Pudo haber un relajamiento producto del acostumbramiento, en la Residencia de Adultos Mayores Eva Perón, donde toda la comunidad logró superar sin un solo caso la primera ola de la pandemia pero esta vez la peste logró penetrar esos muros. O pudo ser simplemente que todas las medidas, rigurosas hasta el límite de lo extenuante, hayan sido insuficientes para frenar el segundo embate del Covid 19. Pudo haber un poco y un poco. En cualquier caso, con seguridad no son días fáciles ahí adentro. No lo son para los abuelos y abuelas, como tampoco para el personal que hoy está en vigilia constante, atentos al menor síntoma que se revele.

El martes 11 de mayo se confirmó el fallecimiento de una señora de 86 años de edad, residente de esta institución oficial que alberga a unas 150 personas, además de los trabajadores y trabajadoras que prestan su colaboración. Fue la primera víctima por Coronavirus y el primer caso positivo detectado desde que empezó la pandemia, allá por marzo del año pasado. 

Lo que vino a continuación fue un hisopado general con resultados 100 por ciento negativos. Sin embargo, con el correr de los días se fueron detectando otros. Este lunes 17 de mayo eran seis los infectados. Todos tenían una buena condición y permanecían aislados en la Residencia.

Cuentan afortunadamente con una vacunación total, que debería atenuar los efectos de la enfermedad en adultos mayores. Pero se sabe que los contagios en comunidades cerradas son un problema. Erradicar el virus de esos ambientes de confinamiento es difícil y requiere acciones rápidas. Lo tuvieron que pasar algunos geriátricos privados el año pasado en San Juan y en el resto del país.

La vulnerabilidad de la Residencia Eva Perón cuadra perfectamente con el estado actual de las cosas. De visita en la provincia de Río Negro, la ministra de Salud de Nación, Carla Vizzotti, encendió todas las alertas este lunes. Dijo que hay un 'crecimiento exponencial e inusitado de casos de coronavirus en todo el país'. ¿Hacía falta una declaración oficial de ese calibre? Sí, era necesaria. ¿Cambia en algo la realidad? No, en absoluto. Pero pone blanco sobre negro. La presión sobre el sistema de salud  es mucho peor que la de todo 2020.

Después de un fin de semana con números planchados por subregistración, este lunes las cifras volvieron a su nivel espeluznante. Otra vez hubo más de 500 muertos en 24 horas en Argentina y apenas un poco menos de 30.000 casos positivos. Siete de cada diez camas de terapia intensiva están ocupadas. El índice es mucho peor en el Área Metropolitana de Buenos Aires.

En San Juan el lunes cerró otra vez con más de 300 casos positivos. Entre los cuatro fallecidos de la jornada, una joven albardonera de tan solo 24 años, embarazada. Su bebé logró nacer con apenas 26 semanas de gestación. Quedó internado en Neonatología del Hospital Rawson peleando por sobrevivir. Una historia desgarradora que estremeció a toda la provincia.

Este lunes San Juan terminó con más de 240 internados en áreas Covid 19. Hace apenas dos semanas, eran 190. En 14 días el número se disparó un 28 por ciento. Siete de cada diez camas críticas están ocupadas. El sector privado terminó la jornada con apenas dos lugares disponibles. Dos. Esta variable hospitalaria y sanatorial refleja lo que está sucediendo con la peste. La llegada de las nuevas variantes, más contagiosas, más voraces, más peligrosas, está marcando un antes y un después.

Por primera vez el reporte epidemiológico de San Juan abrió un párrafo aparte para dar cuenta de las pacientes embarazadas y los pacientes pediátricos internados. Es otro de los rasgos de esta implacable segunda ola. Está golpeando también a personas muy jóvenes, incluso a los niños.

Desde Río Negro para todo el país, la ministra Vizzotti recomendó 'acciones intensivas, focalizadas y transitorias'. Es decir, cierre de actividades. Mientras tanto, que siga avanzando la vacunación aunque más no sea con las primeras dosis. Esa inmunidad permitiría hacer descender la demanda de camas, porque menos personas necesitarían internación. Pero la vacunación sube por escalera, mientras los contagios van en ascensor.

Los recuperados por supuesto que siguen siendo muchos. La inmensa mayoría. Pero también es real que el ritmo de contagios es mucho más acelerado que el de recuperados. Por eso en apenas dos semanas la cantidad de personas que están transitando la infección creció el 35 por ciento. El próximo viernes faltará un mes para que empiece el invierno. Recién comenzará lo peor, de la mano del descenso de temperaturas que hasta ahora no se ha sentido. El clima está ayudando, con días cálidos y soleados que permiten incluso tener ventanas abiertas sin que eso signifique congelarse en una oficina o en el propio hogar.

Pero el calendario pasará y el temido invierno pondrá a prueba todos los elementos que están crujiendo en esta segunda ola. Desde el manejo de la Residencia de Adultos Mayores, hasta los contagios de jóvenes embarazadas o incluso de niños y niñas que terminan hospitalizados. 

Que no gane el acostumbramiento. Que no prevalezca el relajamiento. Esta vez es mucho peor.

JAQUE MATE