Bienvenida realidad (Parte II)
Acerca del cuarto caso positivo de Covid-19 detectado en San Juan y el primero, informado el sábado 28 de marzo.
El lunes 30 de marzo esta columna se titulaba "Bienvenida realidad" y aludía al primer caso confirmado de Coronavirus en San Juan. Había sido informado por el gobernador Sergio Uñac el sábado 28 por la noche, con lógica preocupación porque se consumaba el debut que nadie hubiese querido. La pandemia llegaba a la provincia ese día.
Frente a la realidad, hubo una reacción social de terror: atacaron a la joven doctora contagiada a través de redes sociales y hasta le pusieron custodia policial en su domicilio para evitar hechos peores. Quedó como anécdota. A ella le tocó poner el cuerpo para materializar la enfermedad que hasta entonces parecía una ficción inventada por el gobierno. Al menos eso sugerían los sectores más reactivos a la cuarentena estricta.
Pero el Covid-19 era muy tangible. También en San Juan. Luego vino el segundo caso, también una señora que había viajado al exterior. Se confirmó el viernes santo, el 10 de abril. En simultáneo, pulularon las versiones conspirativas acerca de la inconducta que habían tenido la mujer y su marido. Todo fue una patraña.
Y llegó el tercer caso, el martes 5 de mayo, un camionero que fue trasladado desde Buenos Aires en vuelo sanitario. Hasta entonces, todos importados porque contrajeron el germen fuera de la provincia y regresaron con la enfermedad a cuestas. Hasta ahí la situación epidemiológica era una. Se dio en reiteradas ocasiones en este mismo espacio, que cada día implicaba barajar y dar de nuevo. Finalmente sucedió que vino una mano complicada.
El cuarto caso confirmado este lunes 18 de mayo tuvo cierta equivalencia con el primero. Porque no fue uno más. La paciente se infectó aquí, por haber mantenido contacto estrecho con el único enfermo internado en aislamiento en el Hospital Rawson. Aparentemente, la médica de profesión violó todos los protocolos, ingresó sin autorización a la habitación de su hermano, lo habría asistido para alimentarlo y acompañarlo al baño. Y habría seguido luego atendiendo pacientes y visitando a sus padres y otros familiares. En total, hay unas 30 personas que podrían haber tenido contacto con ella.
El asunto ya está en manos de la Justicia. La cadena de responsabilidades de funcionarios debería ser por estas horas motivo de severo análisis en el Ministerio de Salud Pública, que sale con la imagen lastimada, tras semejante desprolijidad. Sin embargo, el hecho puntual del contagio puso a los sanjuaninos nuevamente con los pies sobre la tierra.
Fue justo en el día 60 de cuarentena obligatoria, en plena conquista de libertades a cuentagotas, pagando el costo económico, emocional y hasta político por el encierro colectivo. Si la provincia no tenía circulación viral comunitaria, ¿con qué objeto seguía imponiéndose a la población un confinamiento parecido al de una película postapocalíptica?
En voz baja, en conversaciones reservadas, dirigentes políticos y altos empresarios empezaron a cuestionar las restricciones. Le recriminaron al gobierno de Sergio Uñac haberse subordinado mansamente a las medidas de Alberto Fernández sin discriminar las particularidades sanjuaninas, tan diferentes a otras grandes urbes del país. La gran tentación era suponer que el confinamiento nunca fue justificado, que la pandemia nunca se arrimó a esta lejana jurisdicción cordillerana.
La secretaria de Planificación del Ministerio de Salud Pública, Alina Almazán, dijo este lunes horas antes de anunciarse el cuarto caso positivo, que habrá cada vez más casos sospechosos y, lógicamente, nuevos casos positivos. Que ahora la clave es el sistema sanitario tonificado para garantizar la atención a toda persona que lo requiera. Para eso sirvió la cuarentena, no para disipar la peste, no para ahuyentarla, sino para ganar tiempo y preparar las suficientes camas y apartología.
La nueva paciente que suma el Covid-19 en San Juan es la materialidad de esta nueva fase. Seguramente se haya podido evitar, posiblemente falló el protocolo. O tal vez, era algo que iba a suceder en algún momento, porque así de escurridiza es esta peste, que encuentra el menor desliz y se introduce sigilosamente. La reacción generalizada fue de asombro, preocupación, miedo y enojo. Posiblemente lo que siga sea la aceptación de una nueva realidad.
Es decir, admitir de una buena vez que la pandemia nunca fue una ficción y que San Juan, merced a su ubicación distante y su siempre conflictiva conectividad con el resto del país, corrió con ventaja. Pero eso nunca significó inmunidad. El invierno aún no comenzó y con las temperaturas en descenso, habrá condiciones ideales para que prospere este virus y todos los que atacan el sistema respiratorio. Se ha dicho hasta el cansancio. Tanto que se convirtió en música de fondo. Ruido de tránsito.
Que la noticia no provoque pánico ni parálisis, que no tome por sorpresa absolutamente a nadie, que sirva para comprender la magnitud del momento histórico que le toca vivir a esta generación. Nuevamente, bienvenida realidad.
JAQUE MATE