Las cuentas de Baistrocchi
La aparente debilidad de 2021 fue un estímulo para que surgieran rivales internos en Capital. Sin embargo, el nuevo sistema electoral podría jugar a favor del intendente en el bastión justicialista.
Tuvo que ponerle el pecho el intendente Emilio Baistrocchi a los números ingratos de las elecciones legislativas del año pasado, cuando el Frente de Todos quedó 28 puntos debajo de Juntos por el Cambio en su distrito. Por supuesto se trató de una elección de carácter nacional, incomparable con una municipal. Pero la enorme diferencia bastó para que brotaran los cuestionamientos internos y también floreciera el entusiasmo opositor.
El remezón puso a los funcionarios capitalinos a dar explicaciones hacia afuera. En público tuvieron que asumir la cuota de responsabilidad que les cupo. En privado argumentaron que la ola nacional, la disconformidad con los resultados de Alberto Fernández, terminó pesando demasiado. Fue irremontable, sin importar la eficacia de la gestión local.
La aparente debilidad de Baistrocchi fue un estímulo para que surgieran otras alternativas dentro del Frente de Todos con aspiraciones para 2023. Reapareció en el tablero Franco Aranda, aunque esta vez no sería candidato en el departamento. Se anotó también el asesor letrado de Gobierno, Carlos Lorenzo. Mucho antes, la diputada nacional bloquista Graciela Caselles. Más recientemente empezó a sonar el diputado provincial Leonardo Gioja. Y varios otros, tal vez con menos visibilidad.
Solo aquellos números flojos de 2021 podrían alentar semejante germinación de candidatos. Hubo una relación directa entre una cosa y la otra. Por lo tanto, a primera vista la multiplicación de aspirantes pudo interpretarse como un rasgo de debilidad de Baistrocchi. Pero la política es tan dinámica que las condiciones han cambiado. Y el intendente podría terminar favorecido por las nuevas reglas de juego.
La nueva versión de la Ley de Lemas, bautizada como Sistema de Participación Amplia y Democrática (SIPAD), alteró sustancialmente el escenario para 2023. Mientras la división del voto oficialista solo podía perjudicar a Baistrocchi en el esquema anterior de votación en primarias y después en generales, con los sublemas eso se revierte. La división ayuda. Mientras más sean, mejor.
Este lunes en Banda Ancha dijo que no le tiene miedo a la participación dentro del Frente de Todos. Incluso pidió desdramatizar la diáspora, ese abanico de líneas internas y candidatos que pretenden desplazarlo del palacio municipal.
El intendente apenas se permitió deslizar una chicana, muy suave. Dijo que ahora que están viendo los resultados de su gestión les parece fácil y que cualquiera lo podría lograr. Bienvenido sea.
¿Por qué? Básicamente porque el SIPAD consiste en la sumatoria. Todos los candidatos a intendente dentro del Frente de Todos terminarán acumulando sus votos a favor del que salga primero dentro del espacio. Baistrocchi se considera primero en las preferencias. Por lo tanto, todo rival interno que aparezca, lejos de hacerle sombra, terminaría contribuyendo a su reelección.
Es una lógica bastante sencilla. Ya se aplicó en dos oportunidades en los años '90. Pero esta versión con el rótulo de SIPAD llegó con ciertos cambios. En definitiva, incluso los que experimentaron aquel sistema de lemas hace tres décadas consideran que no será exactamente igual la dinámica el año que viene. Lo que está escrito en la ley recién será puesto a prueba en 2023.
En modo telegrama -¡qué antigüedad!- el SIPAD permite que se presente una ilimitada cantidad de candidatos a intendente por cada sublema. A diferencia de la Ley de Lemas de los '90, cada uno podrá llevar una sola lista de concejales. Luego, si obtienen un piso del 10 por ciento de los votos, podrán mechar sus ediles en el próximo Concejo Deliberante. No está mal.
Por lo tanto, gane quien gane la próxima intendencia de Capital -o de cualquier otro municipio- tendrá que convivir con un bloque oficialista bastante repartido. Tendrá que acordar para construir gobernabilidad. Nada que no haya sucedido antes. No parece ser un tema de preocupación para Baistrocchi por estas horas.
Sin embargo, desde el arranque está buscando bajarle la espuma a la confrontación con los eventuales rivales internos. Participación sí, pelea a muerte no. Dejar abiertos los canales de comunicación tendrá efecto justamente en ese próximo Concejo Deliberante. Que el fragor de la campaña no les cueste la convivencia futura, sería la consigna.
Lo dijo enfáticamente Baistrocchi este lunes en Banda Ancha. 'A la participación no hay que darla en el esquema de las antinomias. Trato de no ser contestatario, no meter ruido', sostuvo el intendente. Más allá de la mira puesta en la próxima gestión, el barro de la campaña podría dañarlo a él más que a cualquier otro ahora, en un par de meses más.
Si de repente sus compañeros peronistas o aliados bloquistas salen a militar el cambio, a costa de defenestrar la gestión delante de los vecinos, será bastante complicado sostener el pretendido clima de sana convivencia. La política, en ese aspecto, es bastante inmanejable. Tendrán que hilvanar algunos acuerdos desde el arranque para minimizar los daños, porque en frente se levanta Juntos por el Cambio, con un diseño bastante competitivo.
'Los hermanos sean unidos', recomienda el Martín Fierro. Llevarlo de la literatura a la práctica no siempre resulta sencillo. En Capital la oposición tiene sobradas razones para entusiasmarse. La primera de todas es la tendencia nacional que hasta ahora logró resistir el PJ en San Juan, pero viene haciéndose sentir elección tras elección. La ola amarilla siempre hizo pie primero en las capitales.
Sin embargo, aún en los tiempos de mayor estelaridad macrista, Cambiemos no pudo desplazar al justicialismo que gobierna la Ciudad de San Juan desde 2007 de manera ininterrumpida.
El sistema SIPAD que permitirá la sumatoria de votos al Frente de Todos, también favorecerá a Juntos por el Cambio. La escuadra amarilla tiene varios referentes trabajando políticamente en Capital. Pero ese análisis merece una columna editorial aparte.
Por ahora, alcanza con interpretar las cuentas de Baistrocchi. Y cómo el sistema electoral podría jugar a su favor, siempre y cuando la interna no se desbande.
JAQUE MATE