'Brindo con agua', dijo Alfredo Avelín tras ganar la gobernación en 1999. Con ese gesto simbólico, con el vaso en alto en plena conferencia de prensa, celebró el resultado de las urnas e hizo su primer anuncio: OSSE se quedaba en manos del Estado. Hasta ahí llegó la ola privatizadora del menemismo y el escobarismo.

Unos años antes la otra empresa estatal provincial, Servicios Eléctricos Sanjuaninos, se convirtió en Edessa y fue adquirida por capitales chilenos. Luego se llamó Energía San Juan y, más recientemente, Naturgy. El cambio de régimen, de público a privado, trajo consigo la creación del Ente Provincial Regulador de la Energía, más conocido como EPRE.

Veinticinco años más tarde hay elementos suficientes para comparar una experiencia y la otra. La suerte que le tocó a San Juan con la energía privatizada y el agua estatal.

Habrá opiniones a favor de un modelo y del otro. Quejas también, en abundancia. Pero esta semana puntualmente sucedió un contraste inédito en el punto más sensible: el bolsillo.

Mientras el EPRE anunció que Naturgy y Decsa (Caucete) tendrán que bajar la tarifa eléctrica alrededor del 5 por ciento, el presidente de OSSE, José Luis Beltrán, esquivó la pregunta de Canal 13 acerca de la boleta de agua y cloacas para el año próximo.

A lo largo de 2024 OSSE aplicó una serie de aumentos sin previo aviso. Que había un retraso en los valores, es innegable. Por eso fue muy llamativo que nunca se blanqueara la política de recuperación de la empresa para garantizar el equilibrio y, en consecuencia, la prestación del servicio. Nada de eso.

Pero, a pesar del sigilo, la gente tomó nota del aumento mensual, inconsulto y no regulado, que simplemente llegó impreso en la boleta. De unos 4.443,98 pesos en enero, el monto saltó a 25.665,00 pesos en diciembre.

Esos 21.200 pesos de diferencia entre la factura de enero y la de diciembre significaron un incremento del 478 por ciento. Muy, muy por encima de la inflación promedio anualizada por el INDEC en noviembre, del 166 por ciento.

Es cierto que una boleta por agua y cloacas del orden de los 25.000 pesos sigue siendo muy accesible, en comparación con el costo de la energía y de cualquier otro servicio esencial, como la telefonía e internet. Pero una cosa no quita la otra: OSSE siempre anunció, explicó y justificó su política tarifaria. Excepto en 2024.

El secretismo de OSSE quedó expuesto fundamentalmente en este diciembre, cuando el EPRE llevó a audiencia pública a Naturgy y a Decsa para regular las tarifas desde enero a julio de 2025 y, sorpresa, resolvió que hay que bajar el monto en beneficio de los usuarios. Falta la resolución formal, pero es decisión tomada.

¿Significa todo esto que a OSSE le hubiera ido mejor en manos privadas? ¿Es acaso esta columna una arenga a la privatización de la empresa de agua y cloacas de San Juan? De ninguna manera. En absoluto.

El agua es un servicio público esencial y, pese a las deficiencias evidentes en la prestación, está claro que siempre se impuso el interés social por encima de la renta empresaria.

Esta semana Marcelo Orrego inauguró una obra fundamental en Valle Fértil con fondos estatales, para ponerle fin al padecimiento de los vallistos, que es el padecimiento de muchos otros que todavía esperan una mejora definitiva a la falta de presión en las tuberías.

Si es o no es rentable hacer una inversión semejante, nunca se puso en discusión. No puede subordinarse el agua a los fríos números del mercado. Sería imperdonable.

Por eso el agua parece indelegable. Por eso Avelín brindó con agua como signo inequívoco de ese mandato popular. Fue el punto final a las privatizaciones. Sin embargo, con Javier Milei en el poder y con la sanción de la Ley Bases, vuelve a ganar impulso esa ola privatista. Nada indica que Orrego vaya a subirse. Afortunadamente.

Beltrán tiene la enorme responsabilidad de demostrar que OSSE puede funcionar con cuentas equilibradas y con eficiencia en la prestación del servicio. Todavía no se vio. Y ya cumplió su primer año de gestión.


JAQUE MATE

Orrego, a lo Bravo
Libertarios al pie, no way