La elección no pasó, Cambiemos tampoco
La segunda etapa del debate presidencial mostró a Mauricio Macri más aguerrido, con un discurso anclado en 2015. La pregunta es si le habrá servido para sumar algún voto más.
Tan previsible era, que lo dejamos planteado el lunes en esta misma columna apenas finalizó el primer debate de candidatos presidenciales. Mauricio Macri, que había tenido una experiencia algo titubeante volvió al atril mucho mejor armado desde el coaching y el marketing político, para mantener sobre la parrilla en cada ocasión su rivalidad con "el kirchnerismo", emblema discursivo que permite aunar el histórico voto antiperonista argentino.
El presidente se lució mejor este domingo en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, que siete días atrás en la Universidad del Litoral en Santa Fe. Si tenía o no tenía un auricular que lo auxilió durante las casi dos horas de esgrima verbal, violando flagrantemente las reglas preestablecidas, tal vez no se sepa nunca con exactitud. Pero lo cierto es que Macri quedó siempre con la última palabra y la supo utilizar.
Surgen un par de observaciones llamativas, de todos modos. La primera de ellas es que el Jefe de Estado sigue haciendo campaña ya no solamente como si la elección primaria no hubiera pasado sino extremando la interpretación hasta pretender que tampoco ocurrieron los casi cuatro años de gestión de Cambiemos. Macri se paró -como lo vino haciendo durante toda la campaña- como opositor de los opositores, sin reconocer que Argentina está en el lugar que la puso su propia administración.
Entonces, el presidente ocupó el lugar de opositor al kirchnerismo, haciendo a Alberto Fernández destinatario de todos sus dardos. Fue retribuido por el candidato del Frente de Todos. Entre ambos, borraron del debate a los otros cuatro oponentes: Nicolás del Caño, Roberto Lavagna, José Luis Espert y Juan José Gómez Centurión. Hubo un par de pataleos y escaramuzas, pero al fin y al cabo la polarización que arrojaron las urnas del 11 de agosto se tradujo y se consolidó en Argentina Debate.
Fernández siguió la línea que había desplegado el 13 de octubre, aprovechando la utilización de su gesto con el dedo, para achacarle al oficialismo que los índices que verdaderamente preocupan son los vinculados a la inflación, la desocupación, la pobreza y la indigencia, además de la parálisis del aparato productivo. Un recurso salido del manual de política para principiantes. No había mucho para inventar ni ser creativos. La gestión macrista sirvió flancos débiles en bandeja, por los cuatro costados.
Las fallas del paso de Macri por la Casa Rosada también se volvieron indisimulables en los tópicos que Cambiemos pretende haber tenido lucimiento. Por ejemplo, en lo energético. El apagón histórico ocurrido este año les dejó una marca inigualable por ninguna otra gestión que los haya precedido, sin importar el color político. En materia de narcotráfico, las redes sociales se encargaron de recordarle al presidente que respaldó al intendente de Paraná, Sergio Varisco, que hoy está imputado nada menos que por tráfico de estupefacientes.
Para Macri la elección PASO no ocurrió. No quedó 16 puntos por debajo de la fórmula Fernández-Fernández. Fue apenas un llamado de atención de un grupúsculo disconforme con el ajuste económico, que prontamente hará la reflexión que le cabe, para concluir que se equivocó mucho con su voto. Y entonces, asustado por el regreso de Cristina, la titiritera del poder, volverá a defender a la República. Ese es el esquema propuesto por Cambiemos cada vez que su militancia entona el cantito: "Se da vuelta, Mauricio lo da vuelta".
Pero no solamente la elección primaria no ocurrió, sino que el gobierno tampoco. Las metas prometidas en 2015 resultan las mismas que ahora debe augurar Macri en 2019. Porque en definitiva, si las cosas no salieron bien, la culpa fue de la pesada herencia, y del mundo que nunca supo acunar a la Argentina como debía. Pobres nosotros.
JAQUE MATE