Una pareja polaca asesinada junto a sus siete hijos por los nazis en 1944 por haber dado refugio a judíos perseguidos se convirtieron este lunes, en la primera familia en ser beatificada por la Iglesia católica. Se trata de los Ulma, quienes serán homenajeados esta semana en la ciudad de Buenos Aires con un acto de la Fundación Memoria del Holocausto (FMH) y el Instituto del Diálogo Interreligioso (IDI).

El rabino Daniel Goldman indicó: “La FMH en conjunto con IDI están organizando para esta semana un acto-homenaje en memoria de la familia Ulma”. En charla con Télam  aseguró que esta noticia le “llegó al corazón” de manera especial por su condición de hijo de una mujer judía que se salvó del exterminio gracias a la solidaridad de “una familia polaca cristiana, que los ayudó, los rescató, los salvó”. Para Goldman, la decisión del papa Francisco “es una señal de los tiempos” y se inscribe en un pontificado que se destaca por promover “un diálogo interreligioso que trasciende lo formal”.

Goldman explicó que Halina “se escapa del ghetto de su ciudad” -la localidad de Wladimir Wolinsky que hoy es parte de Ucrania y dista 15 kilómetros de la frontera con Polonia, de la que formaba parte entonces- tras lo cual “mis abuelos maternos y ella fueron acogidos por una familia polaca cristiana” que los escondió “durante dos años, hasta que terminó la guerra que en esa zona de Polonia, a mediados del 1944”. "Espero que esta familia polaca, que fue un rayo de luz en las tinieblas de la Segunda Guerra Mundial, sea para todos un modelo a imitar del ímpetu hacia el bien, al servicio de los necesitados", sostuvo este domingo el papa Francisco durante el Ángelus.

La beatificación fue celebrada este lunes en Markowa, hasta donde viajó el emisario del Vaticano, el cardenal Marcello Semeraro. Más de 30 mil personas asistieron a la ceremonia, incluyendo el presidente y el primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, además de sacerdotes, el gran rabino del país y una delegación israelí.


La familia Ulma:

El 24 de marzo de 1944 la policía alemana asesinó a Jozef Ulma y su mujer Wiktoria, que estaba embarazada de siete meses. Sus otros hijos, Stanislawa, Barbara, Wladyslav, Francisca, Antoni y Maria, de entre dos y ocho años, también fueron ejecutados, junto a ocho personas judías que la familia escondió en el desván de la casa.

Los judíos perseguidos eran Shaul Goldman y sus cinco hijos, su nieta de cinco años y Golda Grünfeld. Los nazis dispararon hacia la buhardilla desde el piso inferior y la sangre de las víctimas manó del techo y cayó sobre la fotografía de dos mujeres judías que estaba en una mesa.