Un poderoso terremoto, con una magnitud superior a 7, sacudió Taiwán, desencadenando una tragedia que dejó al menos nueve muertos y más de 800 heridos, además de importantes daños en edificaciones y la emisión de alertas de tsunami en la costa del este de Asia, que finalmente fueron descartadas por las autoridades.

El sismo, catalogado como uno de los más intensos en los últimos 25 años en la isla, provocó el derrumbe de edificios en el condado de Hualien, donde se registraron las siete víctimas mortales y más de 800 heridos, según reportes de los bomberos locales.

El epicentro del terremoto se ubicó a 18 kilómetros al sur de Hualien, con una profundidad de 34,8 kilómetros. Su impacto se sintió en toda Taiwán y regiones circundantes.

"El terremoto fue cerca de la tierra y es poco profundo. Se sintió en todo Taiwán y las islas (...). Es el más fuerte en 25 años", indicó Wu Chien-fu, director del Centro Sismológico taiwanés.

El desastre natural también generó réplicas, una de ellas de magnitud 6,5 cerca de Hualien, lo que agravó aún más la situación en la zona afectada. Las imágenes del impacto se viralizaron en redes sociales, mostrando edificios sacudidos y peligrosamente inclinados. En la capital, Taipéi, se suspendió temporalmente la circulación del metro y se recomendaron revisiones de seguridad en busca de fugas de gas.

Las autoridades taiwanesas, con la presidenta Tsai Ing-wen a la cabeza, coordinaron un esfuerzo de rescate y asistencia, incluyendo el apoyo del ejército. Aunque las estrictas normativas de construcción y la concienciación social pudieron evitar una catástrofe mayor, Taiwán sigue siendo vulnerable a los terremotos debido a su ubicación entre placas tectónicas.

El impacto del terremoto se sintió también en la región de Fujian en China continental y en Hong Kong, así como en el suroeste de Japón, donde se emitieron alertas de tsunami que posteriormente fueron levantadas.