El contrato político entre Sergio Uñac y los intendentes goza de buena salud. Es una plataforma para pensar en una nueva candidatura a gobernador en 2023, si ese fuera el plan. Todo indica que se están alineando las acciones en esa dirección. Prácticamente al unísono, en un segmento de pocas horas, se manifestaron a favor de otro mandato uñaquista el chimbero Fabián Gramajo, el sanmartiniano Cristian Andino y la caucetera Romina Rosas. Sucedió en la pantalla de Canal 13.

Sin matices. Prácticamente a coro. Fue un sí rotundo a la posibilidad constitucional de que Uñac encabece fórmula nuevamente, previa pipa de la paz con el espacio que lidera José Luis Gioja. Esa unidad deseada todavía está lejos pero sigue siendo una necesidad para evitar la dispersión del peronismo. Se ha dicho una y mil veces que las divisiones dentro del Frente de Todos ayudarían a la oposición. 

'Si así lo decide el gobernador, lo vamos a acompañar', dijo Gramajo en Paren las Rotativas el martes por la noche. Viniendo de él, el respaldo anticipado vale doble, porque es uno de los intendentes bien posicionados que quedará liberado en 2023 y, legítimamente, podría tener aspiraciones personales para llegar a Libertador y Paula. No faltaron quienes alentaran esa posibilidad.

Por eso, que Gramajo se corra del lugar de sucesor y adelante su acompañamiento a Uñac en 2023 es una señal política que irradia hacia todo el espectro peronista. Incluido el giojismo, con quien el chimbero tiene diálogo permanente y no lo oculta. Ese vínculo con todos es uno de los activos que logró edificar el intendente desde Villa Paula. Su postura es gravitante. Tiene muchos ojos encima. 

'La unidad no es solo por el bien del justicialismo o del Frente de Todos, sino por el bien de San Juan', dijo Gramajo. Fue una manera elegante de decir lo ya dicho: si van divididos pueden perder.

Una dimensión semejante tuvo el apoyo puesto de manifiesto por Andino, también en Paren las Rotativas. Previa aclaración de que no es abogado, consideró que la Constitución Provincial habilita plenamente a Uñac para ser reelecto nuevamente. Dijo que lo ve 'muy entusiasmado para continuar'. E incluso lo postuló para las grandes ligas, entre los presidenciables que puedan surgir de la liga de gobernadores.

Semejante despliegue de parte del sanmartiniano también vale doble, porque en 2023 quedará 'libre' y es otro de los dirigentes bien posicionados frente a una eventual sucesión. Que Andino rechace entrar en la carrera de especulaciones es un gesto político importante. Que le augure continuidad a Uñac en 2023 es un mensaje hacia otros que podrían estar haciendo cálculos.

Si Gramajo y Andino optan por encolumnarse detrás de Uñac, teniendo ambos cierta proyección y competitividad en términos electorales, el resto debería acompañar. Lo dicho: el contrato político entre el gobernador y los intendentes goza de buena salud. Quedó plasmado en la misión de la semana pasada en Buenos Aires, en esas fotos potentes con Daniel Scioli y Gabriel Katopodis.

Pocas horas después, en Banda Ancha, Romina Rosas fue bastante más allá que sus colegas Gramajo y Andino. Dijo que la candidatura de Uñac en 2023 es 'necesaria'. El caso de la intendenta caucetera es diferente, porque ella sí puede ir por la reelección en su municipio. Encolumnarse detrás del gobernador implica apostar a un trato recíproco, de ida y vuelta, imaginar una boleta compartida como la de 2019, aunque el contexto sea bastante diferente.

Rosas es consciente de ello. Reconoció que las complicaciones políticas en lo nacional 'condicionan' al gobierno provincial y a los municipios. El 2023 no será fácil para los oficialismos, aún cuando Uñac desdoble las elecciones de las nacionales para provincializar la cuestión y despegarse -si fuera posible- del malhumor social por la inflación y otros males asociados.

Rosas, que es politóloga, se mostró especialmente preocupada por la falta de liderazgo nacional. Fue una dura definición, particularmente viniendo de una dirigente del justicialismo. Fue también una demostración de la estrategia de separar lo provincial desde ahora.

A esa construcción vertical imprescindible atribuyó Rosas la 'necesidad' de una nueva reelección de Uñac. Dijo que en esta crisis política nacional, tan fuerte, a los liderazgos hay que sostenerlos. 'No estamos en condiciones de comenzar a dudar', advirtió la intendenta, en tono de reproche hacia quienes ya ensayan la sucesión provincial.

Dijo que a este modelo de provincia todavía le queda mucho por ofrecer y que Uñac es el intérprete. ¿Le pediría a Gioja que acompañe entonces? Por supuesto. Consideró que sería 'un acto de grandeza'. Jugó a fondo y sin medias tintas.

Igualmente buscó desdramatizar las tensiones del peronismo sanjuanino al decir que 'las internas siempre han sido parte de nuestro espacio'. Y se arriesgó a pronosticar una 'unidad necesaria', en la misma línea que habían expuesto sus colegas horas antes en Canal 13. Si no logran confluir, la división será bien aprovechada por la oposición.

El peronismo tendrá una posta complicada el año que viene, cuando cumplirá dos décadas ininterrumpidas en el poder. Hay un desgaste lógico que impone refrescar memorias y poner en valor la gestión, esperando que Nación colabore con un clima de estabilidad. Sin embargo, esta última variable escapa a las palancas que tiene el gobernador a mano.

Donde sí tiene plena injerencia es en el tablero provincial. Con los intendentes propios y aliados estrechó lazos, despejó dudas. Quedan otros cabos sueltos, el giojismo por un lado y posiblemente el massismo de Franco Aranda, por el otro. Sin calendario electoral a la vista ni sistema definido, todavía hay tiempo para acomodar las piezas.


JAQUE MATE