Con un arma de juguete y dos niñas, asaltó a un kiosquero y quedará libre
El sujeto fue atrapado cuando huía. Admitió el delito y zafó de ir a la cárcel.
Un sujeto identificado como Carlos Javier Rocca Martín fue condenado a 3 años de prisión de cumplimiento condicional, es decir que no irá preso, por asaltar un kiosco con dos menores y un arma de utilería. El ladrón admitió su culpabilidad en un juicio abreviado celebrado en el fuero de Flagrancia donde aceptó el castigo por el delito de robo agravado por el uso de arma no apta para el disparo.
Todo ocurrió el 7 de octubre, alrededor de las 21.20, cuando el ahora condenado se hizo presente en el kiosco, acompañado por dos menores de edad de sexo femenino, aparentando ser un cliente. Primero se acercó a la ventanilla del almacén, que da a la vereda Norte de calle Ignacio de la Roza, en Capital, mientras que las menores se quedaron en un pasillo contiguo haciendo vigilancia.
Rocca le pidió al comerciante que le venda tres botellas de fernet, una Coca-Cola, una bolsa de hielo y tres atados de cigarrillos, a lo que el vendedor comenzó a separar encima de un freezer ubicado en el interior del kiosco. Luego el "cliente" le pidió unas galletas y que le pusiera todo en bolsas. En ese momento se hizo presente otro cliente, a quien el ladrón le dijo que pida lo que buscaba.
El kiosquero le entregó el paquete de cigarros que le solicitó y Rocca le dijo que fuera tranquilo, que él se los pagaría. Después el sujeto pidió más mercadería, por lo que la víctima se dio vuelta para buscar una bolsa y al regresar la vista al supuesto cliente, este había sacado de entre sus prendas un arma tipo pistola de color negro con la que le apuntó al kiosquero, quien se quedó atónito.
El ahora condenado le empezó a exigir que le entregara las cosas. La víctima le dijo que va a buscar la bolsa, y se colocó detrás de una heladera vertical donde aprovechó para llamar al 911 a escondidas con su celular, mientras el delincuente le exigía a gritos que le diera la mercadería, circunstancia que fue escuchada por el operador del 911. A todo ello, las menores seguían a una orilla.
Fue allí cuando se hizo presente en el lugar una vecina, que sin saber de lo ocurrido, observó a Rocca sosteniendo el arma y él le dijo que se retire del lugar. Luego de un rato, ante la imposibilidad de concretar el robo, el ladrón se retiró junto a las dos menores, tomando por Ignacio de la Roza al Oeste. Mientras tanto, personal policial se dirigió al lugar con las descripciones brindadas.
El ladrón fue observado caminando descalzo y lo interceptaron en inmediaciones del Edificio 9 de Julio. Al ser entrevistado, amagó varias veces con sacar el arma de su cintura, situación observada por el personal policial. Ahí llegaron en apoyo más policías. Rocca arrojó el arma en la calle, siendo con posterioridad determinado que era una réplica idéntica a la marca Bersa que utiliza la Policía.