Agosto del 2002. El país entero seguía el secuestro de María del Carmen López de Barceló. La mujer llevaba varios días raptada, mientras los delincuentes 'negociaban' con la familia. A la víctima se la habían llevado de la puerta de su domicilio, en calle Mendoza y República del Líbano, Rawson. Finalmente, fue encontrada en el barrio Solares y solo un camarógrafo captó su rescate. Se trata del histórico José España, quien rememoró su cobertura en el Día del Camarógrafo.

'Nosotros fuimos con los periodistas a hacer una nota a las 8:30 a la intendenta de Rawson que era Zulma Ortiz. Llego a un semáforo y yo como era el que manejaba veo a un carnicero con un cuchillo bastante grande y una persona llamando por teléfono. Para mí el carnicero lo iba a matar al otro entonces puse primera, segunda y doblé en U. Me bajé, agarré la cámara y empecé a filmar al bulto. Yo veía movimiento y para colmo salió una mujer de una casa llorando', comenzó contando.

Ante esto, España siguió filmando para ver cuál era el desenlace, hasta que se enteró que hacía minutos habían secuestrado a María del Carmen López de Barceló. 'Tuvimos la primicia. Fue algo histórico, era algo mafioso, era una banda muy fuerte. Le dije a Gustavo Martínez qué le parecía si íbamos a la Central de Policía para ver si conseguíamos algunos datos. Fuimos y ahí me encontré en el pasillo central a dos policías de civiles de la Central que eran amigos nuestros', agregó.

El camarógrafo les preguntó por dónde estaba el operativo de búsqueda y le respondieron que no le podían decir nada. 'Saltó otro que yo no lo conocía y nos dijo que una radio muy importante lo iba a decir. Empezamos a escuchar radio por radio y una dijo que Santa Lucía podía ser uno de los lugares. Justamente al barrio Solares yo lo conocía entonces fui, llegamos y ya estaba minado de policías a dos cuadras con ametralladoras y todo', relató España en medio de la anécdota.

Al llegar, lo pararon policías. Sin embargo, hábil de oficio, aprovechó que venía una camarógrafa de TN y cuando pasó se metió junto a ella. 'Seguí corriendo y llegué a la casa que estaba forrada para que no se viera hacia afuera. Había policías en los techos, entonces dije 'es acá'. Pegué otro pique y me metí a la casa, llegué hasta la cocina y el jefe de la Policía, mi querido amigo Alcayaga me dice: 'Vos no' y yo no entendía por qué', se explayó el camarógrafo.

Para suerte de España, otra persona le preguntó si ya estaba en directo y le contestó que sí pese a que era mentira porque solo estaba filmando. 'No había otra para entrar. Llegué a la cocina, giré y me metí a un pasillito de un metro y ahí llegué a una habitación donde estaba la mujer en el piso. Uno tenía un jean envuelto y una pistola en la sien y otro petiso que la tenía tomada del estómago también con un jean con otro revólver', señaló junto a la imagen de la escena. 

En ese momento, uno de los secuestradores también le preguntó si estaba en directo. 'Yo no sabía que ellos tenían un televisor, querían verse en vivo, estaban viendo la televisión. Parecía que eran cordobeses y peligrosos. Yo le dije: 'Ya está ¿Te entregas?' y me dijeron que sí. Ahí me di la vuelta, llegué al pasillo y entré a la cocina. Yo todavía tengo en la espalda tres puntos de temperatura que son los balazos que probablemente me podrían haber dado', remarcó.

Tras dar la vuelta con el temor de que lo balearan, se encontró a la persona que lo había dejado entrar y le manifestó que los secuestradores le habían confirmado que ya se estaban por entregar. 'Resulta que era el jefe de la Policía Federal. Ya después le entregué el casette al periodista y yo me quedé con otro para grabar. Ellos lo que querían era salir de la comisaría como habían entrado, como normalmente los golpeaban para que hablen', destacó el camarógrafo.

En cuanto a esto, Espejo sostuvo que con su filmación los secuestradores se aseguraban que de ahí en adelante no les podían pegar. 'Es una ley de ellos. Las cosas venían muy mal, ya estaba en el límite, la cámara frenó el operativo y evitó la balacera. Para mí lo importante era la primicia, no medí nada. Nunca me arrepentí. Era algo que yo le llevé a la empresa y a ellos les vino muy bien, lo supieron explotar', concluyó en su relato ante Canal 13.