Hablando en criollo, en política nadie tiene la vaca atada. El refrán vale fundamentalmente para tiempo de elecciones, pero aplica a lo largo de toda la gestión. La popularidad puede escalar tan vertiginosamente como puede desplomarse. Abundan los ejemplos al respecto. Aclaración al margen, hay dirigentes que han consolidado interesantes niveles de aprobación. Es el caso de Cristian Andino y un par más.

Pero vale detenerse en el intendente de San Martín en esta oportunidad. Está transitando su cuarto mandato como jefe comunal y sigue siendo uno de los mejor conceptuados por sus vecinos. Podría respirar tranquilo en el umbral de 2023. Tiene espaldas para coronar heredero o heredera en el departamento. Y le queda resto para meditar su próximo paso. Difícilmente desembarque en la Legislatura. Ya rechazó antes la posibilidad de ser diputado. Pero habrá que esperar a que evolucionen los acontecimientos.

Asumiendo que nadie tiene la vaca atada pero Andino es de los poquísimos que llegaría a 2023 con un panorama más o menos acomodado, su preocupación vale doble. Este jueves en Banda Ancha el intendente dijo que ojalá se resuelva cuanto antes la disputa judicial por las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias, que se dilató más allá de lo tolerable. Sobre todo, en tiempos de malhumor social.

Por supuesto Andino se mantuvo estrictamente dentro del planteo de Sergio Uñac, plasmado en la postura de Fiscalía de Estado. Es decir, que las PASO deben derogarse y la votación debe simplificarse para el ciudadano, para ir a las urnas una sola vez. Pero hoy la respuesta final depende de un fallo de la Cámara Civil que este jueves escuchó a las partes. Empezó la cuenta regresiva para saber si ratifican la resolución de la jueza Adriana Tettamanti o la revocan.

El apuro de Andino por tener una definición viene por partida doble. Por un lado, porque la incertidumbre sobre el sistema electoral aplicable a 2023 mete ruido en la militancia. Segundo, porque ese ruido amenaza con entorpecer la gestión. Y nuevamente hay que mencionar que las urgencias de la gente pasan por poner el pan sobre la mesa. El debate político se reduce a la charla de café, como siempre ocurrió, pero esta vez se impone hacerlo con recato. Cualquier sobreactuación hacia afuera solo tendrá impacto negativo. Los estados de ánimo luego se manifiestan en el cuarto oscuro.

Tanto a Andino como a otros dirigentes departamentales les preocupa el territorio. En voz baja, sin aspavientos, están esmerados en mantener el contacto cara a cara con los vecinos. Son momentos de mucha proximidad y acompañamiento. Simplemente estar. El cálculo es el mismo para todos y es el siguiente.

Para instalarse en la consideración de la ciudadanía hay que salir de inmediato. Hay que hacerlo moderadamente, con sobriedad, pero siempre ganar la calle. La cuenta regresiva empezó y la línea final sería el 21 de noviembre, cuando arranque el mundial de Qatar. Quedan apenas cuatro meses y fracción para aparecer en los sondeos de opinión.

Para Andino puede ser un tema liquidado, porque tiene alto nivel de conocimiento entre los suyos. Y muy buena imagen también. Pero el siguiente paso puede requerir salirse de los límites de su San Martín natal. En cualquier hipótesis, una vez empezado el campeonato de fútbol la política pasará a segundo plano. Inmediatamente vendrán las fiestas de fin de año. Luego, las vacaciones de enero. Y a continuación ¿el calendario electoral?

Es altamente probable que Sergio Uñac adelante los comicios en San Juan para separarlos de los nacionales. El antecedente de 2019 respalda esta conjetura. Llegar a enero/febrero sin haberse instalado, sin aparecer en encuestas de opinión pública, significará quedarse afuera. La ecuación está replicándose en todos los búnkers, tanto del oficialismo como de la oposición.

Por eso la falta de reglas electorales para el año próximo genera tanta incertidumbre. Hubo un gesto político de parte del giojismo este jueves. Antes de entrar a la audiencia con el Fiscal de Estado en la Cámara Civil, el diputado Leonardo Gioja dejó una puerta abierta. Ante el móvil de Canal 13 dijo que nunca discutieron sobre las PASO, sino sobre la validez de la ley sancionada el 16 de diciembre. 

Es decir, están discutiendo los modos que se emplearon. El fondo de la cuestión, si hay que dejar las primarias como están, si hay que retocarlas o si hay que cambiar el sistema por otro, todo eso todavía está abierto. El giojismo, evidentemente, está receptivo para participar de ese debate. No así la oposición.

Algunos referentes de Juntos por el Cambio, como el intendente de Rivadavia, Fabián Martín, plantearon que ya no se puede alterar el sistema electoral para 2023, ni siquiera modificando la ley 613-N que regula los plazos. Si uñaquismo y giojismo se pusieran de acuerdo reunirían los dos tercios necesarios en la Legislatura para flexibilizar esa norma. Pero la oposición amaga con volver a judicializar el asunto, llegado el caso.

Ese sería un escollo. El otro, no menor, es que el acuerdo entre uñaquismo y giojismo es solamente una aspiración interna. No está ni siquiera cerca. Hubo y hay una ola de versiones que van desde implementar un sistema de colectoras hasta una maquillada ley de lemas. Nada de eso prosperó hasta el momento básicamente porque las cabezas no se ponen de acuerdo en la categoría de gobernador y vice. ¿Hay margen para abrir la competencia en ese segmento? Uno dice que no. El otro dice que sí.

Mientras tanto corre el calendario y los intendentes, espectadores de esa discusión de cúpula, caminan a tientas. Incluso los que tienen la vaca atada. 


JAQUE MATE