Orrego, Uñac y la caldera del 2025
Pese a lo impopular que resulta hablar de elecciones, en cada espacio admiten que los acomodamientos empezarán a fin de año. Habrá mucho en juego.
¿Se puede hablar de elecciones? No, de ninguna manera. Está prohibido. La 'casta' sigue pagando el costo de la crisis crónica y las urnas son mala palabra para el ciudadano harto de la política. Pero que no se hable de elecciones no las borra del mapa. Son como las brujas: que las hay, las hay. Por eso en un pudoroso silencio los distintos espacios sacan cuentas y se preparan. El 2025 será innombrable, pero llegará más pronto que tarde.
Desde Marcelo Orrego hasta Sergio Uñac, todo el ecosistema político sanjuanino empieza a divisar la parada del año que viene. Saben que los primeros movimientos sucederán a fines de este 2024. El tablero es tan impreciso, tan volátil, que cuesta hacer cualquier predicción. Sin embargo, en privado hay conversaciones para ensayar escenarios. Esto es lo que se puede contar al día de hoy.
Orrego pondrá en juego una de las dos bancas que tiene en el Congreso Nacional. Se renovará la diputación que ganó Susana Laciar en 2021 y que actualmente ocupa María de los Ángeles Moreno. El gobernador ya perdió la oportunidad de contar con al menos un senador y eso le cuesta caro a la hora de negociar con Nación. Pero tiene ese valioso par de votos en la Cámara Baja para ofrecer en materia de gobernabilidad. Achicar su cuota de representación sería inaceptable.
Por lo tanto, Orrego necesitará contar con al menos un candidato convocante que le permita, mínimamente, renovar la banca de Susana. Si se acomodaran las variables, tal vez podría aspirar a conquistar otra banca más. De dos pasaría a tres. En tal caso, más que una victoria parlamentaria sería un pasaporte a la reelección en 2027. Falta una eternidad. ¿A quién se le ocurre pensar a tan largo plazo? A la política. Así se construyen los horizontes.
Pero Orrego no jugará solo en ninguna circunstancia. En frente tendrá al peronismo que hoy intenta reagruparse debajo del incipiente acuerdo entre Sergio Uñac y José Luis Gioja. Uñac llegará al menos a septiembre como presidente del PJ. En adelante seguirá teniendo gravitación. Gioja también. Serán puestos a prueba. Cualquier división será funcional a la victoria de Orrego. Esta matemática no tiene ninguna sofisticación.
El peronismo tendrá que hilvanar su unidad con los nuevos emergentes. Cualquier desprendimiento significaría un desgranamiento en las urnas. Cada punto menos será celebrado en Casa de Gobierno. Los ejemplos tienen nombre y apellido.
¿Qué pasaría si Fabián Gramajo no fuera contenido dentro del peronismo y terminara compitiendo por fuera del PJ? Los porotos terminarían repartidos en porciones más pequeñas. El orreguismo podría sacarles ventaja con menos esfuerzo. La misma lógica aplicable a Gramajo le calza a Franco Aranda y su Frente Renovador.
Uñac y los suyos tienen un activo importante para encarar el 2025: les queda liberado Cristian Andino. De todos, sigue siendo el más competitivo. Si no sucediera nada extraordinario en los próximos meses, el ex intendente de San Martín tendría todas las chances de encabezar una lista de diputados nacionales. Pero nadie saldrá a decirlo públicamente. El clima social no admite ventilar especulaciones de esta naturaleza.
Un alto dirigente peronista también reconoció que cuentan con un escenario mucho más polarizado para el 2025. Esperan que se rompa la fracción de tercios. En tal caso, el PJ es la oposición natural a Javier Milei. Si eso sucediera, Orrego tendría un problema. El gobernador carece de un paraguas nacional potente como otrora. Dependerá mucho de sí mismo para resitir las olas que vengan desde Buenos Aires.
En este análisis falta una pata fundamental: la ola violeta. Sería lógico que La Libertad Avanza buscara acrecentar sus magros 37 votos en la Cámara de Diputados. Querrá tener legisladores propios, no aliados que le pidan favores a cambio del apoyo parlamentario.
Aquí empieza la ciencia ficción: ¿cómo llegará Milei al 2025? Si el presidente lograra enderezar la economía y creciera su popularidad, podría arrastrar a quien pusiera en su lista. Así se convirtieron Bruno Olivera en senador y José Peluc en diputado nacional. ¿Habrá llegado la hora de Martín Turcumán? Hay una conversación para impulsar su candidatura el año que viene.
El factor libertario tampoco le resultará indiferente a Orrego. Cada punto que se lleve Milei en las elecciones del 2025 será uno menos para Juntos por el Cambio. El espacio amarillo se encadenó al gobierno nacional cuando ofreció colaboración casi ilimitada. Las coincidencias son evidentes.
Orrego, a través de su lista, tendrá que neutralizar la ola violeta para evitar que se repita lo que pasó en 2023. En octubre del año pasado, sus candidatos quedaron relegados a un tercer lugar. Esa posición fue justamente la que lo privó de bancas en el Senado y le dejó apenas un lugar en Diputados para Nancy Picón.
Si fuera cierta la profecía del peronismo y en 2025 volviera a configurarse un tablero de dos, quedar tercero será una tragedia. Por eso Orrego ya recibe algunas recomendaciones en privado. La primera de ellas es instalar figuras fuertes de su gobierno, para que lleguen altamente competitivas al 2025. La segunda sugerencia es alentar nuevas expresiones que puedan descontarle puntos al justicialismo. Nada nuevo hay bajo el sol.
JAQUE MATE