Mientras los 700.000 sanjuaninos contenían la respiración porque Alberto Fernández prohibía las reuniones sociales/familiares hasta el 16 de agosto en todo el país, Sergio Uñac alivió la tensión al comunicar que por el momento todo seguirá inalterable en la provincia, hasta nuevo aviso. Confirmó que un equipo de técnicos analiza los alcances del DNU presidencial. Pero la parte más sustancial del mensaje del pocitano vino entre comillas: "sería óptimo continuar como hasta ahora".

La frase completa que remató el comunicado oficial, que hizo circular la Subsecretaría de Información Pública poco antes del mediodía de este lunes, fue: "Estamos evaluando los alcances del decreto, aunque sería óptimo continuar como hasta ahora". La elección del término "óptimo" puso contexto político a la coyuntura.

Es decir, Uñac develó una nueva escala de valoración. Lo "óptimo" ya no es fantasear con aquella normalidad pre-pandemia, sino conservar el estatus sanitario vigente, custodiado a fuerza de controles severos a transportistas y repatriados. Esta realidad de una provincia sin circulación viral comunitaria, sin internados en terapia intensiva por Covid-19, sin fallecidos por esta peste, es la mejor posible e imaginable. Basta mirar apenas unos kilómetros al Sur para encontrarse con el espejo mendocino.

Mientras Uñac aquí ratificaba las reuniones familiares y entre amigos,el gobernador Rodolfo Suárez disponía en Mendoza la restricción por 15 días, en consonancia con el DNU de Alberto. El mandatario radical consideró que esos encuentros afectivos “son un clúster donde se produce mucha transmisión”. Son un caldo de cultivo de Coronavirus, según pudieron relevar entre los infectados.

Mendoza superó los 1.600 casos positivos y alcanzó las 44 víctimas fatales. Tienen circulación viral comunitaria y un drama altamente preocupante. Nuevamente la única estrategia posible para frenar la pandemia es el confinamiento. No hay otra alternativa, cuatro meses después de que comenzara esta pesadilla.

Hacia el extremo Este del país, La Pampa se convirtió en una fuerte advertencia para los sanjuaninos. Logró transitar los primeros 120 días de la peste con idéntica performance que San Juan, con menos de diez contagios en todo su territorio y controles rigurosos. Era un verdadero modelo a nivel nacional. Pero en solo 15 días todo cambió.

Los pampeanos tienen 168 pacientes, 2 graves en terapia intensiva y otros 3 con estado moderado. Sospechan que todo se originó en la imprudencia de unos pocos durante el Día del Amigo. Hoy están pagando el costo del relajamiento. El gobernador Sergio Ziliotto retrotrajo a la Fase 1 la cuarentena en cinco localidades, entre ellas la capital pampeana.

Sin embargo, quedarse en las realidades provinciales o incluso en la situación argentina sería equivocado. No es un problema nacional, aunque muchas veces sea grande la tentación de perder el encuadre internacional. Este lunes la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que quizás nunca haya una solución definitiva contra el Covid-19. Ni siquiera cuando se desarrolle una vacuna.

"No hay solución y quizás nunca la haya", dijo el cuestionado director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en una conferencia de prensa en línea. Se sumó a todos los seres humanos de buena voluntad que esperan tener vacunas eficaces que eviten el contagio. Pero hasta tanto, la única acción posible es frenar los brotes respetando las medidas de salud pública.

A esta altura, no debiera ser una mirada apocalíptica sino una coordenada para empezar a entender, más que el futuro, el presente largo que tiene la humanidad por delante. San Juan incluída. Si el Coronavirus llegó para quedarse un tiempo, habrá que encontrar la forma de convivir con la pandemia, acomodando las expectativas a la nueva realidad.

Entonces, cobra mucho sentido el nuevo criterio de Uñac. Ese que sin querer develó con apenas una frase. "Sería óptimo continuar como hasta ahora" es ni  más ni menos que el deseo de máxima, en un país que no tiene otro camino más que volver a separar familias y amigos, como remedio eficaz para aplanar la maldita curva de la que habla el mundo entero.

Que San Juan pueda extender estas flexibilidades es una muy buena noticia. Que no deba dar marcha atrás, vale doble. Que en buena medida este estatus dependerá del comportamiento individual de cada sanjuanina y de cada sanjuanino, también no admite discusión. A veces, el mal menor es lo mejor que podía ocurrir. Y requiere mucho esfuerzo.


JAQUE MATE