Prácticamente una semana después de la histórica bienvenida a la Scaloneta, que terminó en vuelta olímica aérea sobre unos 5 millones de hinchas, la copa llegó a San Juan. El presidente de la AFA, Claudio 'Chiqui' Tapia, trajo el trofeo cargado de emoción y de gratitud. Pero, de paso, llenó de elogios a Sergio Uñac y le ofrendó una apetecida porción de este momento glorioso conquistado por la Selección Argentina. El contraste fue notable. Hubo un cortocircuito con el gobierno nacional y un desaire a la Casa Rosada. Seis días después la figura de oro llegó a domicilio hasta Desamparados.

La prensa sanjuanina obvió la cuestión política en la conferencia ofrecida por Tapia en la Sala Rogelio Cerdera. No hubo ninguna pregunta incómoda sobre su picoteo público con el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, quien lo había tildado de 'cachivache de pacotilla'. Fue la respuesta del funcionario, desmedida, frente a la queja tuitera del 'Chiqui' porque el operativo no los dejó llegar al Obelisco para saludar a la gente. En verdad, las condiciones no estaban dadas. La concurrencia desbordó todas las expectativas.

Alcanzó el episodio para interpretar la distancia entre Tapia y Alberto Fernández. O la decisión de no mezclar a la Selección con la política. La nacional, al menos. Con este antecedente, valió doble el gesto del 'Chiqui' con San Juan. Y con Uñac.

El propio gobernador reveló que inmediatamente después de arribar a la Argentina, el presidente sanjuanino de la AFA le mandó un mensaje para que le 'prepare' la Difunta Correa. Debía venir a cumplir una promesa en el paraje Vallecito. No sería la primera vez que Tapia subiera esas escalinatas hasta la Deolinda. Siempre lo hizo prácticamente de incógnito. Esta vez fue diferente. Fue otro motivo para anotar la gestualidad significativa.

La frialdad de Tapia con la Casa Rosada fue inversamente proporcional a la calidez con el Gobierno de San Juan. Tanto fue así que el diario mendocino Los Andes tomó nota de la foto que sí se pudo tomar Uñac con la copa mundialista, a diferencia de Alberto, que se quedó con las ganas y apenas pudo pasó factura.

El otro partido que eligió jugar el Chiqui

Después de aquella maravillosa demostración de afecto del martes 20 de diciembre en Buenos Aires, cada jugador tuvo una recepción para sí mismo en su respectivo pueblo natal. Le pasó a Lionel Messi en Rosario y a Lionel Scaloni en Pujato, por citar dos ejemplos. El 'Chiqui' tuvo su propio baño de popularidad en la tierra que lo vio crecer este lunes. Firmó autógrafos, le pidieron tantas selfies como nunca antes en toda su vida. Quedó en la cúspide, porque más alto no podría llegar un dirigente deportivo en este planeta.

No fue fácil el recorrido desde que llegó a la conducción de la AFA en 2017. Él mismo lo reconoció en la conferencia de prensa. Como tampoco fue gratuito el respaldo que le brindó a Scaloni, contra todo pronóstico y cuando muy pocos confiaban en el resultado final de un proceso que había que sostener. Los recuerdos le anudaron la garganta al 'Chiqui' y se le llenaron los ojos de lágrimas. A su lado, siempre Uñac. El corolario fue un fuerte, fortísimo abrazo. Las cámaras dejaron el registro imperecedero del momento.

Tapia valoró en público el apoyo estatal de San Juan a los deportes, como uno de los pilares de la gestión uñaquista. Fue una consideración política, de parte de un dirigente político. Tapia no vino a hacer campaña, pero dejó una foto valiosa en la cresta de la ola, cuando todavía no se disipa la euforia por la conquista en Qatar.

Se ha dicho y reiterado en esta columna que el mundial le pasó por arriba a la agenda, que la política no debería confundirse en la utilización de este logro deportivo. La copa de 1978 no acalló los cuestionamientos a la dictadura de Jorge Rafael Videla y la de 1986 no evitó el golpe económico y la hiperinflación que sufrió Raúl Alfonsín un par de años más tarde. Sin embargo, la alegría del 18 de diciembre atenuó el malestar. Aplacó el humor social.

La felicidad por la conquista futbolística demoró 36 años y llegó en el momento más crítico, cuando el país está a punto de cerrar el año más inflacionario y las divisiones intestinas exacerban los enfrentamientos. El mundial funcionó como un gran remanso. Los problemas siguen y seguirán ahí, en cada hogar argentino, pero el sentimiento celeste y blanco tendió un manto piadoso sobre las angustias. En cierta medida, la copa sintetizó el desahogo luego de tantas frustraciones.

Esa sola condición es suficiente para desplegar las velas y aprovechar el viento de cola, sin saber a ciencia cierta cuánto va a durar. Esa es la clave. Habiendo fijado fecha para las elecciones provinciales el 14 de mayo, Uñac apretó el acelerador a fondo. No ganará una elección por haber traído la copa de Messi a la provincia. Pero siempre será provechoso insuflar un mensaje optimista a la población. Y la Scaloneta está sobrada de alegría por estos días. No es para menos.

Faltan prácticamente cinco meses para los comicios y todavía deben pasar muchas cosas. Pero la carrera ya empezó, para el oficialismo y para la oposición. La campaña se construirá así, ladrillo por ladrillo. Tapia hizo su aporte, ciertamente. Diciendo sin decir, eligió jugar este otro partido. Falta mucho tiempo reglamentario, alargue y penales, para una final apasionante.


JAQUE MATE