Mientras Sergio Uñac votaba por la destitución de su colega Edgardo Kueider en el Congreso, aquí en San Juan su brazo político avanzaba contra Marcelo Orrego. Lo hizo a través del presidente del PJ, Juan Carlos Quiroga Moyano. Con un proyecto de enmienda el peronismo pretende anular la reforma del 2011, para impedirle un tercer mandato al gobernador de turno.

El proyecto de enmienda que ingresó sobre el mediodía de este jueves busca anular la reforma constitucional que promovió en el 2011 José Luis Gioja cuando se encontraba en la cúspide de la popularidad, con niveles de aprobación cercanos al 80% y un gobierno nacional que también tenía un altísimo acompañamiento en la opinión pública.

El proyecto avanzó en la Legislatura con el apoyo, entre otros, del entonces intendente de Pocito, Sergio Uñac. Y finalmente tuvo un respaldo categórico del orden del 60% en la consulta popular. Fue inapelable. Y fue así que Gioja pudo convertirse en el primer gobernador desde el regreso de la democracia en cumplir tres mandatos consecutivos.

Cuando su heredero político, Sergio Uñac, intentó hacer uso de esa misma reforma del artículo 175, su sueño quedó trunco. La Corte Suprema de Justicia de la Nación le dijo que debía contarse como primer mandato consecutivo el que ejerció como vicegobernador entre el 2011 y 2015. Sumado a los dos mandatos como gobernador hasta el 2023, no había más que hablar.

Uñac y buena parte de su círculo consideran que ese fallo torció el rumbo de la historia. Que si el candidato hubiese sido él y no su hermano Rubén la victoria estaba garantizada, contando también con los votos de Gioja por la sumatoria de la ley de lemas. Pero eso es contrafáctico. Ganó Orrego.

El gobernador apenas acaba de cumplir su primer año de mandato y pensar en la rereelección es cuanto menos un disparate. O no, porque en la política los tiempos son muy relativos. Claramente este tipo de debate se encuentra muy, muy alejado del interés social. Dicho en otros términos: a la gente no le importa en lo más mínimo este tipo de discusiones. Igualmente quedó instalado el asunto en la agenda legislativa.

El peronismo peca de contradictorio o de tener doble vara. Pero juega a su favor la memoria de corto plazo.

Excepto el entonces senador César Gioja y un grupito minúsculo que se opuso a aquella enmienda en 2011, el resto en pleno militó a favor de esa reforma constitucional. La continuidad de José Luis Gioja era la continuidad del peronismo en el poder.

¿Qué cambió desde aquel momento hasta el presente? Frente a esta pregunta Quiroga Moyano contestó este jueves en Canal 13 que cambiaron las circunstancias. La primera de todas es que hoy no gobierna el justicialismo.

El uñaquismo está apurando a Orrego, convirtiéndolo en prisionero de sus palabras. Porque fue precisamente el gobernador, cuando se encontraba en campaña, quien asumió el compromiso de revertir esta serie de modificaciones que implementó el PJ a lo largo de 20 años de gestión.

Una de ellas es la ley de lemas, confusa, embrollada. Y la otra es el tercer mandato consecutivo al que aspiró Uñac y finalmente no pudo llegar. Como Orrego cumplió su primer año de mandato y no impulsó las modificaciones prometidas, el uñaquismo salió al ataque.

Está claro que al bloque justicialista no le dan los números ni de casualidad para imponer una enmienda constitucional que requiere una mayoría calificada. Orrego construyó consensos suficientes en el recinto como para bloquear ese proyecto. Sin embargo, el debate se dará en la opinión pública. Bueno, más que en la opinión pública, en la opinión política. En el círculo rojo y en esas mesas de café, tan alejadas de las dificultades que atraviesan las familias sanjuaninas para pagar la boleta de la luz, poner la mesa navideña o, simplemente, llegar a fin de mes.

El peronismo se desdice de aquella pregnante campaña del 2011. Sostiene que hoy es malo lo que en aquel momento era bueno. Doble estándar de manual. Pero también pone en un aprieto a Orrego frente a su promesa de campaña de revertir esta rereelección.

Será difícil que el gobernador admita que el peronismo le marque la agenda. Es altamente probable que esto termine siendo un chisporroteo de fin de año y nada más. Habrá funcionado, sin embargo, como un mensaje político. No ataca los acuerdos de fondo, no pone en riesgo el corazón de la gestión. Pero sí mete un recordatorio: el PJ y particularmente Uñac tienen una reserva con capacidad de daño.


JAQUE MATE

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