Acostumbrado a ser 'incorrecto' -y pagar eventualmente los costos- Mauricio Ibarra insistió este jueves con una frase que ya le trajo algunos dolores de cabeza en el pasado reciente. Dijo que 'Uñac no es Alberto'. La diferenciación resultó tajante e hiriente seguramente para algunos. Trazar esa división implica, primero, reconocer que las cosas no están bien en lo nacional. Para un peronista, el baño de realidad puede resultar terriblemente doloroso.

Llamativamente Ibarra no fue el único que marcó el contraste. Y no, no fue un fanático uñaquista sino un militante de otro sector del peronismo. Fue Eduardo Camus, bisnieto del exgobernador justicialista y referente de Juan Grabois en San Juan. Nada menos.

Camus tuvo una definición parecida a la de Ibarra -ambos en Banda Ancha este jueves- aunque seguramente ninguno de los dos sabía de la postura del otro. ¿Qué dijo el líder del Frente Patria Grande en la provincia? Que Alberto Fernández no está escuchando el clamor popular en el afán por atender las necesidades del 'mercado', mientras Uñac atendió el pedido de los autoconvocados y acomodó las cuentas para dar un aumento salarial sin precedentes, acorde a la inflación bestial.

El día previo, Grabois emplazó al presidente en una manifestación de movimientos sociales en el Puente Pueyrredón. '¡Te pusimos para que haya menos pobreza!', vociferó el dirigente cercano al Papa Francisco, visiblemente herido por la falta de respuestas. Su espacio viene impulsando en el Congreso Nacional un Salario Básico Universal, pero la reacción de la Casa Rosada hasta ahora ha sido negativa. Simplemente las cuentas no cierran.

Es un debate largo. Pero la mención sirve para marcar ese contraste. En San Juan hubo reacción oficial cuando miles y miles de docentes autoconvocados salieron a manifestarse en las calles. En Nación no. Punto.

Que lo plantee Ibarra pudo sonar lógico, en el interés por blindar al gobierno de Uñac de los avatares nacionales, en la antesala del 2023 electoral. Que coincida sin saberlo el referente de Grabois, fue más que revelador.

Que el Frente de Todos va a provincializar la elección el año que viene no debería sorprender a nadie, porque fue la estrategia en las legislativas de mitad de mandato en 2021. Habrá comicios desdoblados. Primero será el turno de defender el territorio. Luego se verá el escenario nacional. 

Por supuesto a Uñac o quien lo suceda jamás le podría resultar indiferente el color político del futuro presidente. Pero la batalla será tan grande que parece conveniente separarla en porciones.

Tampoco habrá que esperar que Uñac salga a despegarse del gobierno nacional ni confronte con las políticas de Fernández. Básicamente, porque no es su estilo. Se diferenció de Mauricio Macri, sí, pero lo hizo con mucha sobriedad. Mucho menos podría esperarse que, en el afán de sumar un voto, salga al ataque de la Casa Rosada al estilo Juan Schiaretti. Sería impensable.

Tendrá seguramente dirigentes en su entorno -algunos líberos por ahí también- que marquen los matices. Pero siempre será en el marco de la moderación. La provincia necesita sostener el vínculo con Nación y, a decir verdad, ha tenido reciprocidad de parte de la Casa Rosada.

El gobernador lo puso en términos prácticos este jueves, cuando reveló parte de su charla con la ministra de Economía, Silvina Batakis, en una rueda de prensa en el Servicio Penitenciario. Le pidió a la funcionaria garantías de financiamiento de la obra pública comprometida a pesar del ajuste inevitable, porque con esos fondos se sostienen nada menos que 10.000 puestos de trabajo registrado. Inapelable.

Uñac también le planteó a Batakis la preocupación de los industriales sanjuaninos por el cepo a las importaciones, que está haciendo mella en la capacidad de producción. Más allá de cuidar la rentabilidad del sector privado, esto también se puede contar en puestos de trabajo. 

Nadie está pensando en despidos, según dijo en Banda Ancha el presidente de la Unión Industrial de San Juan, Ricardo Palacios. Pero sí podría haber recorte de horas extras y vacaciones anticipadas. Siempre será una luz amarilla. La cadena de pagos está cortada y la especulación -¿cuándo no?- hace lo suyo.

Entre las medidas que anunciaría Batakis en las próximas horas habría alguna flexibilización para importar insumos industriales. Sería un alivio para el sector productivo y una conquista para Uñac también, en el marco del diálogo siempre abierto con Nación. Pero habrá que moderar el optimismo.

En la rueda de prensa, Uñac rechazó hablar de un segundo semestre 'crítico'. Prefirió hablar de un segundo semestre 'difícil'. Es bastante más que un juego de palabras o un eufemismo. Hubo intencionalidad política en esa cautela que pretende evitar regar el fuego con nafta. Que esto tampoco signifique caer en el negacionismo.

La corrida cambiaria es real y el impacto inflacionario será eventualmente blanqueado por el INDEC a mediados de agosto. El índice de precios al consumidor de julio reflejará el impacto de la salida de Martín Guzmán del Ministerio de Economía y lo que sobrevino a continuación. Otra vez los salarios serán sometidos a comparaciones con los nuevos niveles de la canasta básica y la canasta total. Es cuestión de tiempo, días, para que se venga esa ola encima.

La única certeza en medio de la incertidumbre es que hay que seguir gestionando. Administrar los recursos y contrapesar intereses. Dicen algunos que Uñac no es Fernández. Que la realidad de San Juan no es la nacional. Y es cierto. Pero tampoco sería recomendable cerrar los ojos. Sin desesperarse, vale la pena de vez en cuando darse un baño de realidad.

JAQUE MATE