De acuerdo con lo que dieron a conocer desde fuentes judiciales, el jornalero residente en Jáchal centro penitenciario de Chimbas seguirá detenido. Desde el 2021 esta  encarcelado,  y su situación no cambiará debido a que el juez Miguel Ángel Dávila Saffe (Sala I, Cámara Penal) ratificó un acuerdo de juicio abreviado en el cual el acusado aceptó la pena impuesta: 14 años de prisión por violar durante más de un año a su hijastra (entre los 13 y 14 años). Según los detalles del expediente, consecuencia de estos ataques, nació una niña que falleció seis días antes de cumplir 1 año y 6 meses, al caer a un canal en Jáchal.

Mediante amenazas, el individuo, de quien no dieron la identidad con el fin de preservar a sus hijos, logró que la niña no revelara la verdad y, por el contrario, diera la versión que él le indicaba, ya que la menor siempre afirmaba que el padre de su bebé era un joven.

Pero el engaño no duró mucho, porque en un proceso en un Juzgado de Familia, luego de una denuncia por maltrato de su expareja, uno de los hijos del acusado afirmó que, en una ocasión, estaba jugando con otro niño en un cibercafé y cuando se les acabó el dinero, fue a pedirle a su padre. El niño declaró que los encontró manteniendo relaciones sexuales con su hermanastra. A pesar de las amenazas de su padre, el niño se lo contó a su hermana y a su madre, quienes dieron la misma versión durante este proceso civil, según informaron fuentes judiciales.

Ya siendo el principal sospechoso de los abusos sexuales contra la joven, un juez penal de Jáchal ordenó su detención y un análisis de ADN para cotejarlo con los restos de la bebé fallecida. El resultado fue contundente: el jornalero resultó ser el padre de la criatura.

El testimonio de la víctima terminó por incriminarlo. La joven relató que tenía 13 años cuando fue violada por primera vez, cuando se encontraban solos. Además, afirmó haber sufrido múltiples agresiones sexuales por parte de su padrastro, quien la mantenía en silencio amenazándola con hacerle daño a ella o a su madre.

El testimonio de la niña fue considerado verosímil por los psicólogos, porque estaba cargado de elementos no verbales que respaldaban su testimonio (angustia, miedo, ansiedad). Por esta razón, el individuo fue procesado con prisión preventiva por los delitos de abuso sexual gravemente ultrajante y abuso sexual con acceso carnal, agravados por la convivencia con la menor.

Al llegar al juicio en la Sala I de la Cámara Penal, decidió que la vía más corta era admitir su culpabilidad en los graves delitos que se le imputaban. Por lo tanto, en virtud de una reducción de pena, acordó un juicio abreviado con la fiscal Marcela Torres a través de su abogado defensor, José Tejada.