El PJ está más caliente que el viento Zonda
Hubo un amague de reconciliación pero el festejo del Día del Niño volvió a tensar relaciones. Faltan exactamente dos meses para volver a las urnas y la unidad no asoma.
No solo el viento Zonda hizo subir la temperatura este fin de semana largo sino también un nuevo desencuentro en el seno del Partido Justicialista. El episodio sucedió en el contexto del Día del Niño o Día de las Infancias. A exactamente dos meses de volver a las urnas, la unidad todavía no asoma.
Esta vez el epicentro de la controversia fue Chimbas. El intendente Fabián Gramajo se quedó esperando una respuesta del gobierno provincial al pedido de colaboración para agasajar a los niños y niñas del departamento. El silencio cayó peor que si hubiera recibido una negativa. La falta de comunicación institucional provocó primero desconcierto y luego malestar.
El episodio, que no trascendió públicamente, fue confirmado por una alta fuente del ámbito municipal. Fue más que una anécdota. Funcionó como muestra de todo lo que hay que resolver antes de pensar en la campaña para el 22 de octubre. Todavía persisten los ruidos internos en un oficialismo dividido y encaminado a entregar el poder el 10 de diciembre.
Chimbas no fue inmune a la ola violeta. El 13 de agosto Javier Milei fue el candidato presidencial más votado en ese departamento. Sin embargo, para la categoría de senadores y diputados nacionales se impuso Unión por la Patria. Y dentro de esta agrupación, ganaron los candidatos del giojismo respaldados por Gramajo.
Los márgenes ya no fueron los de comicios anteriores, pero el gramajismo pudo seguir exhibiendo un relativo invicto. Es lo que pondrá en juego el 22 de octubre, esta vez sin ningún Gioja en la boleta.
Sergio Uñac ganó la primaria y será el único candidato a senador en la papeleta de Sergio Massa. Gramajo tendrá dos alternativas: salir a militar por la banca del gobernador o guardarse y mirar la contienda desde afuera. Esta segunda opción sería drástica. Impensable también, teniendo en cuenta que el peronismo en pleno está comprometido a sostener la fórmula presidencial en una elección muy ajustada.
Uñac y Gramajo han recuperado el diálogo desde que pasó la derrota provincial el 2 de julio. Aunque el intendente chimbero renovó su respaldo para la subagrupación giojista, compartió una actividad institucional con el gobernador como no sucedía desde marzo.
Luego de cuatro meses con teléfonos apagados, la imagen de ambos visitando un barrio del IPV en construcción fue equivalente a la pipa de la paz. El vínculo nunca será el mismo porque sus caminos se bifurcaron. Pero empezaron a reciclar la relación, hermanados en el paraguas peronista y amenazados por el olor a cambio de ciclo.
Esperaban la embestida de una ola amarilla potente el 13 de agosto, luego de la victoria contundente de Marcelo Orrego el 2 de julio. No estaba en los planes un escenario dividido en tres, donde los libertarios abrieron su propio tercio. Los candidatos de Milei en San Juan, con bajísimo nivel de instalación, fueron la sorpresa.
En términos individuales, el nóvel Bruno Olivera para el Senado y el veterano José Peluc para Diputados, rondaron los 126.000 votos, contra 74.000 de Emilio Achem y 70.000 de Sergio Uñac. Sin embargo, el gobernador con los puntos que obtuvo Juan Carlos Gioja saldría primero el 22 de octubre. Entre las dos opciones peronistas superaron los 127.000 votos.
La apuesta estratégica de Unión por la Patria es y será retener cada sufragio. Agravar las heridas internas no sería consecuente con esta necesidad de cohesión. Incluso considerando que ningún intendente es dueño del electorado que lo acompañó hasta ahora, parece buena idea contar con su respaldo en la campaña árida que viene por delante.
El propio Massa dijo este fin de semana que en caso de ganar la Presidencia de la Nación convocaría a los dirigentes del PRO que acompañaron a Horacio Rodríguez Larreta, a los peronistas republicanos que se fueron con Mauricio Macri y a los radicales de Juntos por el Cambio, además del cordobesismo de Juan Schiaretti. Son tiempos de sumar por diestra y siniestra.
Para Massa la apuesta es quedar al menos segundo para ir a un balotaje contra Milei, desplazando a Patricia Bullrich a un tercer lugar. Para Uñac esta hipótesis será altamente favorable. El 22 de octubre le serviría este escenario nacional para, en última instancia, ganar una banca de senador por la minoría. Igualmente un cálculo tan fino sería equivalente a jugar con el filo de la navaja.
En esta misma columna ya se dijo que tanto Uñac como Orrego están bajo idéntica amenaza: caerse del Senado. Si La Libertad Avanza conserva su primer puesto en la preferencia de la ciudadanía, los candidatos de Milei se quedarán con dos de las tres bancas en juego. Solo quedará una para la segunda fuerza más votada. Es decir, uñaquismo u orreguismo.
Siempre estará la posibilidad de que la ola violeta pierda intensidad. Hoy hacer una predicción semejante sería temerario. Lo único firme que hay para sacar cuentas a futuro es el escenario que dejó el 13 de agosto.
En este tablero nadie puede darse por ganador. Tal vez esa sea la única conclusión posible, faltando dos meses para volver al cuarto oscuro. La otra certeza es que el PJ está más caliente que el viento Zonda.
JAQUE MATE