Detrás del voto negativo de Sergio Uñac al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones o RIGI hubo mucho más que una valoración del contenido de ese capítulo de la Ley Bases. Hubo un cálculo político. Una medición de costos y beneficios, condicionada por la interna peronista.

El voto positivo de los tres diputados alineados con Uñac, Walberto Allende, Fabiola Aubone y Koki Chica, les costó el escarnio público cuando volvieron a San Juan. Sus propios compañeros los acusaron de traidores por haberle dado esa herramienta al gobierno libertario. Si Uñac hubiera votado en la misma dirección, contra la Ley Bases en general pero a favor del RIGI en particular, hubiera ofrecido su cabeza en bandeja.

Este razonamiento salió de boca de una alta fuente del uñaquismo, involucrada en la disputa interna con José Luis Gioja. Fue precisamente el giojismo el que atacó públicamente a Allende, Aubone y Chica tras la votación del RIGI en Diputados. De alguna manera los tres legisladores anticipaban el pensamiento de Uñac. Pero el ex gobernador ni siquiera hizo el amague y se despegó absolutamente.

Por supuesto el voto negativo le costó una tímida crítica de parte de Marcelo Orrego. El gobernador dijo que tanto Uñac como su compañera Celeste Giménez actuaron en contra de los intereses de San Juan. Se plegaron a ese discurso la diputada nacional Nancy Picón y el ministro de la Producción, Gustavo Fernández. La prudencia y el recato de estas expresiones no tiene punto de comparación con la ferocidad de la interna justicialista.

Mucho menos cuando Uñac tiene previsto convocar la semana que viene al Consejo Provincial del PJ para lanzar el calendario electoral que finalizará el 11 de agosto. Hay altas chances de que prospere el acuerdo con Gioja para no demorar más el traspaso a la nueva conducción, aunque todavía la famosa lista de unidad tenga cabos sueltos.

Si Uñac hubiera votado a favor del RIGI, no hubiera podido aparecer por el PJ durante un tiempo largo, según admitió un dirigente de su entorno. El costo era altísimo en un contexto de frágil construcción de consensos.

Por otro lado, el poroteo del RIGI dispensaba a Uñac de inmolarse. Su voto no era necesario para aprobar el régimen que esperan ansiosas las grandes mineras, por el cual tanto lobby hicieron. Podía Uñac ahorrarse el mal rato interno en el PJ e igual la ley estaba asegurada. Guiño, guiño.

No se termina aquí la cuenta. Por dar quórum y votar a favor de la Ley Bases, dos senadores de Unión por la Patria fueron escrachados por Cristina Fernández de Kirchner en redes sociales. Cayeron en desgracia el entrerriano Edgardo Kueider y el correntino Camau Espínola. A ambos les cupo el mote de traidores. Hasta Alberto Fernández les cayó encima.

Ni Kueider ni Espínola tienen la jerarquía de Uñac, sencillamente porque el sanjuanino viene de ser gobernador de una provincia por dos mandatos consecutivos. Su eventual voto a favor del RIGI lo hubiera dejado expuesto y condenado en el acto. 

Cuidar el vínculo con Cristina hoy es imperativo. La ex presidenta sigue siendo muy gravitante. Uñac, dicho sea de paso, no descarta intentar el regreso a la gobernación en 2027. Falta mucho, es verdad. Por eso se cuidará de dar pasos en falso.

Con la sanción del Senado, la Ley Bases vuelve a Diputados. Como el capítulo del RIGI tuvo modificaciones, Allende, Aubone y Chica tendrán que volver a votar sobre el particular. ¿Seguirán insistiendo con la positiva? ¿O finalmente optarán por acoplarse a la negativa, desandando su posición original? ¿Están dispuestos a desdecirse y después salir a poner la cara?

Allende puede exhibir un poco más de autonomía que Aubone y Chica, quienes están mucho más atados a la batuta de Uñac. Además, el nuevejulino es el presidente de la Comisión de Minería. ¿Cómo podría votar en contra del régimen que supuestamente llega para promover las inversiones?

Los tres, con seguridad, quedarán nuevamente bajo la lupa de la militancia. En especial, la guardia giojista que ya los lapidó cuando acompañaron el RIGI. Su voto seguirá vinculado a Uñac de una u otra forma. Por lo tanto, vendrán días de intensas operaciones y cálculos políticos. Entre costos y beneficios internos, la Ley Bases ya tiene luz verde. Solo resta la formalidad de volver a pasar por la Cámara Baja.


JAQUE MATE