La historia del PRO en San Juan se puede contar de pelea en pelea. La de Hugo Ramírez con Eduardo Cáceres, la de Eduardo Cáceres con Martín Turcumán, la de Eduardo Cáceres y Enzo Cornejo con Gimena Martinazzo y la más reciente de todas, la de Enzo Cornejo con Eugenia Raverta. Todo, maquillado por el arte de simular que no pasa nada.

El 2025 pondrá otra vez en aprietos al partido amarillo: ¿podrán jugar divididos y aparentar que no hay quiebre? ¿O se encaminan a un nuevo desprendimiento como todos los anteriores?

Algo de eso dejó entrever Raverta, en tono de reproche, el viernes pasado en Banda Ancha. Fue su réplica a Cornejo, que había hablado el día anterior en este mismo programa, en duros términos pero sin perder su amplia sonrisa.

Cornejo desplegó su habitual cordialidad para cumplir con el mandato nacional de ponerle límites a Patricia Bullrich. Esa fue la línea que bajó Mauricio Macri, en plan de evitar la fusión prematura con La Libertad Avanza. 

'El PRO de Patricia ya cumplió una etapa', dijo el diputado y presidente del partido en San Juan. Recordó que la ex candidata quedó tercera en la general. Solo ese dato debería ponerle fin a su pretensión de liderazgo.

Macri a nivel nacional y Cornejo a nivel provincial enfriaron el envión bullrichista de unificarse con los libertarios. Subyace a esta estrategia la presunción de lo que sucederá inevitablemente. 

Prevén que, a medida que pase el tiempo, Javier Milei se debilitará políticamente. Por lo tanto, crecerá su dependencia del PRO. Esa es la inspiración que puso a Mauricio a especular con los tiempos. Es el cálculo que irrita a Patricia, hoy comprometida con el gobierno nacional sin ninguna reserva.

En esta tesitura, Raverta desempolvó una serie de facturas para llamar al recato a Cornejo. Si Macri retomó las riendas del partido con la bandera de la renovación, al unísono debería actuar la conducción local que, a lo largo de su joven historia, vio cómo se profundizaba el desgranamiento.

Raverta, socia fundadora del PRO, empezó a citar nombres que se fueron: Martín Turcumán, Fernando Patinella, Eduardo Cáceres, Gerardo Cáceres, Gimena Martinazzo y Mauro Carelli. Posiblemente la enumeración no haya sido exhaustiva, pero alcanzó para entender el punto: algo le viene sucediendo al partido amarillo que expulsa más que lo que contiene.

La contracara de la migración es la concentración. Cornejo pidió no personalizar la política, pero Raverta lo cruzó precisamente en ese aspecto. Le echó en cara que, además de ser presidente del partido en San Juan, es diputado provincial y delegado ante la Asamblea Nacional. La dirigente halcona se detuvo ahí. Se privó de calificar la actitud.

Ese sigue siendo uno de los rasgos amarillos. Evitan las discusiones sin punto de retorno, al menos en el plano público. Es el equivalente a simular que está todo bien, aunque no lo esté.

En el fondo, esta pantomima surge como anticuerpo. Ni Cornejo ni Raverta saben cómo llegará la relación de Macri y Bullrich al año que viene. Apenas tienen una hoja de ruta de corto plazo. Puede suceder que en 2025 terminen jugando todos en el mismo equipo. O no.

Y no se trata de un juego dialéctico. Es el estado de situación del PRO, más ambivalente que nunca. Es el mismo partido político que pidió votar por Milei en el ballotage, que puso fiscales para colaborar en el comicio, que aportó tres ministros clave al gobierno, contando a Bullrich, Luis Caputo y Federico Sturzenegger. Pero al mismo tiempo, es el partido cuyo presidente, Macri, sigue llamándose a sí mismo 'oposición'.

'¿Cómo somos parte del gobierno, pero también somos oposición? Yo no lo entiendo. Para mí las cosas son más llanas', dijo Raverta, con aplomo pero con la misma dureza que Patricia.

La pregunta retórica, que sintetiza el juego a dos puntas del PRO, tiene proyección para 2025. '¿Somos oposición hoy pero vamos a ir en una alianza juntos el año que viene? ¿Cómo es?', disparó Raverta. 

A decir verdad, es una posibilidad cierta. Por lo tanto, las declaraciones de uno y otro lado deben medirse milimétricamente. Pueden terminar todos y todas en la misma bolsa.

En tal caso, la bolsa debería incluir a Marcelo Orrego. Porque si de algo está seguro Cornejo, es que su lugar está con el gobernador. Todo lo demás es negociable.


JAQUE MATE