Un hecho conmocionarte sucedió en la ruta Chiclayo-Ferreñafe, en el norte del Perú. Una mujer de 36 años, Rosa Isabel Céspedes Callaca sufrió un grave accidente automovilístico y en el hospital donde fue atendida por las heridas la dieron por muerta.

Rosa era madre de tres hijos de 5,11 y 17 años que llevaron adelante los preparativos para el sepelio. Cuando estaba llevando el ataúd al lugar del entierro, sucedió algo impresionante.

Gritos y golpes se escucharon desde dentro del ataúd de madera, sus familiares forzaron la tapa para poder sacar a Rosa y cuando lo lograron, la mujer tenía los ojos abiertos y aún tenía signos vitales.

"Estaba sudando. En ese momento, corrí hasta la oficina lo más rápido que pude y llamé a la policía para notificarles de lo que estaba ocurriendo",  expresó el encargado a la prensa del lugar.

Personal médico llegó hasta el lugar y cotejó que la mujer aún estaba viva, con signos vitales débiles, de manera que la llevaron hasta el Hospital Referencial de Ferreñafe.

La conmoción se transformó en una esperanza que duró poco, ya que momentos después de llegar al establecimiento, volvieron a notificar del deceso de la mujer.

La familia reclama y pide que aclares porque se la declaró muerta en la primera ocasión y si hubiera sido posible salvarla con un tratamiento.