'Está todo quebrado', dijo a este periodista un antiguo colaborador de Sergio Uñac. No se refirió a los vínculos personales, sino a la relación política. La urgencia por reparar el afecto interno, entre peronistas enemistados, sumó un problema adicional. También hay que remendar el tejido con los aliados, que hoy se encuentra deshilachado. Por ejemplo, con los bloquistas.

No es una suposición. Mauricio Ibarra lo dijo de manera explícita el pasado viernes en Banda Ancha, más de una vez. Están obsesionados por construir con todas las expresiones del justicialismo, pero también con los espacios que acompañaron durante los últimos 20 años. Porque con el peronismo solo no alcanza, si quieren soñar con recuperar el poder en 2027.

Hoy esa meta está muy lejana en el tiempo y en los cálculos también, a juzgar por la tensión que experimenta el ex Frente de Todos. Es una sombra de lo que fue. Circunstancialmente el bloque uñaquista conserva su número determinante en la Legislatura: 19 votos, gracias a la alianza con los 3 bloquistas. Pero esa mayoría no tiene garantía de largo plazo.

La conformación de las ternas para cubrir 21 cargos judiciales detonó el malestar que ya venía incubándose. El bloquismo quedó totalmente excluido de las candidaturas. No pasó ni uno de los postulantes que se inscribieron. Uno entre todos fue el que más dolió: Alejandro Genest.

El apoderado bloquista era la figura que pretendía impulsar el presidente del partido, Luis Rueda. Su aspiración se vio frustrada. No pasó a mayores hasta que vieron publicado el nombre de Carlos Lorenzo para el Primer Juzgado de Paz de Capital. 

El ex asesor letrado de Gobierno, ex candidato a intendente de Capital, apareció como el único referente emparentado con la gestión anterior entre los ternados. La cúpula del bloquismo entendió que la nominación, más allá de los pergaminos jurídicos y la idoneidad de Lorenzo, tuvo consenso político. Un acuerdo del que Rueda quedó excluido. Y su candidato, Genest, también.

¿Qué razón tiene el bloquismo, en adelante, para seguir acompañando las votaciones del uñaquismo? ¿Cuánto falta para que los tres votos de Rueda, Miguel Atampiz y Gustavo Deguer empiecen acompañar al orreguismo como ya vienen haciendo reiteradamente los giojistas Mario Herrero y Graciela Seva, el gramajista Gustavo Sánchez y el massista Franco Aranda?

Un quiebre semajante sería un palazo para Uñac en plena cocina de la interna partidaria. A eso se refirió, elípticamente, Ibarra en Canal 13. Por eso fue tan reiterativo en torno a la idea de construir consenso no solo entre los distintos sectores del PJ sino también con los aliados. Básicamente, porque el desgranamiento en la Legislatura es una amenaza tangible.

Ibarra está operando intensamente para evitarlo. Y una cosa tiene que ver con la otra: lo que suceda en el PJ tendrá impacto en la Legislatura. Si uñaquismo y giojismo logran un acuerdo partidario y llegan a la lista de unidad, eso debería repercutir en un bloque sólido para marcar posiciones compartidas en la Cámara de Diputados. Hoy eso no sucede.

Pero si el acuerdo incluye solamente a uñaquismo y giojismo, aún quedarán piezas sueltas. Los tres bloquistas, como ya se mencionó. Pero también el gramajista Sánchez y el massista Aranda.

Fabián Gramajo todavía juega líbero. Está ensayando un acuerdo con Gioja para ir por la conducción partidaria y de ahí lanzarse por la gobernación en 2027. Su grado de ambición no le cierra al giojismo, mucho menos al uñaquismo. 

Según Ibarra, el consenso está avanzado en un 95 por ciento y 'sería una lástima que Gramajo no entienda el lenguaje de este momento'. Es decir, que Gramajo no se allane a los términos que le quieren imponer.

Sería una lástima que Gramajo no entienda el lenguaje de este momento (Mauricio Ibarra)

Al chimbero le reconocen el dominio territorial en su departamento. Y punto. Él está dispuesto a ir por más. Considera haberse ganado el derecho el año pasado, cuando jugó la patriada de secundar a Gioja en la campaña provincial, en contra de Uñac con la suma del poder.

Aranda trazó su propio rumbo. A pesar de ser diputado de un bloque unipersonal se quedó con la presidencia de la Comisión de Hacienda y Presupuesto, una de las dos más importantes políticamente junto con la de Legislación y Asuntos Constitucionales. Su autonomía de Gioja y de Uñac es visible.

Queda otro cabo suelto en este abanico de aliados del PJ y se llama Emilio Baistrocchi. El ex intendente creó la Fundación Hacemos por San Juan, apalancado en el schiarettismo cordobés, que tiene representación parlamentaria en ambas cámaras del Congreso. Su divorcio de Uñac ocurrió a la vista de todos. Su repentina cercanía con Gramajo también. Lo que aún no mostró es que está hablando con Rueda.

Pero se sabe. Por eso Ibarra mandó ese mensaje 360 el viernes pasado en Banda Ancha. Porque para hablar de peronismo, en simultáneo hay que incluir a los aliados. Atajar de alguna manera el desbande de aquel Frente de Todos donde hoy solo quedan algunos.


JAQUE MATE