El ensayo decisivo de la UNSJ
Hubo otras elecciones en pandemia pero ninguna de esta magnitud. Los protocolos serán sometidos a prueba. El grado de participación, tema central.
Hay varias razones para mirar de cerca las elecciones de la Universidad Nacional de San Juan. Será un comicio atípico, atrasado un año por la pandemia. Está previsto para dentro de apenas 29 días en la cúpide de la segunda ola de contagios. En la línea de largada faltará una de las precandidatas, cuya vida se la llevó el Covid 19. Todos los estamentos tendrán que asistir el mismo día, porque son las reglas en vigencia. Y no se pueden cambiar a esta altura. Es decir, una condición negada para el dictado de clases o la toma de exámenes, la presencialidad plena, será obligatoria para votar.
Más allá de todas estas particularidades, la elección en la UNSJ será también un laboratorio para las legislativas que movilizarán al padrón completo de la provincia en el último cuatrimestre del año. Ya hubo antecedentes de comicios en pandemia. Se llevó a cabo la interna del Foro de Abogados, la del bloquismo en 8 departamentos y la de la UCR en tres. Pero todas tuvieron una escala mucho menor a la de la universidad, que involucrará a decenas de miles de estudiantes, docentes, no docentes y egresados.
Desde ese punto de vista será un punto de referencia. Todo sucederá bajo el monitoreo del Comité Covid 19. Fue una decisión de la UNSJ allanarse a las normas sanitarias de la provincia. Pudieron moverse al margen, porque de hecho es una institución de rango nacional. Pero acordar con las autoridades sanjuaninas fue la opción más sensata. Al fin de cuentas, el virus no distingue jurisdicciones. Simplemente pega y daña.
La provincia entonces tendrá un proceso para mirar detenidamente y preguntarse si son eficentes los protocolos o hay que ajustarlos todavía más. Preguntarse también hasta qué punto se pueden multiplicar las mesas para aliviar la cantidad de electores por escuela. O qué pasará con los establecimientos que quedaron inutilizados por el terremoto del 18 de enero.
Para las elecciones universitarias alcanzarán los espacios de la propia casa de altos estudios. Pero los comicios legislativos de mitad de mandato romperán todos los moldes hasta ahora ensayados. Habrá que acomodarse para recibir a un padrón de 557.000 electores en los 19 departamentos. Será bastante más desafiante. Se ganó tiempo con la postergación de las primarias y las generales, que serán el 12 de septiembre y el 14 de noviembre respectivamente. Pero un mes más no hará la diferencia. No se multiplicarán las aulas de un día para el otro. Hará falta mucha creatividad.
Existe un punto aparte para considerar, que no responde a las preocupaciones por la logística o los protocolos. El rector Oscar Nasisi reconoció en Paren las Rotativas lo que vienen admitiendo todos los dirigentes universitarios en privado: se espera un alto nivel de ausentismo a las urnas. Una elección floja. No hay clima de campaña a pesar de que falta menos de un mes. Nadie sabe demasiado acerca del comicio o sus candidatos, salvo que esté involucrado en alguna lista.
Y es entendible. Para muchos estudiantes sigue siendo un dolor de cabeza la convivencia con la presencialidad y la virtualidad. Para muchos docentes también. La prioridad sigue y seguirá siendo ponerse al día con lo académico. Hay un embrollo que viene de 2020 y todavía no se logró desanudar por completo. Escuchar propuestas políticas demandará un esfuerzo adicional. Habrá que honrar el compromiso con la democracia interna y el cogobierno universitario. Cuántos estén dispuestos a hacerlo, esa es la cuestión.
'Es una campaña en piloto automático y eso no es democracia', se quejó el precandidato a rector Emilio Fernández este martes en Banda Ancha. Pidió debate y lo tendrá. Será el 28 de mayo en el canal Xama, la señal oficial de la UNSJ. Claramente la pantalla no será sustituta del contacto interpersonal, pero es lo que permite el contexto. Con claustros vacíos, con más clases virtuales que presenciales, el clima electoral es un recuerdo de otras épocas.
Ese bajo grado de involucramiento también se puede proyectar para las elecciones legislativas de mitad de mandato. La urgencia ciudadana estará puesta en sobrevivir ala pandemia con el menor costo sanitario y económico posible. Pero la atención también estará puesta en la crisis inflacionaria que parece no tener freno y que ahoga el poder adquisitivo.
Por supuesto que ambos aspectos tendrán carácter plebiscitario para el oficialismo. El modo en que se haya transitado la segunda ola y el resultado de la gestión económica pesarán en el cuarto oscuro. La oposición también podrá capitalizar el malhumor y apostar al elector disconforme. Aún así, ambos extremos de la grieta dependerán de un mismo factor: el nivel de asistencia a las urnas en pandemia. Será un aspecto central.
Todas estas especulaciones por supuesto quedan muy condicionadas: si la peste afloja en la víspera de la primavera, si los contagios ceden, si la ocupación de camas también, si la vacunación se acelera, si no aparece otra variante que derribe la estantería. Es la futurología de un futuro inmanejable. Impredecible. Aún así es un futuro que se encuentra cada vez más cerca. Y que tendrá un ensayo real el 10 de junio, en la universidad.
JAQUE MATE