Preguntarse a quién le importa el paro docente puede sonar agraviante desde el arranque. No es la intención. Por supuesto que debería importarle a todo el mundo, por razones obvias. Sin embargo, hasta la Educación fue puesta en tela de juicio hace tiempo. Las aulas se convirtieron en botín de guerra.

Los primeros damnificados por el día de clases perdido este jueves fueron los alumnos y las alumnas, por supuesto. Dejando de lado el impacto pedagógico, aparece el impacto político. Todo paro es una medida extrema que busca llamar la atención cuando el patrón no escucha y no responde. En este caso, el gobierno nacional.

Desde CTERA hasta UDAP le pusieron nombre y apellido al destinatario de la medida de fuerza: Javier Milei.

Ni siquiera el vocero Manuel Adorni puede ignorar el motivo del reclamo. No importa que se haya preguntado públicamente: '¿en qué cabeza hacer una huelga docente en este contexto?'

Si no hay paritaria, si no hay recuperación de salarios sino todo lo contrario -el recorte sistemático de partidas para el financiamiento educativo- la respuesta está cantada. Nadie puede hacerse el distraído. Ni escudarse detrás de una mueca de ironía, tan típica de las conferencias ofrecidas por el portavoz presidencial.

El reclamo docente dejó al margen al gobierno de Marcelo Orrego, al menos por ahora. Este jueves la ministra de Educación, Silvia Fuentes, partió rumbo a Buenos Aires por obligaciones previamente contraida. Nadie más hizo declaración alguna sobre la medida de fuerza.

No hubo un informe sobre el acatamiento en San Juan. Los números del relevamiento quedaron reservados. Solo trascendió un cálculo sindical de UDAP, según el cual la adhesión en escuelas de gestión pública llegó al 85 por ciento y en la gestión privada al 30 por ciento.

Que la ministra Fuentes haya viajado fue sintomático. Que ninguna otra fuente ministerial se haya pronunciado sobre el paro docente, también.

El gobierno provincial logró desmarcarse de la protesta. Ese conflicto todavía no lo rozó. El malestar por el ajuste y la pérdida del poder adquisitivo se puede endosar directamente y con exclusividad a la Casa Rosada.

¿Cuánto falta para que la conflictividad salpique a Orrego también? El miércoles hubo una pequeña muestra que el gobernador logró dominar con habilidad política. Fue cuando encaró personalmente a los obreros de la UOCRA despedidos de la obra El Tambolar. La represa cayó en la parálisis, también víctima del frenazo nacional.

El próximo lunes la ministra Fuentes y el resto de los funcionarios provinciales tendrán que retomar la paritaria salarial con los sindicatos UDAP, UDA y AMET. Hasta ahora hubo un diálogo comprensivo y tolerante, fundado en las restricciones que impone la motosierra libertaria. No obstante, el bolsillo se resintió.

Este jueves en Banda Ancha la diputada y ex ministra de Hacienda, Marisa López, le puso número al atraso salarial. Dijo que desde que asumió la nueva gestión los salarios estatales -incluidos los docentes- perdieron el 40 por ciento. Esto fue producto de la alta inflación y los magros aumentos otorgados.

Hace un año, al gobierno justicialista de Sergio Uñac le costó mucho destrabar el inicio de clases debido a la protesta de docentes autoconvocados. El conflicto se desanudó solamente cuando se ofreció el 40 por ciento de aumento de golpe más el compromiso de aplicar cláusula gatillo. Se garantizó quedar siempre cinco puntos por encima del índice de precios al consumidor del INDEC.

El contraste entre aquella mecha corta y esta mecha larga es evidente. La ex ministra López identificó un componente político detrás de los climas sociales. Dijo que algunos líderes de aquellos autoconvocados hoy son funcionarios de gobierno.

Efectivamente es así. En diciembre de 2023, apenas cinco días después de la asunción, trascendió la designación de Jorge Echegaray -uno de los voceros del movimiento- como director de Sistemas del Ministerio de Educación.

Suspicacias al margen, la única verdad es la realidad. El propio Sergio Uñac reconoció, en su último acto por el día del maestro, que se equivocó. Que debió tener mejor diálogo con la docencia. En contraste, Orrego empezó con el pie derecho. Hasta hoy cuenta con un alto crédito en el sector.

El tono de las reuniones paritarias es amable y las discusiones suceden más entre los dirigentes sindicales que ente la patronal y los trabajadores. Demoran más en ponerse de acuerdo los líderes de UDAP, UDA y AMET en la letra chica de los acuerdos que los ministros de Educación y de Hacienda en rubricar los aumentos posibles.

Esta es la clave de los tiempos: los aumentos están condicionados a lo posible. La provincia perdió y sigue perdiendo financiamiento nacional. Es una verdadera hemorragia. Los sindicatos tomaron nota de ello y, de alguna manera, sellaron un pacto con Orrego para elevar la voz, para que se escuche en Buenos Aires.

Desde allá les contestaron con una amenaza. No habrá marcha atrás. Todo lo contrario. Habrá sanciones contra todo lo que se considere como 'adoctrinamiento' en el aula. ¿Los salarios? Bien gracias. ¿A quién le importa el paro docente?


JAQUE MATE