"Quisieron abrir el cajón en el velorio": el escándalo impensado en la despedida de Jorge Lanata
Ángel De Brito dio detalles sobre lo sucedido en medio del dolor por la despedida del periodista.
Los restos de Jorge Lanata, quien falleció el pasado lunes 30 de diciembre a los 64 años, fueron trasladados al Cementerio Campanario Jardín de Paz en Florencio Varela, donde se realizó una ceremonia privada en su honor.
Antes del entierro, el periodista fue velado en la Casa de la Cultura, ubicada en el microcentro porteño, en un acto marcado por emotivos encuentros y un incidente menor.
La relación conflictiva entre las hijas de Lanata, Bárbara y Lola, y su última esposa, Elba Marcovecchio, quedó en evidencia nuevamente, aunque lograron llegar a un acuerdo para mantener la paz durante el velatorio.
Según el conductor Ángel de Brito, la despedida estuvo dividida en dos sectores: por un lado, las hijas del periodista, y por el otro, Marcovecchio junto a sus hijos. "Se acordó que fuera a cajón cerrado, pero hubo un pequeño incidente cuando Facundo, el chofer de Lanata, insistió en abrir el ataúd para verificar que el cuerpo estuviera allí", explicó De Brito.
A pesar de las tensiones iniciales, las palabras de consuelo entre Elba, Bárbara y Lola marcaron un momento de tregua. En el cortejo fúnebre que llevó los restos del periodista desde la Casa de la Cultura hasta Florencio Varela, se destacaron imágenes conmovedoras, como la de Lola llevando un peluche en la mano, símbolo de un vínculo familiar cargado de nostalgia.
El cortejo llegó al cementerio minutos antes del mediodía, donde se realizó una ceremonia religiosa íntima. Tras el entierro, colegas y amigos recordaron a Lanata con emotivas palabras. Julio López, compañero cercano, reflexionó: "Esta vez no lo logró, pero al ver todo lo que compartimos, entiendo que su partida fue como un alineamiento cósmico. Ayer sentíamos un vacío enorme, pero hoy sabemos que estas eran horas decisivas para él".
El adiós a Jorge Lanata, una de las figuras más influyentes del periodismo argentino, estuvo cargado de emociones y dejó un legado imborrable, tanto para sus colegas como para el público que lo acompañó durante décadas.