Tenía que suceder la presentación oficial de las boletas para el 13 de agosto, para que quedara en evidencia el inocultable problema de los candidatos sanjuaninos. Es un inconveniente nuevo, para una provincia que irá a las urnas por tercera vez en el año. Sin embargo es irreversible y su impacto, impredecible.

¿De qué se trata? De la ubicación de las principales figuras provinciales involucradas en la contienda. Quedaron en el medio de la boleta, a riesgo de perderse visualmente en el mar de papeles que enfrentará el elector dentro de tres domingos.

Sergio Uñac será precandidato a senador pero para encontrar su foto impresa en el papel habrá que recorrer con la vista la faja azul que puede empezar con Sergio Massa o con Juan Grabois y que continúa para ambos casos con Teresa Parodi para el Parlasur. 

Recién en la tercera sección, justo al medio de la boleta, estará el gobernador que aspira al Congreso. O Juan Carlos Gioja, sin foto propia pero con la imagen grande de su hermano José Luis enfundado en la icónica campera roja. Por lo tanto, identificar y diferenciar una boleta de la otra implicará tomar una decisión a conciencia. Siempre y cuando, la idea sea optar por Unión por la Patria.

Ese es el otro rasgo interesante que se desprende de esta configuración. Ni Uñac ni Gioja estarán liberados del factor Massa o, en menor medida, del factor Grabois. La experiencia indica que el efecto arrastre va de arriba hacia abajo. Es decir que el techo viene puesto por quien encabeza la boleta. En este caso, las fórmulas para presidente y vice.

Ahí radica la importancia, tanto para Uñac como para Gioja, de militar a Massa fudamentalmente. Si el ministro de Economía de Nación no tuviese un buen rendimiento en las urnas, sería siempre una mala noticia para los peronistas urgidos de recuperarse luego de la derrota provincial del 2 de julio.

Como ya se analizó en esta misma columna, Uñac y Gioja están disputando una interna que por momentos parece haber olvidado la cuestión nacional. Quien gane el 13 de agosto, aún quedando por debajo de Juntos por el Cambio, habrá desplazado a su rival interno del peronismo. Será suficiente para reclamar las llaves del partido en medio de una reconfiguración inminente.

Pero desprenderse de lo nacional tampoco parece una buena idea. Uñac lo entendió a punto tal que consiguió lo que parecía improbable: una visita de Massa a San Juan antes del 13 de agosto. El precandidato presidencial no quería enchastrarse en esta interna peronista de cuyanos alborotadores. Pero el gobernador operó hábilmente, involucró a Wado De Pedro y terminó gestando un encuentro político que debiera ser gravitante.

¿Por qué? Precisamente por el modo en que están impresas las boletas. Si Uñac se queda este viernes con el monopolio de Massa, habrá sumado un argumento de peso para ayudar a ese elector confundido que se enfrentará por primera vez a este diseño aunque ya tuvo que ir a votar dos veces en 2023.

Si la figura de Uñac está casi extraviada en el medio de la faja de papel -como la de Gioja- presentar públicamente la foto junto a Massa en los días previos sería de suma utilidad. Ganar-ganar. También le servirá al precandidato presidencial el desembarco, mínimamente para entusiasmar a la militancia. La cuenta debiera ser sencilla: si le va bien a Massa, debería irle bien al resto de la boleta. Y a la inversa.

Uñaquismo y giojismo se están contando las costillas porque quien sea derrotado internamente en la primaria del 13 de agosto perdería toda chance de reclamar el liderazgo de la oposición a Marcelo Orrego. Sin embargo, esta pulseada entre unos y otros estará muy condicionada por la idéntica manera en que comienzan ambas boletas. Son iguales. Recién desde la mitad hacia atrás aparecen las diferencias gráficas. 

¿Cuántos electores están en condiciones de dedicarle semejante atención al asunto dentro del cuarto oscuro? Por supuesto siempre habrá un votante comprometido, pero los comicios se suelen resolver en las masas autopercibidas independientes. Es ese ciudadano que decide el mismo día de la elección y con el sobre en la mano. Para sorpresa suya, las boletas serán muy similares y tendrá que afinar el ojo.

En la vereda de enfrente, Juntos por el Cambio tendrá una disquisición diferente a la del peronismo. Orrego optó por una de las dos fórmulas presidenciales en carrera, la que lidera Horacio Rodríguez Larreta, dejando aparte a Patricia Bullrich. Entonces, el gobernador electo, que expone su imagen impresa en la boleta, quedará atado al resultado del Jefe de Gobierno Porteño.

Si Horacio pierde con Patricia, pierde Marcelo. Y a la inversa. Si Horacio gana, traccionará hacia la victoria también a los candidatos del orreguismo, Emilio Achem para el Senado y Nancy Picón para Diputados.

Así como Uñac y como Gioja, la foto de Orrego estará en la tercera sección de la boleta. En el medio de la faja de papel. Será identificable para el votante, sí. Pero nuevamente tendrá que hacer un esfuerzo para visualizarlo si es que quiere privilegiar el componente local, sanjuanino, por encima de lo nacional. Y eso es un verdadero misterio.

A Orrego y su militancia le interesará sobremanera que Rodríguez Larreta no se convierta en un techo. El gobernador electo sumó el 51 por ciento del voto efectivo en los comicios del 2 de julio. ¿Cuánto de eso podrá conservar el 13 de agosto? ¿Cuánto se le escapará hacia la lista liderada por Bullrich?

Tenía que suceder la presentación oficial de las boletas, para que quedara en evidencia este inocultable problema de los candidatos sanjuaninos. Entérense: ya no juegan solos. No son cabeza de lista. Por el contrario, quedaron en el medio. Dependen altamente de la suerte de sus figuras presidenciales.


JAQUE MATE