Durante esta semana se llevó a cabo una nueva audiencia en el marco del juicio por la desaparición forzada de Raúl Tellechea. En la misma tres personas dieron su testimonio, pero las declaraciones de una de ellas fue la que más llamó la atención. Se trata de el único familiar del ingeniero que pudo presenciar la supuesta 'tumba' de este hombre.

Los testigos que hablaron frente a las integrantes del Tribunal Oral Federal fueron Ernesto Videla, representante legal de la Mutual en ese momento, Ana Alida Rodríguez, exempleada de la UNSJ, y Daniel Biassoni, concuñado de Raúl Tellechea. Justamente el testimonio más relevante fue el de este último.

El arquitecto Biassoni habló acerca del momento en que siguió las indicaciones del tan nombrado croquis elaborado por 'el arrepentido', Cortez Páez. Esta suerte de mapa indicaba donde supuestamente estaban enterrados los restos del ingeniero desaparecido, en las cercanías del Dique de Ullum.

'Llegamos al punto indicado en el croquis, recorrimos el lugar, cuidándonos entre nosotros porque había un vehículo tipo Dodge 1500 que estaba estacionado y vigilándonos. En el lugar señalado encontramos un enterratorio de 1.80m x 0.80 cm. Impactados por este escenario resolvimos volver a la ciudad y el auto visto anteriormente nos siguió', declaró.

Frente a este hecho sucedido quienes eran los abogados de la familia Tellechea en ese momento, Castro y Pontoriero, dieron aviso a la Policía de San Juan. Debido a esto las autoridades ordenaron el rastrillaje y la excavación en el lugar. Justamente Biassoni fue la única persona cercana a la familia que estuvo presente en este operativo.

'Como era de noche fue necesario usar equipos de iluminación. Allí se observó que la tierra del enterratorio era distinta a la circundante. Los bomberos cavaron y no encontraron nada', manifestó el testigo. Posteriormente el hombre recordó que también en ese entonces buscar los restos en la obra del Centro Cívico sin tener éxito.

Finalmente Biassoni también volvió a mencionar un tema que ya ha sido tratado en más de una ocasión en el juicio. Se trata de las constantes llamadas telefónicas que recibían de anónimos, los cuáles les pedían dinero para supuestamente darles información del paradero de Raúl.