¿Está preparado el peronismo para reconfigurarse a partir de un 'diálogo horizontal', como sugiere la vicepresidenta del partido, Daniela Rodríguez? Suena a pedirle peras al olmo. El PJ hizo un culto de la verticalidad. Cada vez que un liderazgo se deterioró, hubo otro que tomó rápidamente la posta. Y cuando la cabeza no estuvo del todo definida, pagaron caro el perjuicio de la conducción bicéfala.

Sucedió a nivel nacional y, en menor medida, también en lo provincial. Alberto Fernández fue impuesto por Cristina Fernández de Kirchner como candidato en mayo de 2019. El dedo de la expresidenta bastó para alinear al resto del aparato partidario, incluidos los gobernadores más reticentes. La fórmula fue exitosa en lo electoral, pero la gestión sufrió una seguidilla de tropezones.

Más allá de la pandemia, la guerra y la sequía, la administración de los Fernández cayó víctima de su propia fragilidad. A punto tal esto fue así, que Sergio Massa tomó 'la papa caliente' -como él mismo dijo varias veces- hasta confundirse su rol con el de un jefe de Estado. Ese limbo entre ser y no ser le costó el castigo en las urnas.

Por supuesto estuvo la impericia en materia económica. Eso es innegable. La impotencia para darle respuesta temprana al trabajador, votante histórico de las opciones políticas populares. El deterioro del poder adquisitivo bastó para romper ese contrato. El Frente de Todos se defraudó a sí mismo.

Detrás del gobierno fallido hubo falta de conducción. Aquello del poder bicéfalo que le valió el triste apodo al presidente Fernández: 'Albertítere'. No solo terminó enemistado con Cristina sino que salió a ventilar ese enfrentamiento a última hora, a punti de entregarle el mando a Javier Milei.

El peronismo nunca se llevó bien con la horizontalidad. Otra demostración de esa premisa fue la tensión nunca resuelta entre Sergio Uñac y José Luis Gioja. El pocitano intentó escapar de la sombra de quien fuera su mentor. Cortó todos los lazos. El 'Flaco' nunca se allanó a la nueva conducción. Su cuota de poder se redujo pero le alcanzó para partir el peronismo sanjuanino.

Cada desgranamiento sufrido por Uñac encontró refugio del otro lado. Hasta que un día la pelea interna fue tan grande que aburrió al ciudadano común. La gestión no tuvo los inconvenientes que sí hubo a nivel nacional. Pero el desgaste se empezó a sentir igualmente luego de 20 años de ver las mismas caras. Para el sanjuanino promedio, el recambio, la oxigenación, no estuvo dentro del justicialismo. Así ganó Marcelo Orrego.

De las cinco elecciones llevadas a cabo en 2023 en San Juan, el PJ solo ganó dos: las municipales del 14 de mayo y las legislativas nacionales del 22 de octubre. Perdió las más importantes: a gobernador y a presidente. El revolcón los puso en situación de examinarse.

Este miércoles en Banda Ancha la flamante intendenta chimbera, Daniela Rodríguez, pidió que la conducción del PJ garantice el diálogo llegada la hora de la renovación. Los mandatos partidarios vencerán en marzo. Queda apenas un puñado de días para sondear los acuerdos posibles.

Sorprendentemente o no, tanto Uñac como Gioja tuvieron un par de coincidencias al respecto. La primera fue no participar personalmente para dejar espacio a las nuevas generaciones. La segunda fue intentar una lista de unidad. Someter al peronismo a otra elección, con movilización de afiliados, campaña y agresiones cruzadas no tendría sentido. Sin embargo, no están a salvo todavía.

En este plan de renovación hay varios asomándose con aspiraciones. Entre ellos, el chimbero Fabián Gramajo. Por eso la palabra de Daniela fue crucial. Que ella pida garantizar el diálogo implica evitar las impugnaciones de arranque. Concretamente, prevenir la censura a su marido.

La reciente alianza entre Gramajo y el rawsino Carlos Munisaga fue la respuesta a una operación que trascendió periodísticamente para obturarlos a ambos en su carrera por la conducción del justicialismo. Según esa versión, el uñaquismo estaría armando un triunvirato que excluya a los caciques de los dos departamentos del Gran San Juan.

Daniela fue cauta este miércoles pero no jugó para atrás tampoco. Sostuvo que 'San Juan te quiero' es una opción. Advirtió que han crecido como estructura. Y defendió a Gramajo como 'un dirigente que perfila muy bien'. No hicieron falta mayores aclaraciones.

Se está cocinando la nueva generación del peronismo sanjuanino y no está claro aún quiénes serán las nuevas caras. El aprendizaje reciente indica al menos dos cuestiones. 

La primera, que todo aquel que sea excluido tendrá capacidad de daño. La segunda, que la horizontalidad no se lleva bien con el justicialismo. Y ahí radica el mayor desafío: encontrar lo más rápidamente posible una conducción vertical que les permita ordenarse antes de explotar en mil pedazos. En mil nuevos 'ismos'.


JAQUE MATE