'El voto que pierde Milei no se viene con nosotros', reconoció un histórico dirigente peronista sanjuanino. La lógica pendular pierde fuerza. El fracaso libertario no necesariamente implica un regreso al justicialismo. Empiezan a verlo así algunos miembros de la escudería uñaquista-giojista. Por supuesto, en la mayor reserva. En voz baja. Casi inaudible.

Reconocerlo implica enfrentarse a un dilema mayor. Ya no se trata de sentarse a observar la caída del modelo libertario para regresar al poder por el clamor popular. Desde Buenos Aires siguen mandando solo complicaciones.

El escándalo de Alberto Fernández y Fabiola Yáñez hizo mella. Según el encuestador Antonio De Tommaso, situaciones como esta no impactan en el voto, mucho menos cuando falta tanto para volver a las urnas. Sin embargo, en el clima interno partidario provoca incomodidad. Cuanto menos, pone a los dirigentes a dar explicaciones por el presidente que defendieron y militaron.

El lodazal televisado como si fuera un culebrón hizo que algunos se llamaran a silencio mientras otros ensayaran respuestas de molde. Repudiaron la violencia de género y suplicaron que el árbol no tape el bosque, porque mientras Alberto y Fabiola ganan espacio en la agenda, las variables económicas y sociales se siguen agravando.

Una encuesta reciente de la consultora sanjuanina Ethos, que pertenece al ex funcionario uñaquista Gastón Díaz, identifica la raíz de todos los males del peronismo. El 38 por ciento responsabiliza al gobierno anterior por la crítica situación actual. Otro 38 por ciento responsabiliza 'a todos' los políticos. Milei aparece recién en el tercer puesto de los culpables, con apenas el 13 por ciento.

Informe consultora Etos (San Juan, julio de 2024)

Los datos fueron relevados en julio en San Juan. Esa es la masa con la que debe lidiar el justicialismo para enfrentarse al 2025 electoral. Casi cuatro de cada 10 personas le sigue echando la culpa a Alberto, Cristina y compañía por todos los males de la Argentina. Ese malestar con el pasado representa un activo fundamental para Milei. Y para Marcelo Orrego también.

Ambos, tanto el presidente como el gobernador, ganaron embanderados con el cambio. El año que viene los pondrá en situación de plebiscitar sus respectivas gestiones. Siempre podrán contar con el núcleo antiperonista, que goza de buena salud. En el PJ no desconocen esta realidad. Los ensayos para el 2025 deben considerar este punto de partida o estarán muy desviados.

Como es sabido, el año próximo finalizarán su mandato en el Congreso Walberto Allende y Fabiola Aubone. Para renovar las dos bancas, el PJ debería quedar en el primer puesto y duplicar al tercero. Parece bastante improbable, en un escenario que no difiere demasiado del 2023, cuando las bancas se repartieron equitativamente. Entraron Jorge Chica por Unión por la Patria, José Peluc por La Libertad Avanza y Nancy Picón por Juntos por el Cambio.

Aunque el peronismo deba jugar en minoría el año que viene, igualmente puede apropiarse de un sector que resulta impenetrable para Milei: ronda los 34 puntos, según dijo De Tommaso. Ese porcentaje se repite en las encuestas. Es el número que no confía en las medidas de ajuste como solución. 

Tal vez de esa proyección se tomó el operador Mauricio Ibarra. En Banda Ancha, el ex intendente y ex diputado pronosticó que el año que viene el peronismo obtendrá el 40 por ciento de los votos. Algunos compañeros que lo escucharon abrieron los ojos bien grandes. ¿Habrá sido asombro o incredulidad?

Más que nunca habrá una batalla por el primer puesto de la lista de diputados nacionales. Será el único candidato con chances reales de llegar al Congreso. Allende se autoexcluyó de este combate. Dijo que su ciclo ya está cumplido luego de dos mandatos consecutivos como diputado nacional. Aubone, en cambio, podría aspirar a la continuidad. Sin embargo, hay otros nombres de peso que le pedirán el lugar.

Por el uñaquismo, Cristian Andino. Por fuera del uñaquismo, Fabián Gramajo. De a poco también empezaron a instalar la idea del regreso de José Luis Gioja. Hay toda una gama de nombres que pululan en segundas y terceras líneas también.

Para soñar con el 2027, el peronismo necesita empezar a recuperarse en 2025. Para lograrlo, cuenta con el derrumbe del modelo libertario. Algunos, solo algunos, temen que no sea suficiente el deterioro de Milei. Todavía pesa demasiado la mochila de los desaciertos. 


JAQUE MATE