Que José Peluc, el mandamás de Javier Milei en San Juan, haya decidido no viajar a Buenos Aires para el cierre de campaña, tiene una explicación fáctica y reveladora al mismo tiempo. Están poniendo toda su artillería en fiscalizar con fiereza el próximo domingo, como tal vez no lograron hacerlo el 13 de agosto. La decisión obedece a una expectativa marcada desde Buenos Aires. No es solo una postura para la vidriera. Sienten que puede haber sorpresa y victoria en primera vuelta.

Este resultado no aparece en ninguna encuesta de todas las que se echaron a rodar en la víspera de este 22 de octubre. Pero, a decir verdad, ningún sondeo de opinión había colocado con expectativas a La Libertad Avanza en la antesala de las primarias. El supuesto tercero que se estaba cayendo terminó primero. Por escaso margen, pero primero. Fundamentalmente, rompió la polarización histórica entre el PJ y Juntos por el Cambio. El escenario de dos se convirtió en escenario de tres.

Si ya pasó una vez, puede perfectamente repetirse. Y cada voto cuenta, aún los poquitos que aporta San Juan, cuyo padrón equivale al 1,69 por ciento del total nacional. Milei debería alcanzar el 45 por ciento para convertirse en presidente electo este domingo. O bien, superar el 40 por ciento con una diferencia de al menos 10 puntos con el segundo. Ninguna consultora arroja esas hipótesis, como tampoco fueron capaces de predecir el resultado de las PASO.

Entonces, más que ir a vociferar en el Movistar Arena al compás de la motosierra, los referentes de Milei entendieron que era mucho más provechoso seguir fortaleciendo el aparato de fiscalización aquí en San Juan. Fue el tema aquella noche del 13 de agosto. El propio Peluc acusó a 'Larrata' de haber instigado el 'robo' de boletas. No fue solamente un discurso de ocasión.

La preparación de los fiscales no solo involucra tener uno sentado en cada mesa, sino haberlo entrenado lo suficiente en todas y cada una de las mañas posibles que cada espacio político aprendió a lo largo de los 40 años de democracia. Porque sí, de la mano del sistema electoral crecieron también los artilugios. Peluc los conoce bien. No nació ayer y no empezó a hacer política con Milei sino allá lejos, como pupilo de José Ubaldo Montaño.

Está claro que ninguna maña puede torcer el rumbo de una elección, si las diferencias fueran holgadas. Pero cuando los márgenes se anticipan muy ajustados, cualquier desvío sí puede hacer la diferencia.

¿Quiere decir esto que Milei ya se siente ganador? Posiblemente. De ahí a considerar que ya ganó el comicio hay una distancia enorme. Primero hay que pasar por las urnas. Y Sergio Massa dejó el viernes en San Juan un panorama muy diferente al que ensayan los libertarios. Como ya se reveló en esta misma columna, el candidato presidencial de Unión por la Patria transmitió que aún las consultoras que lo castigaban hoy lo colocan en situación de paridad con el economista de extrema derecha.

En tal caso, la conquista simbólica de Massa este domingo sería quedar al menos un voto por encima. Terminar primero. Entusiasmar a la militancia rumbo a la recta final cuya meta será el ballotage del 19 de noviembre. Para ello, como los libertarios, tendrán que afilar mucho, muchísimo, la puntería con la fiscalización.

Es uno de los puntos fuertes del peronismo y sus aliados, como el bloquismo. Son partidos acostumbrados al poder y que estuvieron presentes en cada una de las citas electorales desde 1983 a la fecha. Producto de las circunstancias apremiantes, Sergio Uñac y José Luis Gioja tendrán que coordinar el reparto de escuelas para custodiar cada boleta en una batalla a matar o morir.

El peronismo tuvo que soportar la derrota del 2 de julio y que la provincia quedara pintada de amarillo después de 20 años de haber sido el bastión del PJ en Cuyo. Un mes más tarde, el 13 de agosto, el mapa se coloreó violeta. Milei se impuso en la categoría presidencial. El 22 de octubre podría ser la revancha para el PJ. Podría, en potencial.

Entender que la elección del domingo se resolverá entre libertarios y peronistas sería apresurado. Hasta temerario. Marcelo Orrego también ha puesto en funcionamiento toda su maquinaria provincial para defender cada punto de Patricia Bullrich, con la aspiración de replicar su propio batacazo del 2 de julio, cuando Juntos por el Cambio obtuvo 51 puntos. Por lo tanto, considerar al espacio amarillo como el tercero en discordia sería bajarle el precio. Error.

Orrego diseñó un reparto del territorio provincial en circuitos, donde cada uno de los partidos socios tiene su responsabilidad. Producción y Trabajo lleva 20 años dando este tipo de batallas pero también ACTUAR y mucho más la Unión Cívica Radical. A ellos se suman el PRO, Dignidad Ciudadana, la Coalición Cívica, el GEN, Evolución Liberal y otros. Suponer que van a competir por la medalla de bronce sería subestimarlos. La política no funciona así. Mucho menos la ingeniería electoral.

Lo que suceda con Patricia a nivel nacional excederá ampliamente a Orrego. Pero sí tendrá influencia en los guarismos de San Juan. Nuevamente pondrá en juego su mayor activo, el respaldo que lo puso en la gobernación para consumar la alternancia. Más que fiscales, en cada mesa habrá sabuesos.


JAQUE MATE