Quedó para el archivo la pregunta de Mirtha Legrand al matrimonio presidencial de Néstor y Cristina Kirchner: '¿Se viene el zurdaje?'. Veinte años después, al menos una parte del peronismo pelea contra ese estigma. En esa corriente se anota Sergio Uñac, a través de un colaborador tan cercano como Francisco Guevara.

El secretario de Estado de Ambiente mantuvo una profunda conversación con el gobernador saliente y, según trascendió, se integrará al equipo de colaboradores en el Senado. Para Guevara será mucho más que un salario seguro los próximos años. Habrá que interpretar la convocatoria como una apuesta política para edificar a futuro.

El peronismo terminará el 2023 azotado por las urnas, tanto en San Juan como en Nación. Cada vez más voces internas se alzan en una demanda única: hay que escuchar a la sociedad y aggiornarse a los tiempos que corren. En ese sector se inscribe Guevara y, por lo tanto, también Uñac.

Con 31 años cumplidos, Guevara es contemporáneo de la juventud que le dio sustento electoral a Javier Milei. Generacionalmente está llamado a decodificar el resultado de las urnas y ofrecer una mirada propia. Seguramente habrá muchas otras. El justicialismo está encaminándose hacia ese debate interno.

De arranque, el secretario de Ambiente usó una frase libertaria para calentar la conversación. Dijo que: 'Hay una discusión que ha llevado al peronismo al lugar de zurdo empobrecedor y no somos eso'. La similitud con la inquisición legranesca a los Kirchner es explícita.

Del 'zurdaje' al 'zurdo empobrecedor' pasaron dos décadas pero el sentido sigue siendo el mismo. Hasta ahora, con algunos altibajos, el justicialismo logró contrarrestar los cuestionamientos con respaldo popular en el cuarto oscuro. Ese acompañamiento se rompió este año y sacudió las estructuras.

En honor a la verdad, decir que el peronismo es un movimiento de izquierda es equivocado. Es cierto que en los años '60 y hasta principios de los '70 hubo una vertiente inspirada en el 'mayo francés'. Pero el General terminó expulsando a los 'imberbes' de la Plaza de Mayo. Es historia archiconocida.

El peronismo tiene una visión humanista fundada en la Doctrina Social de la Iglesia. Hay puntos de encuentro con el socialismo, pero confundir una cosa con la otra es una simplificación. Una reducción conveniente en tiempos de campaña.

En el país de las antinomias y bajo el imperio de las redes sociales, la etiqueta funciona. La síntesis cierra por todos lados: peronista es igual zurdo empobrecedor. Todo lo que signifique mayor profundidad en el análisis será tachado con un ramillete de frases hechas: 'mucho texto' o 'hubieras ganado'.

Igualmente echarle la culpa a Tiktok sería absurdo. Si la estadística oficial dice que cuatro de cada diez argentinos es pobre, no hay lugar para dilatarse en discusiones ideológicas. El hambre no se calma con ideología. 

La frustración encontró una válvula de escape a través de Milei. Fue el extremo del extremo. Ni siquiera Patricia Bullrich, la versión más dura de Juntos por el Cambio, pudo hacerle sombra. Si de un lado están los 'zurdos empobrecedores', del otro lado está 'la libertad carajo'. Todo lo que cayera en el medio estaba condenado a evaporarse.

Una hipótesis a verificar dice que el 60 por ciento de la sociedad no giró a la derecha. Simplemente se hartó de no llegar a fin de mes. Milei tiene un núcleo duro de alrededor de 30 puntos, que lo eligió en las primarias y se mantuvo fiel en las generales. El resto de la sumatoria se explica en el fracaso económico del peronismo.

El PJ ahora tendrá que zambullirse en sus propias entrañas para rearmarse y relanzarse. Uñac ocupará un lugar relevante en el Senado. Su mudanza a Buenos Aires le permitirá mantener el roce con los cuadros principales del partido a nivel nacional. A su lado estará Guevara.

Este martes el secretario de Ambiente le puso mucho pragmatismo a los objetivos: que el trabajador pueda vivir bien, que se pueda ir de vacaciones, que pueda cambiar el auto, que pueda darse los gustos que hoy demanda la sociedad. Es precisamente lo que se perdió.

¿Acaso el peronismo también se verá tentado a retroceder a los '90 en pos de recuperar el voto perdido? Por ahora queda como una pregunta. Seguramente surgirá en los debates internos. 

Guevara hizo notar que el presidente electo ganó sin estructura y está tomando decisiones desde la suite de un hotel. La movilización, el bombo y el chori o simplemente la mística, ya no alcanzan. Es todo lo que Uñac intentó evitar durante sus ocho años de gestión y muchos compañeros se lo recriminaron. 'Tuvo el partido cerrado', protestaron por lo bajo.

El gobernador y próximo senador sigue militando esa revisión de modos. Para algunos, los más románticos, resulta imperdonable darle la espalda a la mística justicialista tradicional.

El uñaquismo recargado va por esa lavada de cara. Y Guevara lo dejó plasmado a viva voz: 'La sociedad quiere ganar dinero' y 'el peronismo está muy lejos'. Tal vez en ese diagnóstico logren ponerse de acuerdo: se distanciaron de la gente común.


JAQUE MATE