo se produjo la desgarradora muerte de su hijo, después de que lo atendieron los profesionales de la salud en el hospital materno infantil San Roque.

 “Yo lo llevé el 24 de marzo, justo era el cumpleaños de mi hija. Vivíamos los tres solos y empezó a quejarse de que le dolía la panza. Ya tenía algunos dolores del día anterior, pero ese día, a la 12 la noche, lo llevamos a una salita y de ahí lo derivaron al hospital”, contó Daniel.

Y siguió: “Le hicieron placas y me dijeron que era el apéndice. Quedó internado y a las 11 de la mañana del 25 de marzo lo operaron. Me dijeron que era una operación sencilla y que el apéndice no se le había reventado”.

Pero luego de la operación, el cuadro de salud de Valentín no sólo no mejoró, sino que empeoró: “Empezó con fuertes dolores de estómago”, recordó su papá.

“Le dolía mucho el estómago y los médicos no lo revisaban, le decían que era imposible que le doliera. Por eso él (por Valentín) se la aguantaba hasta que empezó con vómitos. Le pusieron una sonda y empezó a largar todo por la nariz. Después hacía arcadas y ahí, luego de que les gritara a los médicos el 29, decidieron operarlo de nuevo”, señaló.

El padre continuó con su relato de los hechos: “Me dijeron que lo tenían que operar de nuevo porque tenía un “pegote” que se hizo por la primera operación en el estómago”.

Fue entonces que el dolido papá lanzó su primera denuncia contra el hospital: “Cuando falleció mi hijo, me enteré que la encargada de la primera operación, la cirujana, fue una chica de 26 años, una residente”. Un médico residente es un profesional que, apenas logrado su título, decide realizar una especialidad de medicina a través de un postgrado o beca.

Según contó Daniel, el médico cirujano que le pasaba el parte de su hijo era Octavio Gómez Núñez, quien además era el responsable de la operación. “Pero nosotros no vimos quien estaba en la sala. Si finalmente la encargada de hacer la operación fue la chica de 26 años. Yo solo sé que practicaron con mi hijo y me lo mataron”, sostuvo, dolido y enfurecido.

Tras esa segunda intervención quirúrgica, que se realizó por la zona del ombligo, según le contó Daniel a este portal, los médicos decidieron cortarle los puntos de la primera operación debido a que se habían infectado: “Comenzó a salir pus como sangre de una forma impresionante. Lo desinfectaron mientras él gritaba del dolor, lo trataron de muy mala manera”.

Daniel remarcó que los médicos en ninguna oportunidad pudieron, o no quisieron, explicarle qué le ocurría a Valentín. “Como no mejoraba, lo operaron una tercera vez del lado del ombligo. Ellos no sabían qué le pasaba, no me sabían dar una explicación. Yo me peleaba con ellos, pero me dijeron que me calmara porque ellos entraban a operarlo nervioso”, contó.

Y siguió: “Después de la tercera operación lo pasan a terapia intensiva por seguridad. Después de unos días, me preguntaron si lo podían pasar a sala común porque lo veían bien y que se asustaba porque había chicos terminales. Pero cuando lo volví a ver en la sala común, estaba amarillo y tenía acelerado su corazón. Me dijeron que estaba anémico”.

Esto ocurrió el 5 de abril, diez días después de la primera operación por apendicitis. “Le mandaron a hacer análisis, pero no cambio más el color. A la tarde vinieron pediatras y médicos, llamaron a una chica de terapia y le empezaron a decir de todo a la cirujana. Pidieron sangre para una transfusión y la cirujana lo quería hacer en esa habitación como si fuera suero”, resaltó.

Y continúo: “Empezaron a gritar los médicos, a ir de acá para allá. Ahí me dijeron que se estaba muriendo –pausa debido a que no puedo contener las lágrimas- le agarraron cuatro paros cardiacos. Una hora estuvieron para reanimarlo. Se le habían reventado los vasos sanguíneos en el estómago, la sangre qué le ponían la largaba por ahí”.

“Nos dijeron que si sobrevivía no sabían cómo iba a quedar. Lo operaron para ponerle gasas en el estómago para evitar el sangrado y ahí levantó fiebre. Nos dijeron que se le licuaba la sangre. El día 7 de abril a la mañana lo operan para sacarle las gasas, pero la fiebre era demasiado alta”, recordó Daniel.

Según explicó, los medicamentos no eran suficiente para bajarle la temperatura: “El cirujano nos dijo que por las dudas le cortaba el intestino. ¡Todo era por las dudas! Le dejaron el intestino para afuera y la tarde de ese 7 de abril, me llamó la mamá y a las 19 horas falleció”.

Daniel no tiene dudas: su hijo fue víctima de un nuevo caso de mala praxis que, según detaló, son más recurrentes de lo que pensaba en ese nosocomio. “Yo sufrí más esos trece días que estuvo internado, que cuando falleció. Yo lo vi sufrir muchísimo a mi hijo”, resaltó.

Decidió hacer la denuncia en la Comisaría 2da de Entre Ríos. "Ese hospital es muy bueno, pero está muy mal manejado. Me llamó gente que pasó por lo mismo que yo y me dicen que solo les quitan los títulos a los médicos tras las denuncias y que después vuelven a ejercer. Mi hijo era un chico muy bueno, no tenía maldad. Es difícil la situación para todos”, concluyó Daniel, luego de quebrar en llanto y reclamar justicia por su hijo.