Los tres testeos positivos en camioneros resultantes el fin de semana pasado, provocaron que el gobierno de la provincia hiciera un ajuste en el protocolo para los transportistas de cargas. Ese cambio generó que desde este martes hubiera largas filas de vehículos pesados en el control de San Carlos, porque el hisopado obligatorio genera esas demoras. Son tiempos de adaptación permanente y de costos colaterales muchas veces imposibles de anticipar.

El camionero del octavo caso registrado en San Juan fue el que se sometió al hisopado en Emicar tras haber regresado a su hogar y haber convivido ya algunos días con su familia. No incumplió con el protocolo. Por el contrario, por ser residente de la provincia, no requería ser testeado en el límite sino que tenía la posibilidad de diferir la prueba y luego llevarla a cabo en las cabinas de la empresa donde se otorgan las licencias de conducir.

Es decir, como se cumplió con el protocolo, el camionero asintomático finalmente fue diagnosticado y sus contactos estrechos fueron aislados, hasta que todos obtuvieron su prueba negativa. Pero el caso encendió la luz amarilla. ¿Y si hubiera regado Covid-19 por todos lados en esos días que estuvo en circulación en la provincia? Fue una de las conclusiones que motivaron a las autoridades de gobierno a extremar los recaudos.

A partir de este martes, todos, absolutamente todos los camioneros que intenten ingresar a San Juan tendrán que exhibir un certificado de hisopado de hasta siete días de antigüedad y, en caso contrario, serán testeados ahí mismo en el control limítrofe. Esto, por supuesto, genera mayor demora para el tránsito de las cargas que entran y salen del territorio. Y en esta oportunidad, ya no hay distinción entre foráneos y transportistas sanjuaninos.

Por supuesto esta situación generó algún malestar. Pero el sindicato STOTAC acompañó la decisión oficial. El riesgo que corren los afiliados encuentra una garantía sanitaria con este monitoreo tan estricto. No son perseguidos sino cuidados. Ellos y sus familias también.

Los otros dos casos de camioneros positivos detectados el fin de semana en San Juan generaron onda expansiva. El chofer salteño que siguió viaje, se enteró en Catamarca que su resultado había sido positivo y llegó a su provincia de origen con el Covid-19 a cuestas. El gobierno norteño pataleó por la actitud sanjuanina de haberlo despachado sin esperar el resultado de la PCR. 

Pero  ¿alguien imagina un protocolo que implique demorar a todos los camioneros que están de paso, hasta que esté el resultado de la PCR? En Salta le echaron en cara al gobierno sanjuanino que se pudo hacer un testeo rápido, pero este no es infalible, no da garantías como el tradicional.

Y surge otra pregunta derivada: ¿qué pasaría si el resultado fuera efectivamente positivo? Habría que retener al transportista y a su carga también. Y si esta fuera un alimento perecedero, habría un perjuicio directo. ¿Quién asume la pérdida económica?

Las mismas preguntas asoman con respecto al chofer boliviano que fue hisopado en San Juan y retenido y aislado en Mendoza. El problema tiene varios ribetes. Muy íntimamente, en Casa de Gobierno admiten que el protocolo seguirá acomodándose a la realidad, en medio de una pandemia que no conoce antecedentes.

No todo se resume en el cuidado sanitario. La salud es prioritaria, eso nadie lo discute. Sin embargo, hay plena consciencia de que las acciones adoptadas siempre tocarán intereses de distintos sectores. Desde las empresas transportistas, en este caso, a las proveedoras de las mercaderías y sus clientes que esperan la entrega en tiempo y forma, dado que se trata de un servicio esencial. 

También impacta en gobiernos de otras provincias. Nadie quiere recibir choferes con Coronavirus. Nadie quiere seguir engrosando su estadística, ni mucho menos correr el riesgo de contagio por contacto estrecho. Saber que viene en camino una persona con Covid-19 detona el costo político también.

El protocolo para el transporte de cargas seguirá mutando, como en el resto de las actividades que intenta flexibilizar la provincia. Sin circulación viral comunitaria, parecen estar dadas las condiciones para avanzar en esta fase de distanciamiento. Al mismo tiempo se sabe que la explosión del virus en el área metropolitana de Buenos Aires echa a rodar el germen por las rutas argentinas y la única garantía que tienen los sanjuaninos frente a esa amenaza sería cerrar rigurosamente las fronteras. Absolutamente inviable.

Los transportistas son indispensables. Prestan un servicio valioso. Hay que encontrar la manera de que puedan trabajar con la mayor seguridad posible. También estar abiertos a la hipótesis de que aparezcan más casos positivos, al volante de un camión. Adaptarse es el desafío.


JAQUE MATE