'¡Pero qué tipo impresentable si se confirma la acusación!', dijo un ex funcionario del gabinete provincial este lunes por la noche en un chat privado. Ni siquiera hay que aclarar que se refería a Alberto Fernández y el sapo que tienen que tragar los justicialistas, producto de la seguidilla de escándalos que envuelve al ex presidente.

A Alberto ya le soltaron la mano. Aunque resulte sobreseído en la Justicia frente a la demanda por violencia de género presentada por la ex primera dama, Fabiola Yáñez, jamás saldrá exento del daño político. 

Hay una expresión muy común en la trinchera militante según la cual, el acompañamiento llega hasta la puerta del cementario. Nada más. Luego, que en paz descanse. El refrán no habla de la muerte sino de la extinción política. Todo indica que Alberto entró en agonía

Cristina Fernández de Kirchner, artífice de su candidatura presidencial en 2019, le terminó de bajar el pulgar el viernes pasado. En sus redes, la Jefa se refirió por primera vez al bochornoso episodio de violencia intrafamiliar. Pero eligió empezar con una sentencia política: 'Alberto Fernández no fue un buen presidente'. Adiós.

Un garrón. Esa sería otra manera de decirlo. El peronismo entró en etapa de purga, como ya sucedió en otros tiempos. Renovación le dicen habitualmente. La moraleja no solo es la equivocación de acompañar a Fernández sino el alto costo de seguir ciegamente la voluntad de Cristina.

A ese aprendizaje obedece la serie de movimientos recientes para instalar a Axel Kicillof como alternativa presidencial para 2027, contrariando a Máximo Kirchner. No solo lo está haciendo el peronismo territorial, el que confluyó el viernes pasado en La Rioja. También lo está haciendo el ala kirchnerista que representa el Frente Grande.

Un puñado de intendentes sanjuaninos viajó en caravana a La Rioja para tomarse la foto junto a Axel, con el pretexto de una cumbre de la Federación Argentina de Municipios. Estuvieron el jachallero Matías Espejo, el rawsino Carlos Munisaga, el ullunero Hugo Domínguez, los ex intendentes Cristian Andino y Fabián Gramajo, además del legislador del Parlasur Matías Sotomayor.

Fueron testigos de una foto muy sugestiva, con aires de fórmula presidencial: Axel y Ricardo Quintela, el gobernador riojano, abrazados y con los brazos en alto. Fueron dos de los únicos cuatro que se negaron a firmar el Pacto de Mayo.

Pero también hubo sapo en el menú. Los sanjuaninos tuvieron que confluir con el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, procesado por abuso sexual. El dato no pasó inadvertido. Se los echó en cara la massista Alejandra Caneva vía redes sociales. Porque si Alberto es mala palabra, Espinoza también.

Sin embargo, el tema ahora y por estos días es Alberto. El tsunami de fotos, chats y videos inundó la agenda. Le pasó por arriba a todo lo demás. Incluso las privatizaciones de las centrales hidroeléctricas del Comahue quedaron a segundo plano. Hasta los exhabruptos habituales de Javier Milei en la red X perdieron rating frente a la caída de Fernández.

Todo, a pedir de boca de los oficialismos. Tanto la usina de La Libertad Avanza como el residual de Juntos por el Cambio, se vieron favorecidos repentinamente por el capítulo más shockeante que recuerde la historia reciente de la Quinta de Olivos. Sin embargo, nadie puede especular con que el efecto se prolongue demasiado en el tiempo.

Un importante operador del uñaquismo le restó importancia al affaire Fernández-Yáñez a fines de la semana pasada. Está muy lejos todavía la definición electoral del 2025 y, llegado el momento, pesará la economía por encima de todo. El cálculo peronista se apoya fundamentalmente en el malestar creciente por los tarifazos y la pérdida del poder adquisitivo, más allá del relato libertario que sostiene que ya empezó la recuperación en 'V'.

Igualmente, tanto los violetas como los amarillos podrán estrujar este momento imborrable para sacarle hasta la última gota. Lo hará el diputado nacional José Peluc. Lo hará el gobernador Marcelo Orrego. Cada uno a su modo, tendrán muy a mano el bochorno de Alberto para rescatar una vieja muletilla: 'kirchnerismo nunca más'.

¿Acaso esta columna pretende adivinar el futuro? Para nada. Los hechos se irán acomodando de acuerdo a la lógica de la política. O, mejor dicho, de la campaña.

En cada momento de debilidad a lo largo de sus cuatro años de gestión, Alberto llamó a los gobernadores para resistir la interna con Cristina. A cambio de darle una foto de respaldo, los gobernadores le sacaron financiamiento millonario. Uñac se benefició con esta dinámica. Quedó plasmada en la cantidad récord de viviendas construidas con fondos nacionales, por ejemplo.

Pero esto ya es historia. Alberto es historia.


JAQUE MATE