Delia De la Torre, politóloga de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ),  pasó por Banda Ancha para dar las claves en el análisis de la evolución del presupuesto para las universidades nacionales.  De la Torre destacó que desde 2015 hasta 2023, el presupuesto universitario ha mostrado una leve estabilidad, con oscilaciones significativas, pero a partir de 2024 se ha evidenciado una abrupta caída que afecta a diversos aspectos de la educación superior.

Según los datos aportados por De la Torre, "la participación del presupuesto universitario en el Producto Bruto Interno (PBI) ha caído drásticamente". En 2015, este valor rondaba el 0,90%, y si bien mostró ligeras subidas en 2017 y 2018, actualmente ha descendido a tan solo un 0,24% en el primer semestre de 2024. De la Torre remarca que "para alcanzar el nivel del 0,78% en lo que queda del año, es prácticamente imposible, ni siquiera con una ley de financiamiento educativo".

Uno de los puntos más preocupantes es el impacto de la inflación. Mientras la inflación acumulada en el país fue del 276% en 2024, los recursos transferidos a las universidades sólo aumentaron un 152,8%. "Esto significa que las universidades han recibido prácticamente la mitad de lo necesario para poder enfrentar los gastos de funcionamiento, investigación y salarios", explicó De la Torre.

Uno de los datos más alarmantes presentados por De la Torre es que "el 48% de los estudiantes universitarios hoy son pobres". Este es un reflejo directo de la crisis económica que atraviesa el país, exacerbada por la pandemia y la inflación descontrolada. "El porcentaje de estudiantes pobres ha subido considerablemente desde 2016, y alcanzó un pico durante la pandemia en 2020", explicó.

De la Torre también hizo hincapié en la importancia de las universidades como motores de movilidad social. "El 78% de los estudiantes de universidades del conurbano son los primeros de su familia en acceder a la educación superior, lo que demuestra el impacto positivo que tiene la universidad en su entorno", sostuvo.

Otro aspecto clave de la charla fue el análisis de cómo se distribuyen los recursos dentro de las universidades. De acuerdo con De la Torre, "el 90% del presupuesto universitario se destina a salarios, tanto de docentes como de no docentes, mientras que el 10% restante cubre los gastos de funcionamiento". Esto incluye gastos esenciales como electricidad, servicios, becas para investigación, y el comedor universitario, que en el caso de la UNSJ es gratuito para los estudiantes.

Además, tras la marcha del 23 de abril de 2024, hubo un leve aumento en las transferencias para gastos de funcionamiento, pero estas resultaron insuficientes. De la Torre destacó que "en el primer cuatrimestre del 2024, los fondos para gastos de funcionamiento cayeron un 52,4% respecto al mismo período del año anterior". Esto ha puesto en una situación crítica a muchas universidades que no pueden mantener sus instalaciones o ofrecer servicios básicos para los estudiantes.

De la Torre aclaró que, pese a las críticas que han surgido en algunos sectores sobre el manejo de los fondos universitarios, las universidades nacionales están altamente controladas en cuanto a la transparencia de sus recursos. "Cada universidad tiene un sistema de auditoría interna y también están sujetas a auditorías externas, ya que las universidades son creadas por ley del Congreso", detalló. Hasta el momento, no ha habido denuncias sobre mal manejo de fondos.

Un tema que ha generado controversia en los últimos años es el de los estudiantes extranjeros en las universidades nacionales. Algunos sectores han sugerido que estos estudiantes deberían pagar por su educación, pero De la Torre fue clara al aclarar que "los estudiantes extranjeros deben ser residentes en Argentina para poder acceder a la educación gratuita, y aquellos que cursan posgrados pagan sus estudios, tal como lo hacen los estudiantes nacionales".

Con una caída presupuestaria del 34% entre 2023 y 2024, las universidades nacionales enfrentan una crisis sin precedentes. "El desafío no es solo recuperar lo perdido, sino pensar en cómo sostener un presupuesto que se mantenga a futuro", advirtió De la Torre.

El impacto de esta caída en el financiamiento no solo afecta a los salarios y los gastos operativos, sino que también pone en riesgo proyectos de investigación y extensión universitaria, áreas fundamentales que las universidades subsidian y que juegan un papel clave en el desarrollo del país.