Mientras en Toronto Marcelo Orrego intenta convencer a los grandes capitales de la minería de venir a invertir en San Juan, el paréntesis le calza a la perfección para evitarse cualquier error no forzado en el frágil escenario que le toca afrontar. Hay que imaginárselo como si fuera un Jenga, ese juego de las maderitas que siempre están a punto de desmoronarse si falla el pulso.

Cada maderita es una urgencia diferente: la presión salarial de los docentes -como la del resto de los estatales-, el servicio de colectivos desfinanciado por Nación, las obras públicas atadas al presupuesto provincial con exclusividad, la inflación galopante y la caída de la coparticipación real. Todo esto, con la presión externa de un presidente que ofrece alivio fiscal a cambio de acompañar el pacto de los 10 puntos presentados el viernes en el Congreso.

El vicegobernador Fabián Martín hizo una brevísima referencia al paro docente este lunes. Dijo que durante los cuatro años anteriores no hubo protestas contra el gobierno nacional y que hoy resulta llamativa la actitud en el inicio de la nueva gestión. Ahí quedó todo. La posición de la provincia quedó implícita en un hecho inédito: no hubo acto de comienzo del ciclo lectivo. No hubo mensaje oficial.

En una rápida rueda de prensa, la ministra de Educación, Silvia Fuentes, hizo gala de su cintura política para evitar cualquier ruido adicional en la relación con los sindicatos. Ante cada pregunta incómoda, pudo sacarse el lazo de encima. No habló de descontar el día. No habló del día perdido. Cada respuesta suya vino acompañada por una sonrisa. No le sobran a Orrego los funcionarios con esa habilidad de poner la cara en nombre del gobierno sin riesgo de tirar abajo el Jenga.

Fuentes pasó la prueba, satisfactoriamente. El paro docente tuvo dos facetas. La más evidente fue el malestar contra la política libertaria que eliminó de golpe no solo el Fondo Compensador Docente y el ítem de Conectividad, que son componentes del salario, sino también todo otro programa que impacta directamente en la vida escolar. Por ejemplo, las partidas para la hora extendida en unos 200 establecimientos sanjuaninos. Por ejemplo, los comedores para los chicos que asisten en jornada completa.

Cada vez que el presidente Javier Milei y su ministro Luis Caputo se ufanan de haber logrado el equilibrio fiscal ajustando el gasto público, hablan específicamente de esas partidas. Y lo que Nación se ahorra, automáticamente recae en las arcas de la provincia. En la caja que administra Orrego. El Jenga empieza a tener agujeros y estabilizar la torre demanda una muñeca prodigiosa.

Como siempre, los docentes son el caso testigo para el resto de los estatales. Cada punto que logren en la paritaria derrama como acuerdo mínimo para toda la administración pública e incluso sienta precedente para los otros poderes y para los municipios. Por lo tanto, los guardapolvos blancos siempre funcionan como un ariete. Es otra de las grandes razones de cada gobierno para contemporizar lo antes posible. Caso contrario, la protesta corre el riesgo de espiralizarse.

Pero no todo es el pago de salarios estatales. El equilibrio fiscal de Milei y Caputo también le pegó al transporte de pasajeros. Este martes se consumó la amenaza de la UTA y la ATAP. Con una discreta intervención del gobierno provincial, comenzó el paro. Los choferes demandan una mejora salarial pero los empresarios aseguran que no dan los números. La única salida era que suban los subsidios o suba la tarifa para los usuarios. Ninguna de las dos vías era inocua.

Orrego perdió los 500 millones de pesos que mandaba Nación mensualmente para contención tarifaria del transporte de pasajeros. Tuvo que reponer ese fondo con dinero provincial. Las cuentas están cada vez más exigidas. Decidió demorar la otra solución, el tarifazo. El dogma libertario recomienda el sinceramiento absoluto. Pero Marcelo no adhiere a esa corriente.

Ya se triplicó el valor del boleto el 15 de enero, porque estaba congelado desde enero de 2023. Volver a tocar el precio este martes fue otra noticia ingrata. En la lógica del Jenga, será meterle presión adicional a la paritaria con los docentes y los estatales. Volvió  a subir la tarifa de colectivos y habrá otro argumento sindical para exigir una mejora salarial superior.

En el fondo, todo se resuelve con plata. El secretario general de la Gobernación, Emilio Achem, blanqueó una proyección negativa. Mientras pega la inflación en las cuentas públicas en general, la coparticipación tiende a caer en términos reales, debido a la recesión. Hasta ahora San Juan pudo darse vuelta con sus ingresos genuinos, sin necesidad de apelar al endeudamiento para solventar gastos corrientes. Otras provincias -como Mendoza- hace rato cayeron en ese último recurso de pedir prestado para pagar sueldos.

No está clara todavía la magnitud del alivio fiscal que anunció Milei. Pero si fuese la restitución del Impuesto a las Ganancias, Orrego podría respirar aliviado. Ha dicho y reiterado que la exención favorece a 9.500 sanjuaninos pero perjudica a los 830.000 restantes. Una salida semejante sería un bálsamo. Una vida adicional para sostener el Jenga.


JAQUE MATE