Cuando Marcelo Orrego dijo que si al presidente le va bien a la provincia le va bien lo dijo en serio. No fue solamente una frase hecha. El gobernador está urgido de que el modelo económico nacional le ponga punto final a la inflación y fundamentalmente a la recesión. A Orrego le sobran los motivos para encenderle una velita a Javier Milei.

Este jueves el gobernador volvió a manifestarse públicamente en defensa del DNU 70/23 que ya rechazó el Senado y ahora debe tratar Diputados. También se expresó a favor de la Ley de Bases que el propio oficialismo terminó retirando frente a la falta de votos en el Congreso Nacional. 

Entre los mandatarios provinciales identificados con Juntos por el Cambio, Orrego se ubica claramente entre los que apoyan incondicionalmente a la Casa Rosada. Nunca marcó la menor diferencia con Milei. Apenas puso la firma en una nota colectiva de respaldo al impetuoso Nacho Torres. Eso ya es historia.

A simple vista emergen dos razones de peso para que Orrego se mantenga alineado con la militancia libertaria. La primera de ellas es la altísima dependencia sanjuanina de los recursos coparticipables. Si no mejora la actividad y, por lo tanto, también la recaudación, la provincia estará en serios problemas en el corto plazo

La segunda razón es absolutamente política.

Todavía son altos los niveles de adhesión popular al modelo libertario. Según la encuesta más reciente de la consultora Opina Argentina, solo el 39 por ciento de la ciudadanía le exige a la oposición que le ponga freno a Milei. Comparativamente, son pocos los que ya le bajaron el pulgar al gobierno nacional, a pesar de que el bolsillo esté cada vez peor.

Por lo tanto, para Orrego resulta lógico usar el viento a favor. Si un importante segmento de la población banca la motosierra, ¿qué sentido tendría ponerse en contra? Por supuesto esta reflexión tiene sus bemoles. No resulta gratuito aceptar mansamente todos los recortes que le impuso el León a San Juan

Hasta ahora Milei solamente le transfirió déficit a Orrego. Cada peso que se ahorró Nación significó un nuevo gasto para el presupuesto ajustado de los sanjuaninos. Por ahora la plata alcanza. Pero los billetes no son elásticos. La situación de asfixia no debería extenderse indefinidamente o será insostenible.

En estos 100 primeros días de gobierno, Orrego ganó algunas certezas. No es poco. ¿Qué aprendió el gobernador con respecto al día de la asunción el 10 de diciembre? Lo primero fue no abrigar falsas expectativas. Se terminó de romper la ilusión de que Nación volverá a mandar partidas para viviendas, rutas, hospitales, escuelas. Eso no sucederá. Hoy Orrego lo sabe a ciencia cierta.

Sí logró el visto bueno de Nación para no obturar los desembolsos del Banco Interamericano de Desarrollo para el túnel de Zonda y la ampliación de la Ruta 40 Sur. Pero nada más. El dique El Tambolar, por ejemplo, quedó en suspenso. 

El resto fueron solo recortes. Ahí donde Nación dejó de mandar partidas la provincia tuvo que salir al rescate con recursos propios: Fondo de Incentivo Docente y Conectividad, comedores escolares, subsidio al transporte de pasajeros, medicamentos y la lista sigue. Cada vez más erogaciones para una torta que se achica.

Sin ninguna partida adicional, San Juan depende con exclusividad de la coparticipación. Pero estos fondos tienen una tendencia a la baja en términos reales, por el impacto de la recesión. Si el comercio y la industria se desplomaron como indican las estadísticas oficiales, eso repercute directamente en las remesas que les corresponden a las provincias.

El clima social puede combinar perfectamente el acompañamiento al ajuste nacional, con una mayor presión hacia el gobierno provincial. Por ejemplo, en el capítulo salarial de los docentes y estatales. Frente a esta contradicción, Orrego utilizó la metáfora de la bolsa de caramelos para 100 jardines de infantes, la semana pasada. Habrá que acomodarse a lo que hay. 

Orrego volvió a decir este jueves que el 80 por ciento de los recursos sanjuaninos procede de la coparticipación federal de impuestos. Si a eso se agrega el corte abrupto y definitivo de toda otra partida nacional, los caminos se cierran. Solo queda una opción alentadora y es que la profecía del libre mercado virtuoso y auto-regulado empiece a cumplirse. Ya nomás.

El desafío de Orrego en los próximos meses será sostener firmemente el timón en medio de la tempestad. Cuidar celosamente el equilibrio fiscal. Y resguardar el contrato social que le dio la victoria el 2 de julio del año pasado. 

Orrego ya decidió y está actuando en consecuencia. Reiteró que en 2023 ganó el cambio y ese cambio está expresado en el DNU y en la Ley de Bases. Equivale a encenderle una velita a Milei. Un acto de fe. Porque, hoy más que nunca, el futuro de la provincia está atado a las fuerzas del cielo.


JAQUE MATE