Mientras Javier Milei y Cristina Fernández de Kirchner rivalizan y construyen un escenario súper polarizado para el 2025, el entorno de Marcelo Orrego estudia la manera más apropiada para esquivar esa trampa que dejaría a los moderados fuera de carrera. En breve los operadores sanjuaninos comenzarán a desplegar su arsenal para concretar la maniobra evasiva.

Una alta fuente del gobierno provincial admitió la preocupación por lo que hoy parece irreversible: Milei y Cristina han decidido apuntarse recíprocamente y esa dinámica podría dividir al electorado en mitades, dejando una ínfima porción de votantes para toda aquella alternativa que se ofrezca como anti-grieta.

En 2025 habrá pocas chances de provincializar el comicio. Seguramente Orrego intentará lograrlo, porque necesita más representantes propios en el Congreso. Pero será esencialmente una elección nacional. En cambio en 2027 la cosa podría ser muy diferente.

A eso apuntó esta alta fuente de gobierno. Previo acuerdo con el justicialismo, empezarán a cocinar la reforma electoral pendiente con una intención implícita desde el arranque: tener fechas desdobladas con Nación. Solo así los sanjuaninos podrán focalizar su votación en la provincia independientemente del espectáculo que ofrezca la política en Buenos Aires.

Orrego le encomendó a la Legislatura elaborar el nuevo régimen electoral cuando brindó su mensaje anual en la apertura de sesiones, el 1 de abril pasado. Pero poco y nada se habló al respecto desde entonces. Las prioridades pasaron por otro lado. Ahora el vicegobernador, Fabián Martín, está dispuesto a avanzar.

El primer paso sería arribar a un acuerdo político con el bloque mayoritario que conduce Juan Carlos Quiroga Moyano, presidente del Partido Justicialista. Por supuesto, ni Martín ni ningún otro sanjuanino desconoce que Quiroga Moyano será el interlocutor pero no el decisor. En la cúspide sigue estando Sergio Uñac. Y José Luis Gioja.

Esas son las hebras de la trenza que habrá que acomodar cuidadosamente. Por suerte para ellos, hay cierto consenso previo acerca de que el Sistema de Participación Abierta Democrática o SIPAD, se tiene que ir. Habrá que buscarle reemplazo y, tal vez, retomar la vieja discusión sobre la boleta única papel que ya se aprobó en lo nacional.

El PJ es enemigo de la boleta única y defensor de la boleta individual. Si San Juan mantuviera esta modalidad tradicional, sería la excusa perfecta para desdoblar los comicios en 2027. Al orreguismo le vendría como anillo al dedo una solución semejante. Esto es una especulación fundada.

Orrego, que transita su primer año de gestión con una importante imagen positiva, tiene un par de obstáculos por sortear en adelante. Los dos, de carácter político.

El primero es su orfandad de Juntos por el Cambio. Aquel frente que supo brillar en 2015 como Cambiemos hoy se encuentra en riesgo de evaporación. Al espacio amarillo le quedan, no obstante, 10 gobernadores que siguen funcionando como bloque. Pero incluso entre ellos hay divergencias acerca de la relación con la Casa Rosada.

Este es el otro obstáculo que se presenta en el horizonte de Orrego: la imposibilidad de confluir con Milei y la necesidad de apartarse lo suficiente para no sufrir el desgaste por el ajuste impiadoso que sigue ejecutando el presidente.

El vínculo está deteriorado. Más allá del malestar libertario con Orrego porque sus diputadas votaron contra el veto a la Ley de Financiamiento Universitario, el gobernador también está resentido con la Casa Rosada. Y tiene motivos.

A pesar de los esfuerzos por acompañar en el Congreso, nunca se abrió el grifo de los recursos. Pensar en una alianza con La Libertad Avanza en 2025 es cada vez más improbable. Mucho menos de cara al 2027.

Sin embargo, el orreguismo tiene algunas fortalezas también. Además de la imagen positiva del gobernador, el oficialismo cuenta con una mayoría propia en la Legislatura, construida con el apoyo de aliados. Arrancó el 10 de diciembre con apenas 12 de los 36 diputados. Hoy oscila entre los 18 y los 20, dependiendo del tema que se trate.

Igualmente, para meter mano en el régimen electoral tendrá que cocinar un acuerdo de otro calibre. En especial, con el justicialismo uñaquista y giojista. Todo sea por esquivar la polarización entre Milei y Cristina.


JAQUE MATE

Cristinistas son todos
La verdad es incómoda hasta que deja de ser verdad