El peor fin de año
Una profecía sindical anticipa un diciembre muy difícil. Las razones van desde lo económico hasta lo sanitario.
Retumbaron las palabras del secretario general de UPCN, José 'Pepe' Villa este lunes feriado en Banda Ancha, cuando fue consultado sobre el clima social en la víspera de las fiestas. 'Es el peor fin de año que he vivido', dijo el veterano sindicalista que pasó todas: desde la presidencia de Juan Domingo Perón hasta las dictaduras, la hiperinflación de Raúl Alfonsín, el corralito de Domingo Felipe Cavallo y la caída estrepitosa de Fernando De la Rúa en 2001, por hacer un rapidísimo racconto.
¿Cómo es posible que este sea el peor fin de año de todos? ¿Será acaso que el tiempo va lavando los recuerdos de las angustias pasadas? Esa sería una razón posible. La otra, es que efectivamente, San Juan, Argentina y el mundo enfrentan un diciembre sin precedentes, con la marca de una pandemia inmanejable, capaz de poner de rodillas a las naciones más poderosas del planeta. Por lógica, los países que venían deteriorados sufrieron el impacto más gravemente.
A fin de año las emociones salen a flor de piel. Todas, absolutamente todas las familias podrán decir que en 2020 fue memorable, imborrable. Algunas tendrán razones de peso para celebrar. La llegada de un nuevo integrante en la familia, por ejemplo, solo eso habrá valido la pena. Pero otras ahogarán el dolor por la partida de un ser querido, arrebatado por el Coronavirus en aislamiento. Todas sacarán cuentas de las pérdidas económicas y los proyectos truncos.
Ese aspecto es precisamente el que pueden y deben contener quienes tienen la responsabilidad de gestionar. El gobierno de Alberto Fernández y el de Sergio Uñac por igual. En Nación se tomó la ingrata decisión de eliminar el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), como si la crisis agravada por la pandemia fuera cosa superada. En San Juan, unas 160.000 personas que habían recibido los 10.000 pesos en tres ocasiones anteriores, se quedarán esperándolo en diciembre. Algunos tendrán como compensación un monto doble en la Tarjeta Alimentar. Otros, posiblemente un bono prometido pero hasta ahora no oficializado.
En la provincia la ministra de Hacienda, Marisa López, adelantó que habrá un bono de fin de año para los estatales. Ese dinero que se pagaría en diciembre y en enero, permitiría tender un puente hasta las paritarias de fines de febrero. Y en paralelo, volcaría fondos al consumo interno, severamente impactado por la caída del IFE.
Villa dijo que todavía no tuvieron una conversación oficial con la ministra López y que del bono se enteraron por la prensa solamente. Admitió que cualquier cosa que venga será bienvenida. Pero planteó una justificada preocupación por el día después.
'Si no tenemos nada en medio, en febrero retrocederíamos a lo que cobramos en noviembre', reflexionó el secretario general de UPCN. Se mostró comprensivo con la situación presupuestaria que atraviesa la provincia y el país, pero también señaló que hay muchos salarios estatales que no llegan a los 50.000 pesos mensuales, que es lo que hoy se necesita para mantener a una familia tipo.
UPCN pidió un aumento salarial, no un bono navideño no remunerativo y no bonificable. La diferencia es que uno se convierte en un gasto corriente para siempre. Lo otro es una erogación por única vez o a lo sumo por un bimestre, y no impacta en aportes ni contribuciones. Va todo directamente al bolsillo del trabajador. Esta segunda opción es la que diseñó el gobierno de Uñac para aliviar las tensiones de este diciembre.
El 2020 quedará en la historia como el año en que todo se puso patas para arriba. El no pago del IFE provocó malestar en los sectores más castigados por la crisis pero también generó una profunda preocupación en el gobierno provincial, más allá de que se guarde un prudente silencio. El proyecto de ley de movilidad previsional le agregará una cuota adicional de incertidumbre al clima social. Hasta que se gatille el primer aumento allá por marzo con la nueva fórmula establecida, nadie sabrá a ciencia cierta si los jubilados salen ganando o perdiendo. Mientras tanto, habrá una catarata de críticas y cuestionamientos por haber sacado a la inflación como parámetro de cálculo.
El comercio cerrará el año con pérdidas históricas. Si el día de la madre hubo un 24 por ciento menos de ventas que el paupérrimo 2019, nada permite augurar un repunte en Navidad. Sin consumo no hay reposición en los escaparates. Sin demanda de bienes no hay producción. La reactivación sigue atada ingratamente a la situación sanitaria, más la compleja trama política que enreda la toma de decisiones y empuja las especulaciones.
Este martes empieza la cuenta regresiva exacta. Falta un mes para la Nochebuena. Y es un misterio todavía cómo se presentará esa mesa, que con seguridad ya no será tan larga ni multitudinaria como todas las anteriores. Habrá seguramente saludos a distancia. Brindis vía Zoom o Whatsapp. También será el momento para poner el contador en cero e imaginar todas las razones que quedan para seguir adelante.
JAQUE MATE