Fue finalmente como se había anunciado en el 'Título de tapa' de Banda Ancha: este miércoles Sergio Uñac desembarcó en Buenos Aires escoltado por todos sus intendentes. Jugó de local, en la Casa de San Juan, otrora la residencia de Domingo Faustino Sarmiento. Ahí recibió al todavía nuevo ministro de Desarrollo Productivo de Nación, Daniel Scioli. Fue un encuentro de alto nivel, con mucho subtexto político, en medio del tembladeral en que quedó sumido el gobierno del Frente de Todos.

Scioli siempre se entendió bien con la provincia y con Uñac particularmente. El ahora ministro, exembajador de Argentina en Brasil, fue gobernador durante ocho años y no solo recuperó un lugar de protagonismo al tomar el sitio que quedó vacante tras la expulsión de Matías Kulfas, sino que también acrecentó su cuota de influencia con la designación de Silvina Batakis en Economía.

La nueva funcionaria fue miembro del gabinete bonaerense y había sido anunciada como eventual ministra de Scioli si llegaba a la Presidencia de la Nación en 2015, pero ganó Mauricio Macri. Con un poco de demora, siete años después, Batakis arribó a Economía. Es un contexto ciertamente muy complejo y de final incierto. Pero, por el momento, su designación significó un punto a favor del exmotonauta.

Scioli debutó en política allá en los '90, luego del trágico accidente en el que perdió su brazo derecho cuando disputaba una carrera de off shore. Era el apogeo menemista. Treinta años después puede decirse sin temor a equivocarse que Scioli no es un recién llegado. Ha tenido la cintura para acoplarse a los distintos momentos. Pasó por Carlos Menem, Eduardo Duhalde, Néstor y Cristina sin estridencias. Encontró su lugar también en la gestión de Alberto Fernández, primero marginal y luego escalando posiciones en el gabinete.

La visita de Scioli a la Casa de San Juan en Buenos Aires por invitación de Uñac fue un gesto político que dejará estela, seguramente. No es para menos. El sanjuanino ha promovido la Liga de Gobernadores como contrapunto de equilibrio en el Frente de Todos. Desde ese lugar ha proyectado su cuota de poder territorial que, en los tiempos que corren, tiene valor estratégico. El flamante ministro de Desarrollo Productivo sabe leer estos escenarios luego de tres décadas de militancia sobre sus espaldas, un rosario de presidentes y varias crisis superadas.

La puesta de Uñac fue también premeditada. Como se anticipó aquí en Banda Ancha, el gobernador hizo una convocatoria total y absoluta a 16 de los 19 intendentes de San Juan. En la enumeración, resulta más fácil decir quiénes no fueron citados: Fabián Martín de Rivadavia, Juan José Orrego de Santa Lucía y Gustavo Núñez de 9 de Julio, los tres de Juntos por el Cambio. El sesgo le imprimió un carácter peronista al encuentro. Sí, hubo una justificación institucional, un convenio para apoyar con créditos para pymes y emprendedores. Pero fundamentalmente fue una cumbre política en una coyuntura delicadísima.

Uñac paró a su lado a los intendentes de prácticamente todo el mapa provincial y, con esa postal, demostró su poder territorial. Como se estila decir actualmente: es un montón. Un gobernador con ese despliegue, en tiempos de divisiones internas, de guerras intestinas y conspiraciones cruzadas, cotiza en lo más alto. Fue un mensaje claro, en un tono cordial para un buen entendedor de estos códigos como Scioli.

El encuentro este miércoles en la Casa de San Juan funcionó como presentación oficial de Scioli ante los sanjuaninos en su nueva jerarquía ministerial. ¿Acaso no se conocían? No es esa la pregunta correcta. Por un lado, Uñac vinculó personalmente, con rostro, nombre y apellido, a cada uno de sus intendentes con el responsable de la cartera productiva. Será un gesto bien valorado por los jefes comunales y comprometerá sus fidelidades, por otra parte. También lo hizo este miércoles con el ministro de Obras Públicas de Nación, Gabriel Katopodis.

Valga la reiteración: en días de fracturas expuestas a nivel nacional, solidificar los vínculos políticos en San Juan es un resguardo importante para Uñac, que tiene planes de continuidad con miras a 2023. Si será o no candidato a gobernador nuevamente, eso solo él lo sabe. Ya se montó un operativo clamor por parte de sus funcionarios más cercanos, empezando por el propio vicegobernador Roberto Gattoni. Pero él no ha revelado todavía sus intenciones y hasta el día que lo haga, será un misterio.

Lo que sí se puede inferir con respetable certeza, es que siendo un actor de peso en el escenario político, su nombre estará en el tablero de 2023. Como candidato a gobernador o en cualquier otra categoría. No es imaginable su ausencia en la disputa electoral que se avecina. De hecho, está jugando fuertemente y en los últimos días ha dado sobradas muestras de ello.

El sábado pasado visitó la Junta Departamental del PJ de Rivadavia, una de las más divididas de la provincia, para bajar un mensaje de unidad. Ahí les pidió a los militantes que salgan a defender los logros de los últimos 20 años, entendiendo que solo el peronismo es garante del sostenimiento de estas políticas. 

El martes separó del directorio del Banco San Juan a Franco Aranda luego de una declaración del exintendente en contra de una nueva postulación de Uñac en 2023. ¿Significa que sí va a ser candidato? No necesariamente. Es, ante todo, un mensaje: el que no se sienta compenetrado con este proyecto, siéntase afuera entonces. No hicieron falta mayores explicaciones. Resultó explícito.

Y finalmente este miércoles una gran foto en la Casa de San Juan en Buenos Aires con la totalidad de los intendentes peronistas y aliados, como demostración de territorialidad ante un referente como Scioli, que se ha convertido en nexo, en puente de un gobierno dividido entre albertistas y cristinistas. 

Scioli está ensayando el lugar que durante los dos primeros años de gestión desempeñó con alto perfil el líder del Frente Renovador, Sergio Massa. Según la prensa porteña especializada, el ascenso de uno significó la derrota del otro. La foto de Uñac y su ejército de intendentes con Scioli, por supuesto que será leída y entendida en el Congreso Nacional. Y en la Casa Rosada. Así funciona la política.


JAQUE MATE